Capítulo 13

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A Harry siempre le gustó cocinar para su familia, nunca se le otorgó o sintió la obligación de hacerlo, pero para él ver la cara de gusto de sus cercanos cuando probaban algo que el mismo hizo y con sus propias manos, era como la felicidad máxima, le encantaba el tipo de halagos que le daban, y como cocinar se le hacía tan fácil, o bueno la mayor parte. Es por eso que decidió a sus quince años dedicarse a la cocina y a pesar de que su madre le decía que era muy pequeño para saberlo aún y que mejor pensara en otro tipo de oficios para que estuviera seguro, no le prestó atención, el sería chef y sería el mejor porque quería ser el mejor. No quería ser abogado, o arquitecto, o cualquier trabajo que su madre quería que fuera, él quería tener un lugar en donde la gente disfrutara de sus obras.

A través de los años perfecciono cada cosa que hacía y cuando finalmente salió de la secundaria entro a la universidad a estudiar gastronomía, a pesar de las quejas de Jules. Salió con un promedio sobresaliente y le dieron un título a parte al de sus compañeros, luego de eso estudio repostería y cuando finalmente hizo estudio lo que quería abrió su restaurante, su madre lo ayudo y ni siquiera le insistió, en ese momento pensó que su madre por fin lo había aceptado, así que estuvo feliz por eso.

A penas abrió el lugar le fue muy bien, la gente iba y cada cosa que le decían era positiva, contrato a algunos amigos de la universidad que sabía que eran los mejores y los alumnos de la universidad en la que estudio constantemente hacían practicas con él, estaba feliz con su trabajo, lo amaba. Aunque odiaba la parte de los números y matemáticas, pero ese otro tema.

En cambio, Jules lo observaba y pensaba que no tendría tanto éxito y tarde o temprano se iría a quiebra. Y aunque odiaba admitirlo eso nunca pasó, con el tiempo el lugar se volvió más conocido y más exitoso, pronto sería uno de los mejores de la ciudad y su idea de fracaso disminuía con el tiempo, pero no se iba.

Harry por un tiempo también creyó que no tendría tanto éxito, pero cuando se dio cuenta que la gente amaba el lugar, descarto cualquier idea de fracaso. Aunque el hecho de que a su madre no le gustara su éxito lo ponía triste, quería que ella estuviera orgullosa pero nunca lo lograba y fue frustrante cuando supo lo de Louis.

Ahora su ira se había ido y sabía que ahora venia el momento que odiaba, disculparse, pedir perdón nunca le gusto y menos cuando sabía que su madre también le hizo daño, pero era su mamá, su progenitora, prácticamente le debía la vida. Pero su orgullo era más grande.

Ahora después de cuatro días estaba acostado en su cama mirando el techo y pensando en cómo decirle perdón a la señora que era su madre. Su teléfono estaba en su mano derecha y su mano izquierda estaba demasiado ocupada en apretar en un puño su almohada como para usarla para ayudar a marcar el número de Jules.

Suspiro y tiro la almohada al suelo para luego levantarse el y caminar al sillón, nunca soltó el celular. Se sentó en el sillón y sostuvo su celular con ambas manos, bajo por sus contactos hasta que encontró el contacto de su mamá.

"¿Que dices tu? ¿la llamo?" miro a la gata que estaba acostada en su cama, Garfield solo maulló "Pero tengo que hacerlo" recibió otro maullido.

Pensó que tal vez el merecía una disculpa, y claro que la merecía llamo a Louis.

"No quiero llamarla" Garfield se acostó en sus piernas "Gracias, bonita. Okey, uno, dos, tres" marco el número de su madre y solo bastaron dos pitidos para que una voz al otro lado de la línea sonara.

"¿Harry?"

"¡Mamá!, hola, quería hablar contigo sobre, sobre lo del otro día..." mordió su uña, tratando de calmar sus nervios.

"Oh, claro, por su puesto, ¿te gustaría reunirte conmigo en algún lugar?"

"No, mierda, no"

F*** u Tomlinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora