Capítulo 14

119K 9.9K 2.6K
                                    

Al llegar a la Mansión Sinclair, los tres hermanos estacionan sus autos en la entrada principal y me sorprendo por enésima vez con la rapidez con que Edward y su escuadrón de uniformados han salido a ayudarnos con las maletas. 

Me bajo rápidamente del auto, corro hasta el maletero, lo abro, pero antes que pueda agarrar alguna bolsa, siento dos presencias detrás mío. Son Edward y Matt. 

—"Buen intento, Bennett"—imito la voz de Matt y renuncio a la idea que hoy seré yo quien lleve mi equipaje a mi habitación. 

Retrocedo dando paso para que Matt y Edward se encarguen de llevarse todas las valijas. No estoy acostumbrada a esto, pero no puedo negar que se siente bien que te atiendan así. 

Suspiro profundamente y me paro un poco más adelante de la entrada para dedicarme a contemplar lo rápido que el escuadrón de uniformados trabaja. Recuerdo Palm Springs también. Fue muy divertido y todo, pero creo que prefiero la Mansión Sinclair. 

Echo un vistazo hacia un lado, específicamente donde está el auto de Joseph. Isabella y él intercambian saliva, lo que me hace poner los ojos en blanco. Luego, Joseph se sube al auto nuevamente. 

Jane, que estaba dentro de la casa dando instrucciones sobre su equipaje, pasa a mi lado y se dirige a su auto. 

—Nos vemos, Emma—murmura risueña. 

Espera, si ellos se van tan pronto, quiere decir que...

—El trabajo llama—dice Matt saliendo por la puerta y poniéndose enfrente mío. ¿Enserio? ¿Ya? Doy un hondo respiro haciendo mi mejor intento por no parecer desilusionada, pero la realidad es que, así me siento. 

—Estar en casa no los hará generar dinero—suelto un chiste fingiendo una sonrisa. 

Él me ataca con su arma mortal atendiendo a mi chiste y me contempla con sus oceánicos iris durante unos segundos. Algo ha cambiado en ellos, antes los percibía muy tenues y un tanto apagados, pero ahora, centellan de alegría. 

—Vendré por ti a las ocho, ¿de acuerdo?—murmura. Se acerca hasta donde estoy y besa mi mejilla alborotando las mariposas en mi estómago. Después se aleja para montarse en su Ford, que ahora sí me parece más aventurera que nunca. Me pregunto qué otros deportes extremos practicará, pero no dudo que lo descubriré muy pronto. 

Lo veo irse, junto con Jane y Joseph que lo estaban esperando.

—¿Qué sucede a las ocho? ¿Y viste la intensidad de ese beso en la mejilla?—cuestiona Isabella llena de suspicacia acercándose a mí y mi rostro embebido. 

Parpadeo dos veces reaccionando. Estaba tan embobada observando a mi sensual sirviente que olvidé por completo que ella estaba en los alrededores.

—Saldremos con Hannah—miento—. Y, respecto al beso en la mejilla, él hace eso con todas sus amigas. 

—Claro—replica Isabella—. Qué encantador—su tono tiene una pizca de sarcasmo—. Aunque, ¿sabes? Desde que salgo con Joe, nunca he conocido a ninguna amiga de Matt. De hecho, solo le conozco un amigo y es hombre, ese chico Will y su esposa.

Oh por Dios, Isabella. ¿Es enserio? ¿Serás así de pesada hasta que confiese? Qué mal porque no diré ni una sola palabra. 

Giro mi cuerpo entero dándole la espalda para entrar a la casa, pero ella no desiste. Me persigue junto con su nueva actitud de detective.

—Matt no tiene amigas, Emma—Isabella se empeña—. Eres la primera chica con la cual lo veo tan interesado. 

Volteo mi cuerpo para establecer contacto visual con ella. 

Factura al corazón © DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora