El rumor de que a la princesa no le gustan los príncipes ha desestabilizado al reino.
*👸🏻 *
Zephir acaba de cumplir la edad donde debe empezar su propio cuento de hadas, aunque debido a una mala decisión de la reina, se ve obligada a pasar un ver...
Primero que nada, feliz noche de viernes lésbico 🐈⬛💖
Segundo, vamos a tener muchas mascotas ya que SEQ pasa en el campo. Dejen nombres para mascotas 🐁
Tercero, ¿Alguna música que le recuerde a la historia? 🐸
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Preguntar algo privado, ¿Eso lo tengo que malinterpretar o no? No soy mala con las indirectas, solo soy muy cobarde.
—¿Te gusta alguien, Amelié?
De pronto, se puso nerviosa. Tragó grueso, seguí el recorrido por su cuello.
—Sí, supongo —vaciló.
En esos momentos no sabía nada de Amelié más que su personalidad misteriosa que atrajo de manera salvaje a querer saber sobre ella, que teje precioso y que tiene un tatuaje de ranita.
En la academia descubrí mi peor defecto, uno del cual nunca antes había hablado: Soy demasiado enamoradiza.
Nunca me trataron bien en el castillo, nunca nadie se interesó por mis gustos o por hacerme sentir bien, jamás fui la primera persona a tener en cuenta de nadie, mucho menos me dieron afecto romántico por lo que a lo primero que me dieran, caería de rodillas.
Nos quedamos hablando de nuestros gustos en común, que no son pocos hasta que terminó de tejer el Cardigan. Se levantó asegurando que volvería pronto, eso no me gustaba, apenas me dejan sola mi mente habla conmigo.
Y mi mente no dice cosas bonitas.
La sonrisa se desapareció en el instante en el que dejaron de verme, abrí la cámara de mi teléfono a checar mi aspecto, fruncí los labios enfadada. Cambié mi rutina de maquillaje al llegar, culpé a la dieta de verme peor, mi piel se caía a pedazos con el frío o al menos así lo vi yo.
Extrañé los asesores del castillos que me hacían ver irreal, no me gusta mucho mi imagen real, me da pena que me miren a la cara a veces. La seguridad que tenía con Ame como amiga se fue, solo por pensar que podría juzgarme.
Recogí mi cabello, de vuelta enfadada, conmigo. Porque no permitirme pasarla bien aunque sea una noche sin pensar en mi aspecto, ¿Va a ser así siempre?
Forcé una sonrisa cuando volvió, aunque la cerré pronto al pensar que mi sonrisa no es la más presentable. Trajo un par de botellas de colores con gomitas dentro, el nombre estaba tachado aunque el olor a alcohol es siempre reconocible.
—Vete acostumbrando —ella la abrió por mí—. Una de las ventajas de que todas aquí tengan dinero, es que puedes encontrar de todo. En especial en las fiestas que es de dónde me robé esto.
—Gracias —olfateé el líquido—. No sabía que hacen fiestas, pensé que están prohibidas. Viene en la guía.
—Sí, pero una aventura es más divertida si huele a peligro —se encogió de hombros, su cabello deslizó por una fuerte ráfaga de viento a cubrir su rostro—. son en el campamento de niños.
