34. Exilio de princesas

12.1K 1K 790
                                    

Les dejo este hermoso fanart de venuseclipze para que terminen bien la semana

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Les dejo este hermoso fanart de venuseclipze para que terminen bien la semana.

Zephir.

¡Me dijo que sí!

Shered no era mi primer amor, diría que tampoco el más intenso, no era aquella chispa que quemaba mi bosque entero, no era alguien por quién moriría. Era alguien con quien quisiera vivir a mi lado, aprender que el amor es comodidad por encima de cualquier cosa fue reconfortante, eso lo vengo repitiendo ¿No?

Shered podría incluso no ser la indicada, tenía un camino largo que recorrer con o sin compañía, pero sería siempre mi preferida.

Ella supo desde un inicio que mi siguiente parada él era castillo de la reina, se ofreció a llevarme en su motocicleta, era demasiado riesgoso que nos vieran juntas o al menos esa excusa puse para no revelar que me daba miedo caerme. Quedamos en que iría conmigo como apoyo, retrasé esa visita hasta la tarde del día siguiente donde ella consiguió desocuparse.

Llegué vestida por completo de negro cual funeral, no planeábamos ir a conjunto y sin embargo así fue. Uno de los guardias estuvo a punto de parar a Shered a preguntarle por qué cruzaba el jardín principal sin autorización hasta que tomé su mano.

No hubo ningún proceso en particular, las personas encargadas me reconocieron, no cuestionaron que llevara a una chica pues no era la primera vez que ingresaba invitados, se acostumbraron en la época de Sherman. Las puertas del gran salón que utilizaba como despacho se abrieron de par en par luego de media hora de estar parada frente a esta, la vi de espaldas mirando a través de la ventana.

Shered me soltó la mano cuando avancé un par de pasos, asentí consciente de que era un tema demasiado personal de mi familia como para involucrar terceros.

—Sé por qué estás aquí —fue lo primero que dijo cuando cerré la puerta tras entrar, cortando tajante cualquier intento que tuviera de camuflar mis intenciones.

Mis manos dejaron de temblar al hablarle, apreté los puños como si con ello sostuviera mi confianza.

—Buenas tardes, madre.

—Buenas tardes, Zephir.

—¿Cómo...? —me coloqué al lado suyo sin verla a la cara—. ¿Cómo lo sabes? —indagué.

—Me llamó para informarme que le preguntaste —con una mano, instó a que hiciera contacto visual y la frialdad en su mirada me dio escalofríos—. ¿Por qué?

—Quería saber qué pasó. —respondí sin rodeos.

—De vuelta, ¿Por qué? —soltó una larga risa—. ¿En qué te afectan vínculos de hace décadas, Zephir?

—En que ustedes se querían, si hubo un romance entre chicas antes eso me da... —tragué saliva—. Esperanza. No quiero incomodarte ni hacerte sentir juzgada, era que quizás encontraría la razón por la cual que a mí me gustaran las chicas sonara como un pecado para ti.

Si ellas quisieranWhere stories live. Discover now