CAP 8: Preocupación

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Estaba teniendo un agradable sueño y descanso, cuando terribles gritos, regaños y palabras comenzaron a despertarlo, se levantó de golpe de la cama, era muy extraño que en su departamento hubiera tales ruidos pero al instante recordó todo lo sucedido el día anterior y que ahora estaba viviendo en la casa del cenizo.

"KYYYAAAA!!" – se ruborizó al saber que viviría unos días con el cenizo, su corazón latía a toda velocidad.

- KOTA MALDITO MOCOSO CUANTAS VECES HEMOS HABLADO DE ESTO – al salir Izuku al pasillo se encontró con el regaño de Bakugo al menor de cabello negro.

- Buenos días Izuku-nii – apareció de la nada Eri, abrazando al héroe.

- Buenos días Eri – miró de nuevo a los peleoneros - ¿qué sucede? – le preguntó en la bajito a la menor.

- Oh Kota-nii rayó la pared de su cuarto de nuevo, a mamá no le gusta que haga eso, casi siempre están peleando – jaló al pecoso – vamos a desayunar – lo arrastró escaleras abajo.

Al bajar las escaleras con la pequeña notó todo el recorrido de fotografías que había, en unas estaban sólo Kacchan con Katsuma y Mahoro en una edad más pequeña, después en otra estaba Kota también en una edad más pequeña y en las últimas estaba Eri, parecía recién nacida o con pocos meses, el cenizo la estaba cargando en brazos; no pudo evitarlo y se quedó mirando esa foto; le dio una extraña sensación en su pecho.

- ¡¡Aaah!! – gritó feliz Eri - estás viendo mi foto, ese día mamá me adopto, en las otras son el día que fueron adoptados mis hermanos, pero mi favorita es está - le señaló una foto casi al final de las escaleras, estaban todos sonriendo y riendo en un parque acuático,  el peli-cenizo tenía un enorme sonrisa de oreja a oreja – mamá se ve hermosa, ¿verdad? – volteo a ver al pecoso, que estaba ligeramente sonrojado pero con los ojos bien abiertos por la impresión de lo hermosa y perfecta que era esa fotografía.

- Si, se ve hermoso – susurró después de un rato.

- Ustedes dos, ¿qué siguen haciendo ahí?, bajen a...- se detuvo al ver la fotografía que estaban mirando, y su rostro se sonrojo completamente – vayan a desayunar... – les dijo mientras continuaba su camino sin mirarlos.

- ¡MAMÁ! – gritó Eri, con una señal de querer se cargada por el omega.

Quien no se negó y la cargó, mientras hablaban entre ellos, sus otros hermanos ya se habían preparado para sentarse en la mesa, Kota iba entrando, haciendo un leve empujón al pecoso para que lo dejara pasar; aquella escena de la familia unida del Omega, llenó de emociones su pecho, era alegría, un tanto de nostalgia, siempre quiso una familia así de grande o incluso con más cachorros, pero su trabajo de héroe le había hecho ponerse en duda sobre aquella ilusión, por lo que nunca tuvo relaciones tan serias.

- Hey nerd – sacó de sus pensamientos al pecoso - ¿vienes a comer o qué? -.

- Si – asintió feliz y se sentó cerca del omega.

El desayuno fue agradable, unas tantas historias, risas, una pequeña pelea del omega y Kota pero duró poco; después se organizaron todos para salir, el clima hoy estaba fresco por lo que preparó los abrigos de cada menor.

- Oye nerd, espera... - lo detuvo – déjame ver si podría quedarte – se agachó hasta la altura del Alfa, y le acomodó un abrigo, con los colores del ex héroe All Might.

- Kacchan...este es ¿mi viejo abrigo? – le comentó al verse en el espejo de la entrada.

El cenizo se ruborizo un poco así que prosiguió en ayudar a Eri con su abrigo mientras comentaba:

- Fue lo que me dejaste cuando te fuiste...habías dicho que volverías por él – su voz era suave, pero sonaba rota.

Y eso lo distinguió muy bien, subieron todos al auto, Izuku fue en la parte de atrás con todos los demás, durante el camino hizo un esfuerzo por recordar aquel día que mencionaba el cenizo, hizo un duro intento pero no pudo recordarlo.

Bajaron los tres primeros grandes, volvió a bajar el cenizo y hoy todos se despidieron con un beso en la mejilla del omega, le pareció tierno al pecoso, lo que no sabía es que todos los niños conocían la actitud triste de su mamá; aquel acto era para reconfortarlo.

En el camino fue meditando si era buena idea llevar a Izuku al preescolar, no era adecuado por la edad que tenía, pero no podía dejarlo en la escuela de sus hijos mayores porque no quería que sus viejos se enteraran y armaran un gran escandaló.

Ya en el preescolar del cenizo, bajó a Eri, quien se quedó muy quieta sin moverse.

- Perdón nerd – y le puso una gorra.

- Kacchan ¿por qué la gorra? – decía un poco incómodo.

- Sólo por precaución... - comentó.

No quiso decirle al pecoso, pero sintió de nuevo miradas al salir de casa, y sentía un ligero escalofrío afuera de su escuela, su sentido de alerta estaba más que agudizado y no era buena señal.

- Buenos días Bakubro – lo esperaba como siempre Kirishima en la entrada, también llegaban otros padres de familia a dejar a sus cachorros.

El cenizo no respondió, pero la expresión del pelinegro cambio al ver que tenía un nuevo menor, quiso preguntar, pero Katsuki le hizo una señal con su mirada; cuando hacía eso era que disimulara todo lo que pasaba.

Ingreso a Izuku en el salón de Eri, pero el pecoso se negaba a estar en la clase, quería estar con el omega, debía seguir haciendo su investigación y sobre todo, no quería aburrirse en el salón; pero Bakugo se lo ordenó por lo que no tuvo alternativa.

Mientras en la oficina del omega cenizo, estaba teniendo una importante discusión con su mejor amigo.

- Katsuki esto... ¿no te pone en mucho riesgo? – le decía alzando un poco su voz pero no tanto para que el personal no los escuchara – es el símbolo de la paz a quien tienes, es un gran riesgo tenerlo contigo – lo regañaba.

- Crees que no lo sé pelos de mierda, sus malditos amigos insistieron y mis cachorros también, literalmente no me dejaron ninguna puta opción – se defendió.

- ¿Y qué harás si el quirk dura por más tiempo? ¿Si llegara a durar semanas o meses? – lo cuestionó.

Se recargó mucho más en el respaldo de su silla, mirando hacia el techo, en realidad no tenía idea, estuvo pensando toda la noche sobre todos los inconvenientes y las posibilidades de un ataque, estaba estresado y con mucha tensión.

- ¿Y qué harás si se vuelve un niño, si pierde sus recuerdos, y vuelve al comienzo? – esa pregunta lo hizo abrir los ojos como platos al cenizo, sudó frío, no había pensado en aquella posibilidad.

- Jamás...vuelvas a decir eso, él regresará a la normalidad... el volverá a ser lo que era antes...él... - se formaron hilitos de lágrimas en sus ojos.

Kirishima se había sobrepasado un poco con sus palabras, se sintió mal y abrazó a su amigo, el conocía la historia del primer amor que tuvo el omega por aquel pecoso, y que vivió con un profundo sentimiento de abandono, pero también conocía otra parte de la historia que el mismo cenizo desconocía pues los padres del omega, le hicieron jurarle jamás contarle; por su bienestar...más que nada mental.

AMOR EN EL KINDER (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora