CAP 22: Encuentro

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El omega pelinegro se levantaba pesadamente de su cama, tenía mucho sueño no había podido descansar bien por haber soñado con su ex Alfa y su difunto cachorro. Todos los días sin falta el vacío en su pecho está presente, no hay ni un solo día que no recuerde a su bebé.

Caminó pesadamente a la cocina, necesitaba un café muy negro para despertar, pero al revisar su alacena, notó que le hacían falta muchos alimentos y sobre todo su café, olvidó que tenía poco cuando invitó a Midoriya.

Con mucho desgano se arregló para salir a hacer su despensa, pero al estar en la puerta recibió una llamada.

- ¡Hola Bakubro! – simuló alegría en su voz - ¿eh? ¿qué haré? Oh...pensaba ir a hacer despensa ahora, y en la tarde mmm...no tengo planes en realidad jeje – se rascaba su nuca – ah ok, pasaré por ahí en la tarde ¿vale? Byeee – decía enérgico.

Pero al colgar volvió a su cansado rostro, el cenizo lo había invitado a comer con los cachorros, no estaba muy entusiasmado pero seguro era mejor que estar sólo en casa, mientras conducía al supermercado hizo memoria que tenía ya algo de tiempo que no pasaba a la casa de Katsuki e incluso solía quedarse a dormir, desde que apareció Izuku de hecho.

Ante aquel descubrimiento se puso un poco celoso del pecoso, le había robado a su mejor amigo, le reclamaría después cuando se organizaran para el siguiente paso del cortejo con su bro.

Caminaba sumido en sus pensamientos, mientras inconscientemente manejaba su carrito de compras y seleccionaba la comida; iba a doblar en una esquina del pasillo pero su carrito chocó con el de otra persona que también no iba prestando mucha atención por lo que el carrito de Eijiro terminó volteado, la persona con la que choco se disculpó pues su hijo iba jugando por ello el fuerte impacto.

Amablemente el omega pelinegro le dijo a la mujer que no se disculpara, y prosiguió a recoger sus cosas, luego una mano se acercó para ayudarlo a recoger, pensó que era la madre por lo que se apuró en decir:

- Descuide, no es necesario... - oh no, todo el rojo de su sangre subió a su cara al ver frente a él Alfa bicolor.

- ¿Estás bien? – le preguntó serio Shoto, no lo aparentaba en su rostro pero se había preocupado.

- Ah...ahh...si estoy bien, no pasó nada grave – intentaba recoger sus cosas lo más rápido posible pero con ello se tomaron de la mano, y al rozar sus pieles, sintieron un choque eléctrico, que los hizo levantar la mano por la sensación tan fuerte.

Kirishima desvió la mirada, sabía lo que significaban todas aquellas señales, está ante su destinado, y simplemente no lo quería; no quería volver a confiar en nadie.

Shoto distinguío el aroma del pelinegro, que estaba rechazándolo y además estaba triste, no lo presionaría y le daría su espacio, terminó de recoger las cosas, se disculpó y siguió sus compras; claro que mientras estuviera cercas, lo observaría sin parecer tan acosador.

Pero los omegas saben cuándo un Alfa los está siguiendo, vigilando, u acosando; y es que simplemente la feromona los delata, lo gracioso era que aunque quisieran evitarse, terminaban volviendo a encontrarse en los mismos pasillos, comprando irónicamente el mismo producto; a Eijiro se le hizo muy raro, pero lo dejó pasar, al dirigirse a la caja a pagar, no tuvo de otra que estar en la misma fila que Todoroki, pues casi todas estaban llenas; al salir (por misma coincidencia de la vida) habían estacionado sus autos uno al lado del otro.

Eso fue demasiado para el omega, que se avergonzó hasta las orejas; Shoto parecía que no le tomó importancia, ambos subieron a sus respectivos autos y condujeron a sus casas, para este momento el pelinegro se alivió de que ya no lo volvería a ver, pero le pareció muy extraño que el bicolor lo estuviera siguiendo; cuando llegó a su casa, bajó muy cabreado, ya que el Alfa se había estacionado también cercas de él, a una casa de diferencia.

- OYE AMIGO, EL HECHO DE QUE IZUKU-BRO SEA UN ACOSADOR, NO QUIERE DECIR QUE TU TAMBIÉN DEBAS SERLO, ASÍ QUE TOMA TUS COSAS Y LARGATE – gritó tan molestó.

Pero Todoroki no se sorprendió ni un poco, tampoco se asustó, se limitó a mirarlo  tranquilamente, y  después respondió de la misma manera ligera.

- Pero...yo vivo aquí – levantó la llaves de su casa para que el omega las pudiera ver.

- 8022 – y miró el número de la puerta que coincidía con el de las llaves.

De nuevo el color rojo se le subió a su cabeza, diablos...estaba tan avergonzado, habló con impulso, se le había pegado "un poco" la actitud de su amigo cenizo. Estaba por comenzar a disculparse cuando Shoto prosiguió en subir las escaleras para entrar a su casa.

- Ah... - lo detuvo el pelinegro sosteniéndolo del brazo – perdón...no fue mi intensión...creí...lo siento - bajó la mirada apenado.

Todoroki lo observó, pequeño, indefenso, con la cara de un color rosado y rojo, sus ojos carmesí lo miraban con un ruego que le erizó la piel, su instinto simplemente quería atacarlo y hacerlo suyo; trago fuertemente saliva, debía controlarse; quitó la mano del pelinegro, y después acarició suavemente su cabeza.

- No te preocupes, sólo fue un malentendido – le sonrió amablemente e ingresó tranquilamente a su casa.

Pero al cerrar la puerta, se dejó caer sobre el suelo, su miembro estaba tan duro como nunca en su vida, dolía pero estaba disfrutando la intoxicación con la feromona del omega, una sensación embriagante, su cuerpo estaba caliente, su mente flotaba sobre una suave nube que le produjo una sensación de paz que nunca se había imaginado que podía experimentar.

Fue entonces que cayó más en cuenta que esto de su destinado, no sólo iba ser más difícil, sino que también podría estar en mayor desventaja por aguantar en no poseer al omega.

Mientras tanto Kirishima al entrar en su casa, dejó acomodadas todas las cosas, pero su mente estaba distraida, cuando Shoto le acarició la cabeza tan gentilmente, sintió...aahh...ni si quiera puede explicarlo fue una calidez que aún se mantiene, tal vez y aquel Alfa no sea como el anterior...

- AAAHHH... - se gritó – ¡¡¿¿pero que estoy pensando??!!, por supuesto que todos son iguales, no volveré a confiar – se decía molesto, ignorando y desapareciendo la feromona del Alfa.

Miró el reloj, ¡MIERDA!, ya debía alistarse o se le haría tarde para llegar a la comida con Bakugo, se bañaría y saldría a disfrutar su día, olvidando la situación de hoy con el Alfa bicolor.


AMOR EN EL KINDER (FINALIZADO)Where stories live. Discover now