Capitulo 2

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—Buen trabajo, doctora— felicitó Santana a su residente, mientras se lavaban la manos luego de la operación.

—Gracias, doctora López— contestó, y en ese momento la puerta se abrió, mostrando a una Quinn muy preocupada— Doctora Fabray.

—Hola— respondió, y miró a Santana— ¿Por qué no me avisaste que mí tía entró de urgencias?

—Yo las dejo...

—Quinn, estoy hace horas en un quirófano ¿en qué momento querés que te avise?— preguntó cuando la residente se fue.

—Es mí tía— respondió entre dolida y asustada.

—Lo siento. ¿Cómo está?

—No sé, Rachel sigue examinandola.

—La reanimaron— respondió suspirando relajada— Muy bien.

—Si, si, lo hicieron— asintió— pero está grave, Rach no quiere decirme nada, y...

—No puede, Quinn, es muy personal para vos, es tu tía. ¿Por qué no pedís los resultados de los exámenes en recepción?— preguntó, mientras salían hacía el pasillo del hospital.

—No puedo, dió la orden de que no me los digan.

—¿Donde está Sam?

—En la sala de espera, no se movió desde que la ingresaron. También llegó Evan hace un rato, junto a su padre.

—Muy bien, vamos así los veo, y luego me voy a descansar un rato que tengo una cirugía programada en tres horas— dijo, mientras sacaba su celular de su bolsillo ya que le había llegado un mensaje— Mierda.

—¿Que pasó?

—Es mamá, me dijo que tiene que salir por trabajo y no sabe con quién dejar a Sug— negó con su cabeza pensativa.

—¿Y Emily?

—Esta de guardia también— suspiró.

—¿Querés que vaya a buscarla y la traiga a la guardería del hospital?

—No... no la quiero hoy acá— marcó un número de teléfono— Dame un minuto— Quinn asintió— Em.

—Santana ¿pasó algo?

—¿Donde estás? ¿a qué hora terminas hoy?— respondió mientras seguía caminando con la rubia a su lado.

—Estoy en el piso de ortopedia, tuve que venir a buscar algo, y con respeto a la segunda pregunta, no lo sé. ¿Que pasó?

—No tengo con quién dejar a Sug, y me queda mucho tiempo de trabajo todavía.

—¿No llegaste recién?

—No, no. Cuando tenía que irme a casa, tuve una operación de urgencias, y ahora en pocas horas tengo una programada.

—Eso apesta. ¿Por qué no la traes al hospital? sabes que todos la aman.

—Susan está internada, no puedo traerla hoy.

—¿Susan? ¿que Susan?

—Susan, Em.

—Oh. Escucha, yo estoy de guardia, así que puedo escaparme algunas horas, porque estás vos y Shepherd en el hospital. Quiero decir... no es necesario que hayan tres neurocirujanas presentes. ¿Querés que la pase a buscar, y la lleve a mí casa?

—Por favor, gracias.

—No me agradezcas, sabes que la amo, pero encargate de mis pacientes.

—Si, señora— rió, y se despidió.

—Ahi están— señaló su amiga a los tres hombres sentados en la sala de espera, y caminaron hacia ellos.

Sam y Evan son gemelos. Ambos eran rubios, de ojos verdes, tenían un cuerpo digno de atletas ya que eran reconocidos jugadores de fútbol, y eran una copia exacta de su padre, quien también tenía ojos verdes, con la diferencia que ahora su pelo es canoso, y no rubio.

—Hola— saludó la latina suavemente.

—Santana— saludó Will sorprendido, al igual que Evan.

—Supongo que tendría que haberles avisado que San era doctora en este hospital— habló Sam.

—Solo vine a saludar— contestó Santana— ¿No les dijeron nada todavía?

—No, la doctora es una idiota. No nos quiere decir nada, y dice que el diagnóstico todavía es reservado.

—Evan, Rachel es la mejor cardiocirujana. Tené un poco más de respeto hacia ella— respondió Quinn— Si no quiere decirnos nada es porque no quiere dar falsas noticias.

—¿Que les dijo?— preguntó Santana.

—Nada. Trasladaron a Susan hacía otra habitación, y desde ahí no tenemos noticias— miró a Evan— En ningún momento salió a decirnos que no nos podía decir nada, así que respeta a la doctora que está salvando a tu madre.

—Como dijo Quinn, Rachel es muy buena.

—San, estamos hace horas esperando que nos digan algo, y nada.

—Eso es bueno en un punto.

—¿Ustedes no pueden averiguar nada?

—No— contestó Quinn— la doctora está al tanto del pasado de Santana con su familia.

—Rachel es muy amiga mia desde que entré a este hospital, sabe toda mí vida— explicó Santana— Ustedes la conocieron en una oportunidad, es Rachel Berry.

—Tu mejor amiga— asintió Evan, y después miró a Quinn— ¿Y vos?

—Sabe que Susan es mí tía.

—¿Cómo?

—Es mí esposa— respondió.

—¿Te casaste y no le contaste a tu familia?— preguntó Sam.

—La tía lo sabe, y el tío tambien— miró a Will, y luego volvió su vista a su primo— Mí mamá les contó, pero les pidió que no dijeran nada. Y si ustedes no lo saben, es porque no nos vemos hace años, así que no molesten.

—Escuchen, fue bueno verlos, lástima que sea en esta situación— intervino Santana— pero tengo que irme para hacer unas cosas, si necesitan algo, no duden en llamarme... o busquen a alguna enfermera para que lo hagan, yo voy a estar en el hospital por unas cuantas horas más.

—¿No podes quedarte acá?

—Lo siento— respondió la latina— no puedo... tengo una operación dentro de poco y tengo que ocuparme de todo... además de que este es un momento muy familiar.

—Sos par...

—No lo soy, Will. Fui parte de su familia, pero ya no lo soy. Lo siento.

mentira- brittanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora