𝗟𝗼𝘃𝗲 𝗦𝘁𝗼𝗿𝘆 || 𝖡𝗋𝗂𝖽𝗀𝖾𝗋𝗍𝗈𝗇

𝐇𝐢𝐚𝐭𝐮𝐬

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Violet Bridgerton no era tonta, nunca lo había sido, y jamás lo sería. Había estudiado a la perfección las cualidades de su hija para conseguir que tuviera un buen matrimonio, y con la recién llegada Alex Spinster, una nueva esperanza se había instalado en su corazón en un primer momento.

Dos bodas se celebrarían en esa temporada, dos bodas en la familia Bridgerton, y no haciendo referencia a que se quería a la futura duquesa como parte de la familia. No. La cosa era, que en esa temporada de 1813, Violet Bridgerton tenía un solo propósito;

Que dos de sus hijos se casaran. Daphne era su principal objetivo, claro está, pero entonces venía la añadidura en forma de Colin Bridgerton.

Colin Bridgerton y Alex Spinster eran almas gemelas, Violet siempre les había repetido a sus hijos que buscaran el amor en sus mejores amigos, pues así se obtenía un matrimonio próspero. Ella misma era la prueba viviente de lo anterior. Colin quería muchísimo a Alex, podría decirse, incluso, que Colin Bridgerton amaba a Alex.

Alex Spinster también amaba a Colin Bridgerton.

Habían crecido juntos, recibieron golpes por caídas juntos, si uno tenía miedo, el otro no podía tenerlo. Se complementaban, eran sus diarios personales, sus cómplices en las travesuras, sus secuaces. Si uno tenía una idea, el otro ayudaba a hacerla realidad, y si uno se caía, el otro lo levantaba.

Violet creía que vería a la amistad y hermandad transformarse en amor romántico en la temporada de 1813, y que la boda de su hijo y su ahijada correría con ella como organizadora principal. Incluso se había adelantado con ideas, con preparativos, con todo lo necesario. Colin no necesitaba conservar el apellido Bridgerton, por mucho que lo quisiera, porque tenía hermanos para preservarlo.

Pero entonces, en la primera semana de la estadía de la señorita Spinster en la residencia Bridgerton, Violet miró a través del umbral de la puerta de su habitación en una oscuridad tranquila el cómo Alex fue depositada cuidadosamente en su cama por uno de sus hijos, y no era cualquiera.

Era el mayor, era el vizconde.

Era Anthony.

Entonces Violet se dedicó a mirar y analizar, tarea que hacía muy bien, y se dio cuenta de dos cosas;

Que Colin y Alex parecían siameses separados, pero que su amistad era tan sólida que el amor romántico no podría florecer jamás, y que Anthony Bridgerton había encontrado a alguien en quien poner los ojos finalmente, aunque él no se diera cuenta.

La vida no se la estaba poniendo fácil, porque sería egoísta pedirle a alguno de los dos que cediera. Alex podría pedir una moción al consejo y al parlamento para que el apellido Bridgerton se mantuviera, Anthony podría ceder el título de vizconde a Benedict y pasar a ser un Spinster. Violet pensó mucho en qué hacer, pero por más que lo consultaba no lograba crear un plan. Solo esperaba no equivocarse y ver a su hijo feliz.

Pero se había sumado una nueva interrogante a la ecuación.

Su dama de compañía entró con un plumero en la mano tan rápido como pudo, saludó primero, hizo una reverencia y después anunció:

—El duque de Hastings está aquí.

Violet se fue para atrás.

—¿Tan pronto iniciará un cortejo? —sabía que sus métodos eran efectivos, pero estaba excesivamente sorprendida de qué tan rápidos habían sido. Sin embargo, su dama negó.

—Está buscando a Lady Spinster.

—Bajaré en un instante—anunció, permitiendo que su dama desapareciera cerrando la puerta tras de sí.

Lady Bridgerton suspiró pesadamente, mandar llamar a Daphne sería como tirarla a los lobos en ese mismo instante. No había más remedio. Se levantó y salió de su habitación, pasando por la de Gregory a quien Benedict le estaba enseñando matemáticas. Los saludó y bajó las escaleras.

El duque de Hastings estaba recargado en una columna del salón, en una de sus manos sostenía una pequeña caja con un lazo color lila, y tan pronto como escuchó pasos venir hacia él, se estabilizó completamente mirando en esa dirección.

—Lady Bridgerton-la saludó, recibiendo otro saludo en respuesta—. Siento no avisar con antelación mi visita.

—No se preocupe, Su Excelencia—dijo Violet restándole importancia—. He escuchado que está buscando a Lady Spinster—recibió un asentimiento de cabeza en respuesta.

—Venía a disculparme por el momento de ayer.

—Lamento decir que no se encuentra en casa. Salió muy temprano por la mañana acompañada de mi hijo Colin y mi hija Eloise a la residencia Spinster. No deben de tardar, por si gusta esperarla.

—No, no, está bien. Se lo diré en la baile de esta noche.—negó rápidamente-. Solo por favor, dígale que vine.

—Por supuesto, Excelencia—el duque estiró la caja, Violet hizo una seña a una de sus damas de que la tomara.

La despedida fue rápida, y las zancadas del duque para salir de la residencia fueron grandes. Violet no quería ser cotilla, pero sus delicadas manos tomaron aquel lazo y lo abrieron con cuidado.

Se trataban de quince macarons Marie Antoinette de color rosa pastel, una flor de lirio, y una nota que no leyó.

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[Hiatus]; Paréntesis entre dos capítulos. Usualmente corto.

[Nota]; Muchas gracias por sus votos y comentarios, en especial estos últimos, los aprecio muchísimo.