𝐐𝐮𝐚𝐭𝐭𝐮𝐨𝐫𝐝𝐞𝐜𝐢𝐦

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XIV

—Te amo Alex, es verdad— Anthony caminó dos pasos hacia la joven, incapaz de despegar la vista de sus ojos—. Todo lo que dije siempre ha sido verdad. Lo he intentado todo para sacarte de mi mente pero cada día que me levanto por la mañana eres el primer pensamiento que atiborrada mi mente, y cuando voy a dormir es tu cara a la que veo con la esperanza de que el día siguiente sea a mí a quien sonrías.

—Anthony....

—Espera—le dijo con los ojos cristalizados acorralándola completamente contra la pared; tenía miedo de que saliera huyendo. Su mano subió a la cara de la joven y con su pulgar secó una de sus lágrimas—, antes de que me digas que no es mutuo, solo déjame atesorar este recuerdo en mi mente por una última vez.

Alex no tuvo ningún instante para responder y aclarar sus sentimientos, pues el rostro de Anthony se acercó y su boca atrapó la suya en ese momento. La estaba besando, y Alex le estaba correspondiendo.

Era torpe, era su primer beso, y Anthony la estaba guiando completamente sorprendido de que la joven Spinster no se hubiera alejado en el primer instante en que ocurrió aquel atrevimiento. Las manos de Alex que antes se encontraban a sus costados ahora se dirigieron por detrás de la cabeza del Bridgerton, quien a su vez afianzó el agarre que tenía en la cintura de la joven.

—Yo también te amo, Anthony—le confesó, pero se encontró con que Anthony no estaba sonriendo.

—Lo siento— murmuró Anthony una vez que se separaron, había confusión en su mirada que fue contagiada por la sorpresa de Alex—, en verdad lo siento mucho...

—Anthony— ahora fue la mano de ella quien limpió una de sus lágrimas. Anthony tomó entre sus manos la de Alex, atesorando ese contacto —. Casémonos, Anthony.

—Yo no puedo, Alex— la voz se le quebró y caminó para atrás negando con la cabeza. Los ojos completamente cristalizados de Alex lo miraron destruida y su mano abandonó aquella cara para posarse en la boca entre abierta de su dueña.

—Por favor...

—De verdad lo siento—sus sollozos eran más fuertes, tanto que cerró los ojos con fuerza. Alex comenzó a respirar agitadamente.

—¿Por qué no?—le cuestionó y la voz le temblaba, sentía que sus piernas le iban a flaquear en cualquier momento. Se sentía usada, destruida—. ¿Es que es tan horrible casarse conmigo?

—Si estuvieras en otra posición lo haría sin pensarlo— estaba destruido, sus ojos se posaron ahora en la pequeña caja de terciopelo que descansaba en el escritorio de su estudio, al otro lado de la habitación—, pero no puedo, le hice una promesa a mi padre, no puedo, Alex.

Alex soltó un poco el aire que tenía contenido en la garganta y que la estaba asfixiando, dio dos pasos hacia enfrente y estampó con fiereza su mano en la cara del Bridgerton que solo atinó a bajar la vista. Sabía que se lo merecía.

En su pecho depositó aquella última carta recibida, Anthony la tomó sin comprender.

—Sienna Rosso sería una increíble esposa también, qué lástima que ninguna mujer en tu vida llene la posición que creas conveniente— murmuró entre dientes, y al ver que Anthony la miraba completamente perplejo pudo continuar—. Se merecen tanto el uno al otro. Dile que si vuelve a enviarme otra carta un malviviente con cinco chelines y tres peniques en su bolsillo podría tocar a su puerta y acabar con su miserable vida—escupió con rabia y estaba dispuesta a marcharse, pero Anthony fue más rápido y la tomó de la mano acercándola contra su cuerpo.

—Si fueras otra persona quizá estaría bien y podríamos estar juntos—intentó explicar exhalando con pesadez, pero para Alex estaba más que claro. Ella no valía la pena como para que el Bridgerton dejara su título —. Te amo.

𝗟𝗼𝘃𝗲 𝗦𝘁𝗼𝗿𝘆 || 𝖡𝗋𝗂𝖽𝗀𝖾𝗋𝗍𝗈𝗇Where stories live. Discover now