Capítulo 30. Cambios

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Oven


Ese mismo día vi al nuevo omega con mis propios ojos, era muy joven, muy bonito y olía a puta canela y miel.

Blue me parecía pasable, un incordio con tanto hablar, pero pasable, a este directamente lo odié.

Y creo que con toda mi mala leche y carácter del demonio nunca había odiado a nadie de ese modo en mi vida. Sin conocerle, solo por existir.

No es que Rake y Chip no estuvieran en mi lista de seres humanos a los que destruir lenta y dolorosamente.

Es que cuando le vi supe que lo tenía todo perdido, que Hammer me iba a pegar la patada de su vida y se iba a quedar con él.

¿Él tiene la culpa? No, ese omega no tenía la culpa pero yo odio a quien me salía de la punta de la polla.

Hice mis tareas, y supe que mi vida iba a ser un infierno si no conseguía que me quitaran la casa de Hammer. Aunque conociendo mi puta mala suerte, tendría que cambiar las sábanas en donde Hammer y Honey, odiaba hasta su nombre, habían estado follando toda la noche.

¿Y lo peor sabes qué es? Que yo lo sabía, que eso solo era un arreglo temporal, que esos encuentros con Hammer eran algo que no podían durar, ni siquiera yo debería desear que duraran.

Solo me ocasionaban problemas, como estar allí por ejemplo, como tener que correr y esconderme como un ladrón por las noches, como creerme que algo en mi vida podía cambiar.

Esa mañana me había abrazado a Hammer como nunca lo había hecho antes, y él me había devuelto el abrazo del mismo modo, desesperadamente.

Pero tuvimos que separarnos, él tuvo que irse cuando los miembros de la manada comenzaban a salir, cuando el nuevo día se ponía en marcha.

—Tengo que irme, algunas cosas han cambiado —joder, eso dolía y a mí no me dolía nada, nada que tuviera que ver con mis sentimientos y ahora parecía que me los arrancaban del cuerpo.

Solo asentí, por qué dime qué mierda podía hacer, ¿decirle que por favor no me dejara? ¿Qué me eligiera a mí sobre un omega perfecto destinado para él?

A veces soy un imbécil, pero no tanto, no tanto, de verdad.

Este día va a ser duro, no he dormido una mierda, y la imagen de la nueva cosa esa me jode la mente, de él y el alfa que siento como mío.

Se cancela todo: sí, soy un imbécil.

Me dirijo a mi trabajo sin mucha más resistencia, no es como si pudiera meterme debajo de una piedra y olvidarme de todo. Así que voy a limpiar toda la mierda que pueda, voy a anestesiarme con grandes cantidades de lo que esas letrinas tengan para ofrecerme hoy.

Confío en vosotros, putos alfas, espero que hayáis cagado mucho.

Estos nunca me fallan, parece que un nuevo omega les ha dejado el muelle flojo, y mientras me afano en mi misión de liberar de heces al mundo civilizado, una idea me viene con fuerza. Una idea de mierda, nunca mejor dicho.

¿Y si ha llegado la hora de irme a la frontera? Siempre fue un pensamiento residual, tú sabes, cuando la cosa se ponga fea no me veis más el pelo, hijos de puta. Pero es que la cosa ahora realmente estaba sucediendo.

Mi primer pensamiento es ¿me dejará irme Hammer? El segundo pensamiento es ¿le dará completamente igual que me vaya, incluso se alegrará de que me quite de en medio?

Me quedo con la escobilla levantada, paralizado por mis propios pensamientos lastimeros.

¿Quién eres y que has hecho con mi verdadera personalidad, ser inmundo?

Maldito saco de pena con patas.

No, no me gusto así, no soy así y no lo voy a ser por ningún alfa, ni aunque sea el puto Hammer.

Me afano en mis tareas ese día, quiero llegar pronto a hablar con la abuela, su amigo seguro que puede sacarme de aquí, y sino... me iré yo mismo.



Slate

Dejo a Mop descansando, no quiero salir huyendo pero es lo que hago de todos modos.


Me cuesta no pensar en lo que he hecho con él, no es como si no me hubiera acostado con otros gammas además de con Oven. Ese no es el problema, el problema es que es Mop.

Y yo no quiero hacerle daño a este gamma, porque ya ha pasado por mucho, y yo no soy su solución.

En la vuelta a mi zona veo de nuevo las diferencias, es indignante en las condiciones en las que viven, y lo más indignante es que creo que es la primera vez que pienso en algo así.

Nunca me ha preocupado nada más de ellos que lo que me concernía a mí y a Oven, ni siquiera en como vivía él.

Meneo la cabeza, está mal, muy mal.

—A buenas horas llegas —me dice el capataz de la nueva obra en la que trabajo, mientras los betas obtienen nuevas y bonitas casas, los gammas viven hacinados en barracones donde las paredes se están desmoronando.


No pasa ni media hora cuando un par de gammas aparecen para traer el agua, normalmente ni los vemos, pero esta vez uno se acerca a mí y coloca una enorme jarra de agua fresca delante de mí y me sonríe tímidamente antes de irse.

—En serio, no sé que les ves a esos gammas, Slate —me dice uno de los chicos —, pero está claro que esa está muy agradecida con lo que le has dado esta noche.

El gesto es obsceno e inadecuado, no, yo a esa gamma no le he dado nada, pero a otro sí.

Y a lo largo del día, consigo más muestras de agradecimiento de los que me he ganado en toda mi vida.

A la hora de la comida, mi plato tiene los mejores trozos de pollo.
Mi cama está hecha de un modo tan bonito que da pena deshacerla, incluso mi ropa huele mejor que nunca.

No entiendo bien porqué ocurre esto, pero sí sé quien lo está haciendo, y me temo que al final es demasiado tarde para no hacerle daño.


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Suma y sigue.


Hasta el domingo.

Besos

Sara

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