Capítulo 47. Acabados

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Oven

Me cago en mi vida, ¿qué mierda es esto? Una gamma chunga rodeada de deltas que dan puto miedo, eso y a Honey moviéndose como una marioneta en sus manos.

Cuando empiezan a moverse me escabullo. A la mierda mi plan de irme en silencio, ahora el plan es volver aún más en silencio.

Tengo que encontrar a Hammer y avisarle de toda esta mierda. Y por el estado en el que está toda esta gente nos van a comer con patatas.

No había visto en mi vida a un delta, y mira, qué quieres que te diga, jodidos son los alfas, pero a estos les pasa algo raro, algo realmente raro.


No quiero ni imaginarme como deben estar nuestros alfas de los otros puntos de acceso, pero me da que mal, muy mal. Que vienen para jodernos vivos.

Y la tipa esa tiene cara de que suele joder vivo a quien quiera.

Si no fuera porque me da la sensación de que nos va a matar a todos hasta me daría curiosidad, una gamma así, ver para creer, la verdad.

Cuando llego al punto donde me encuentro a los primeros betas alcoholizados, sé que ya no tengo que esconderme, sino correr, correr como un desgraciado.

—Ey, ¿dónde demonios te has metido? —Unos brazos enormes, enormes y con fuerte olor a casa me abrazan.

—Nos vienen a joder —le digo ante su cara sonriente.

—No, ya no más, Dagger nos ha aceptado en su mesa, eres mi gamma, para siempre —me dice Hammer besándome.

Pero no proceso del todo la noticia, ahora, ese es el menor de nuestros problemas.

Hammer está muy motivado porque es todo manos y lengua, pero como puedo lo aparto de mí.

—Deltas —digo recuperando el aliento—. Hammer, putos deltas entrando y son muchísimos.

Hammer entonces se queda rígido, si tuviera pelo en la espalda se le hubiera erizado, pero solo las aletas de su nariz se expanden olfateando el aire.


Y me mira.

—¿Estás seguro? —me pregunta, pero parece que es más una pregunta de control que duda real.

—Los he visto en el acceso este, han matado a los alfas.

Hammer exuda ansiedad, y no es para menos.

Me agarra de la mano, y tira de mí hacia la celebración, incluso para mi manada es excesivo el estado en el que los encuentro.

—Cuando todo esto pase me contarás qué hacías tú esta noche en el acceso este —me gruñe, y sé que sí, que tendré que hacerlo.

Pero ahora estamos yendo hacia la mesa del líder, y sé que algo empieza a ir mal.




Mop

Tengo miedo, tengo mucho miedo. Odio el olor de Rake, odio todo de él, y él me odia a mí.

—Déjame, por favor. —Lloro sin poder evitarlo.

Pero el agarre de Rake solo se hace más duro, y sé que no lo va a hacer.

Me tira al suelo, está frío y oscuro y allí no hay nadie.

—No eres nada —dice con odio en su voz—. No eres nadie y te lo voy a dejar claro para que lo entiendas.

Ese siempre ha sido el mensaje que me he dicho a mí mismo, pero no, no soy nadie, soy Mop y me merezco lo mismo que los demás.

GammaWhere stories live. Discover now