Narra _______:
Sentí que mis ojos se cristalizaron, oh no ______, no llores, tienes que mantenerte fuerte.
-Alonso.-carraspeo Estevan.
-Dime -dijo mirando a Mia.
-Estamos acá, si no te haz dado cuenta -dijo Estevan.
-¿Mia, subimos? -pregunto Alonso mientras le acariciaba la mejilla.
-¡Eres un idiota, Alonso Villalpando! ¡Te odio! -grite.
-No me van ni me vienen tus malditas palabras -gruño Alonso.
-¿¡Sabes qué!? Haz lo que quieras con tu puta vida.
-¿Recuerdas las promesas que te hice? Te puedes ir a la mierda junto con ellas, yo no te amo -dijo él.
Mis mejillas estaban llenas de lágrimas, y me ardían los ojos como el infierno, tenía un nudo en la garganta. Busque desesperadamente en mi mochila el
collar que le había comprado, adentro le había puesto una foto de los dos y una pequeña llave. Se lo tire a Mia por la rabia e impotencia que tenía, le llego en la cabeza haciendo que ella chillara.
-Terminamos, quédate con Mia, acuéstate con todas las chicas que quieras, porque a mi la verdad, me da lo mismo -mentí.
-No mientas, se que igual me amas -me
miro divertido.
-¡Bryan es mejor que tu pedazo de idiota! Poco a poco te voy a olvidar.
-Puta -murmuro.
-¿Cómo me dijiste? -me acerque a él.
-Puta -repitió.
Le pegue una cachetada que hasta a mi me dolió, vi su mejilla, mi mano estaba marcada en su mejilla.
-Nadie me pega, ya verás -se levanto dejando a Mia alado.
-Yo lo hice -sonreí- Que pena cuando Columba se entere de esto, ¿no? ¿Qué ejemplo le vas a dar a tu pequeño hermano? Vales mierda, Villalpando.
Él iba a decir algo pero se quedo callado, le había dado con el tema más importante para él, sabía que lo que yo decía era cierto. Estoy tan enojada, las lágrimas ya no caían, lo que estoy haciendo era lo correcto.
-¿Qué más iba a hacer?.- lo reté.
-Mia, vámonos -la agarro de la mano y salieron de la casa.
Apenas salieron caí de rodillas al suelo, y las lágrimas empezaron a caer nuevamente, él había conseguido lo que quería, estar sin mí.
-Vamos pequeña, no llores -susurro Estevan acariciando mi cabello.
-Yo lo amo -sollocé.
-Quizás él no era para ti.
-Para mi él era perfecto, Estevan. Amo sus malditos ojos azules, las pequitas que se encuentran en su rostro, su nariz recta, sus labios rosados, su sonrisa. Todo, nadie lo va a remplazar, nadie -llore.
-Todo esto va a tener un arreglo ya verás.
-No Estevan, ¡No! Él ya no me ama, fue directo conmigo y no le importaron mis sentimientos.
-Yo hablare con él, ¿si? -me abrazo.
- No, déjalo tranquilo -respondí.
-¿El collar que le diste era el que le habías comprado cuando se iba?
-Si -mordí mi labio inferior.
-No quiero verte triste enana, ¿quien esta de cumpleaños en una semana? -río.
