Narra _________:
El mensaje que me había enviado Alonso me dejo muy sorprendida, ¿acaso no pensó antes de decir eso? Hace unos días me decía lo mucho que amaba a su novia y lo feliz que era con ella. No me gustaba el simple hecho de pensar que podía arruinar una relación ni mucho menos cuando Ivanna estaba embarazada de él.
-Lo siento, ________.
-No te preocupes.- sonreí.
-Vamos.-tomó mi mano.
Empezamos a subir las escaleras e hicimos una competencia de quién llegaba primero a la segunda planta de la casa, finalmente él llego, ya que ocupaba el mayor espacio de las escaleras, dejándome a mi detrás.
Entramos a lo que supongo era su habitación, no había nada fuera de lo normal. Paredes blancas, cama con cobertores azules, armario, algunos que otros premios, y fotos colgadas de la pared que sobre todo llamaron mi atención.
-Bueno.. Aquí esta el armario, puedes tomar cualquier sudadera y..-caminó hasta la puerta que estaba del otro extremo de la habitación.- Aquí esta el baño.
-Muchas gracias Abraham, en serio.
-No es nada, te dejaré para que tengas privacidad, baja cuando termines.
Me brindó una amable sonrisa y salió, miré de nuevo las paredes y me acerqué a ver las fotos. Él con su familia, con una pequeña que, por los rasgos, estoy segura de que era su hermana y finalmente, una chica que aparentaba tener mi edad o tal vez un poco más.
Ella era hermosa, tenía una cabellera rubia natural hasta la cintura, ojos color avellana, tez blanca y una pequeña nariz adornada de pequeños lunares al rededor. Quizás era su novia, y sinceramente, viendo las fotos eran la combinación perfecta.
Pude percatarme de que encima de la foto podía alcanzarse a leer un ''Te Extraño'' en letra cursiva.
Fruncí el ceño, varios pensamientos rodaban por mi mente, ¿habrá muerto?, ¿terminaron?.. La curiosidad me mataba.
No lo pensé más y me dirigí al baño para ducharme, me deshice de mis prendas y entre a la bañera, una vez que terminé, sequé mi cuerpo y me puse la ropa interior para después salir al armario y buscar una sudadera.
Estuve apróximadamente 5 minutos buscando una que fuera de mi agrado, era imposible que no pudiera encontrar una en absoluto. Seguí inspeccionando una por una, hasta que me tope con una sudadera de mujer, era blanca y ajustada al cuerpo, la tomé y la acerqué a mi para olerla, olía bien.
Entonces me di cuenta de algo, la sudadera era de la chica de la foto, ¡absolutamente era la misma!.
La devolví a su lugar y me puse una sudadera gris que por cierto, era la más pequeña que encontré.
Baje rápidamente las escaleras, nuevamente me encontré con Abraham hablando con su mamá.
-Vous etes belle.- hablo Abraham.
-¿Qué?.-hice una mueca.
-Te ves chistosa tratando de entender otro idioma.- rió junto con su mamá.
-¿Eso había dicho?.- encarné una ceja.
-No cariño, él dijo que te ves hermosa.- contestó su mamá.
-Ohh, gracias.- murmuré.
-¿Quieres que vaya a dejarte al hospital?.- se levantó Abraham.
-Si..Pero, antes quiero pasar por la casa de Alonso.
-¿Para qué?
-Estoy quedándome con él y su familia.
-Bien, vamos.
