Chico en una nave espacial

Capitulo 41

"¡No!" Xara gritó cuando varios misiles y láseres fueron lanzados sobre la estación.

Una estación espacial como la estación de Dresdon fue extremadamente costosa de construir. Ningún gobierno o nación tendría la determinación de destruir un lugar así y perder los billones invertidos en construirlo. Incluso si su peor enemigo viviera allí, dependerían de extradiciones, acuerdos y espionaje para lidiar con ese lugar. Tomar ese lugar fortalecería la presencia de una nación en esa parte de la galaxia, mientras que su destrucción sería una pérdida para todos.

No se sabía bien cómo Dresdon llegó a tener el control de tal estación, pero había mantenido ese control durante algún tiempo y había mantenido el control de la estación de Dresdon fuera del alcance de la Alianza Galáctica durante décadas. En un solo día, esa dinámica de poder fue derrocada, y el General Dirik, así como la Alianza Galáctica, obtendrían un poder incalculable debido a esta victoria. Nadie estaría tan loco como para interponerse en su camino, excepto uno.

El jefe debería haber sido alguien que dudara más en atacar la estación. Después de todo, su padre estaba en la estación y no se sabía si había escapado o no. Sin embargo, dio la orden de todos modos y, a pesar de los gritos de Xara, el ataque continuó hasta que toda la estación estalló en una enorme bola de fuego. Mientras veía explotar la estación, Harmony solo pudo apartar la mirada, una sensación de dolor le atravesó el corazón.

No había vuelta atrás ahora. Esta era una estación llena de soldados de la Alianza Galáctica, y ella estaba en la nave que la destruyó. Incluso podría ser acusada de traición y de facilitar la destrucción de la estación, delito punible con la muerte. Muchos buenos soldados acaban de perder la vida. No era solo la Alianza Galáctica, sino que la estación aún albergaba a innumerables personas. Muchos eran delincuentes y miembros de sindicatos del crimen, pero otros tantos podrían haber sido comerciantes o familiares. Todos habían sido encarcelados y habrían quedado atrapados allí mientras el lugar explotaba a su alrededor.

"¿Faratita?" Boss de repente rompió el silencio persistente.

"¡S-sí!" Faratite saltó, habiendo estado mirando en estado de shock tanto como los demás antes de presionar apresuradamente algunos botones. "No hay transbordadores que hayan logrado despegar".

"¡Tú... tú los mataste!" Xara gritó, volviéndose hacia Boss. "Los mataste a todos".

Las otras mujeres en la habitación se pusieron rígidas. Ninguno de ellos se atrevería a cuestionar a Boss en ese tono. Su tiempo en la prisión para mujeres de Taigen fue notorio. Ella era alguien que tenía un número de muertos allí. Las personas que se habían atrevido a desafiarla estaban todas muertas ahora. Esto incluyó algunos nombres extremadamente famosos, uno de los cuales incluye a la madre de Trinity.

"Si esos oficiales de la Alianza Galáctica llegaron a sus transbordadores, podrían haber abordado la nave tan fácilmente como lo hiciste tú. Podrían habernos causado muchos problemas e incluso podrían haber amenazado nuestras vidas".

"¿Y-y qué los demás? ¡La mayoría de las personas en la estación estaban en contra de la Alianza Galáctica!" Xara gritó acusadoramente.

"La mayoría de ellos habrían huido. Los que no lo hicieron se habían convertido en prisioneros de la Alianza Galáctica. Les hice un favor. No tendrán que ser prisioneros de la Alianza Galáctica por el resto de sus vidas".

"¡Padre todavía estaba allí!" espetó Xara, estirando la mano y agarrando la túnica de Boss.

Esta vez, hubo un jadeo audible entre las otras mujeres que miraban. No les sorprendió que Boss disparara sin piedad contra su propio padre. Eso se esperaba de ella. Sin embargo, tocar a Boss era algo que nadie podía hacer. Algunos de ellos incluso dieron un paso atrás, preparándose para agacharse antes de que la sangre comenzara a salpicar. Fue bastante desafortunado cuando alguien estaba en la zona de salpicaduras de Boss cuando ella comenzó a matar. En lugar de matar a Xara de inmediato, Boss se acercó con calma y agarró las manos de Xara, quitándoselas pacientemente de la capa.