Capítulo 6: ¿Estás seguro, ChiFeng-Zun? Es de armas tomar

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Nie MingJue ya ha asumido que va a pasar bastante tiempo en el ala médica del Muelle del Loto, entre sus hábiles doctores, como en su día también había —aunque luego se escudaba en la ayuda de Lan XiChen y en el Sonido de la Claridad para no tener que hacerlo; no siempre funcionaba— asumido que debía visitar de manera regular a sus propios sanadores. Pero no por ello, por saberlo o por ser consciente, se siente menos incómodo. Por supuesto que no, está incomodísimo. Y, por alguna cruel razón que no alcanza a comprender, eso parece divertir a Jiang WanYin.

(Cree que no se ha dado cuenta, pero Nie MingJue ve con perfecta claridad las divertidas miraditas de soslayo que le dedica de vez en cuando, mientras caminan en silencio en dirección a una de las múltiples consultas que conforman su enfermería. Sus ojos relucen, con interés, aunque los tiene un poco enrojecidos por culpa del cansancio y por pasarse la noche en vela.)

Si tiene que ser sincero consigo mismo, cosa que tiende hacer, en especial después del susto del bosque, nunca le han gustado los matasanos. Hay una cierta reticencia a ellos en su mentalidad y en su sangre, en la cultura misma de Qinghe Nie, aunque reconoce su necesidad. Ha sido el primer líder de su secta en hacerlo, todo un logro en comparación. Debe admitir, eso sí, que solo por culpa de su hermanito. Aun así, la idea de ponerse en manos de otro no le termina de encantar. A no ser que esas sean las manos de Jiang WanYin, en las cuales está convencido de que se dejará sin lugar a dudas. De alguna forma, ya lo está. Y... y a través de él, en las de sus médicos, por mucho que le incomode.

-¿Estás asustado, ChiFeng-Zun?

-¿Qué te hace pensar eso, Sandu ShengShou?

Jiang Cheng frunce el ceño al oír su título. No parece que le encante, así que es el turno de Nie MingJue para las sonrisillas burlonas. Su compañero líder le fulmina con la mirada.

-¿Vas a llamarme por el título cada vez que yo lo haga?

-Me parece lo justo. -El honorable ChiFeng-Zun se encoge de hombros, y Jiang WanYin pone los ojos en blanco, porque le recuerda a un niño pequeño. Diría que hay veces que su sobrino es más maduro... salvo que no. Jin Ling es un pequeño pavito real que no conoce la madurez ni lo necesita. Y va a encargarse de que la cosa siga así durante todo el tiempo posible-. Es más simétrico así.

-¿Y si te trato como "líder de secta Nie"?

-Entonces yo tendré que llamarte "fierecilla", fierecilla.

-¡¿Dónde demonios está la simetría ahí?!

Jiang WanYin le fulmina con la mirada mientras siguen caminando. Cualquier otro se habría tropezado al girarse hacia él con esa brusquedad, pero, de nuevo, él es Sandu ShengShou, y en su furia hay una destreza y una elegancia que Nie MingJue solo puede encontrar arrebatadoras. Y esa boca deslenguada suya, francamente divertida.

-No la hay, solo intento disuadirte.

-Eso es jugar sucio, MingJue. -Bufa, cruzándose de brazos-. No me esperaba una táctica tan rastrera de ti.

-Ah, pero me has lanzado el primer ataque, WanYin. -Dice, enfatizando cada sílaba hasta lograr que ese ceño fruncido suyo se profundice más y más-. Solo estoy contraatacando.

-Por supuesto. -Masculla-. Sigue intentando que me lo crea, la labia no es lo tuyo.

-Por desgracia, esa parte la sacó A-Sang de nuestra otra madre. Tanto la mía como nuestro padre eran muy directos.

-Así has acabado.

Nie MingJue lanza al aire una sonora carcajada, porque su rudeza no le resulta para nada insultante. En realidad, la encuentra divertida. Y encantadora. Aunque, llegados a estas alturas, todo aquello que hace o dice Jiang WanYin le parece encantador. Ha empezado a darse cuenta hace poco... y ahora, en cuanto se detienen delante de la puerta de la consulta y se da cuenta de lo que ha estado haciendo —distraerle, tranquilizarle— la sensación se multiplica. Y es cálida. Tanto que siente parte de ese calor en el rostro.

Clarity Bell [MingCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora