Capítulo 7: Sigo aquí, Nie MingJue

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Pasan los días. Que Nie MingJue se haya acostumbrado a las sesiones de transfusión de energía espiritual con Jiang Cheng no es del todo verdad... pero tampoco del todo mentira. Está justo en la mitad de ambas, ni más ni menos. Por una parte, Nie MingJue ha encontrado en este tratamiento una tranquilizadora rutina a la que aferrarse. Se despierta, habitualmente temprano, va a las cocinas del Muelle del Loto y o bien desayuna a solas o lo hace mientras charla con los que allí trabajan, y después se dirige a los aposentos de Jiang WanYin, que al parecer encuentran ambos más acogedores que un cuarto estéril del ala médica o una consulta con terceros mirando. Yu Shi les ha animado a realizar estos intercambios dónde más cómodos se sientan en sus distintas sesiones, y este fue el lugar que acabaron por encontrar, ese sitio donde Jiang Cheng puede respirar en paz, y dónde él puede coger aire y arreglárselas para que se quede en sus pulmones más de un segundo. Jiang Cheng siempre está vestido cuando le recibe, como él, a mitad del almuerzo o bien terminándolo. Comidas frugales en su mayoría, cosa que hace que el primer venerable frunza el ceño día sí y día también. Se sientan juntos, el uno frente al otro, y el joven líder del Loto comienza con la transfusión, siempre con un procedimiento idéntico a la primera. Durante estos ratos que comparten, a veces hablan. En ocasiones, su conversación es distendida y ocupa temas sin importancia. En otras, tratan asuntos más relevantes, como podría ser lo referente a Jin Ling o sus experiencias compartidas durante la guerra. Poco a poco, usan estas charlas para conocerse mejor, para empezar a calar el uno en el otro a través de un goteo lento.

Otras veces, no dicen nada. Se saludan, se sientan en silencio y se concentran en la unión de sus energías espirituales, en cómo una purifica a la otra a través del paso por la campana de claridad. Esto suele ocurrir cuando uno de los dos —Jiang WanYin, la mayor parte de las veces— ha pasado una mala noche. Si cuando le recibe su joven compañero muestra un gesto adusto, el ceño fruncido con fuerza y ojeras marcadas, Nie MingJue se limitará a servir un té para ambos, darle su campana de claridad y callar. Y pensar, cosa que muchos, incluido Jin GuangYao, considerarían muy poco digna de su persona. Pero piensa y analiza las cosas, sobre todo en lo referido a este tratamiento. Se supone que la energía espiritual que le llega es la suya propia purificada gracias a Jiang WanYin, pero siempre se siente pletórico cuando terminan. Como si tuviera más qi dentro de él que el que poseía al comenzar la transfusión. Más cantidad, mayor pureza y una sensación distinta que no termina de resonar con su núcleo, pero que se amolda a sus necesidades pasados unos segundos en su cuerpo. Sangre nueva, boyante. Es revitalizante, pero a la vez trae consigo una sensación de agobio de la que no siempre logra deshacerse tan rápido como a él le gustaría.

Dos corrientes de energía espiritual chocan en su interior. La renovada tiende a ganar la mayoría de veces, por eso su desviación de qi y sus síntomas son cada vez más leves. Duerme mejor, se siente fuerte y las oleadas de pánico en las que no puede respirar y llegan la ira y las alucinaciones hace ya casi un mes que no ocurren. No ha tocado todavía a Baxia, pero la siente menos lejana, menos imposible. Siente que recuperar el sable no es imposible. No con este qi nuevo bullendo en sus venas.

Sin embargo, hay días en los que esto no ocurre. Días en los que Jiang Cheng no está tan fuerte como debería y, en consecuencia, la energía espiritual que limpian juntos tampoco. Esos días, la energía inestable que produce su núcleo corrupto logra imponerse, y eso se traduce en dolorosos ataques que le hacen tambalearse hasta los cimientos de su base de cultivo. Pesadillas, pensamientos intrusivos y un comportamiento errático, aunque nunca llega a perderse en la violencia. Inquieto e incómodo, no se aleja de la realidad. Pero sufre de un malestar que inunda cada nervio de su cuerpo, uno al que no logra ponerle nombre. Y le hace temer, porque quién sabe cómo podrá librarse de esto... O si podrá, siquiera.

Por suerte, estos días son minoría. En la mayoría de ocasiones, las transfusiones son un éxito y Nie MingJue acompaña a Jiang WanYin a su despacho sintiéndose renovado y listo para afrontar cualquier nuevo reto que se le ponga por delante. Y eso implica, por supuesto, sus desafíos en el manejo de la espada.

Clarity Bell [MingCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Where stories live. Discover now