Capítulo 13: Lo entiendo, WanYin

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Todas esas veces en las que ha fantaseado con despertar al lado de Jiang WanYin —y desde su primer encontronazo en el bosque la verdad es que han sido muchas— Nie MingJue sin duda tenía otra cosa en la cabeza. Otra situación, quizá. Un contexto más amable, un idilio romántico. Esta mañana, sin embargo, cuando el amanecer les sorprende cuerpo contra cuerpo, ni siquiera sabe muy bien qué hace en la cama del joven líder de Yunmeng Jiang. 

La noche anterior... La noche anterior finalizó de una manera un tanto confusa, al menos para ChiFeng-Zun, que se siente muy desorientado. El agotamiento, la rabia, el dolor y la desviación de qi en ciernes llevaron a Jiang Cheng a caer derrotado en sus brazos después de un rato de llanto. Al cabo de un necesario desahogo, apenas fue capaz de decirle a Nie MingJue que se sentía mareado. Recuerda bien el pánico fugaz que creció en su pecho al sentirle tan débil, pero pudo llevarle a la cama. Para cuando la cabeza de Jiang WanYin tocó la almohada, ya estaba fuera de combate. Y, como garras, se aferraba a sus túnicas en sueños sin la más mínima intención de dejarle marchar, así que a Nie MingJue no le quedó más opción que tumbarse a su lado. Jiang Cheng apenas tardó más que unos pocos segundos en acurrucarse contra el calor de su cuerpo, plácidamente dormido.

Ese descanso le pareció —y le parece— tan necesario que Nie MingJue no se atrevió a moverse en toda la noche. En algún momento cayó, se quedó dormido él también. Y ahora que el amanecer le ha pillado en una especie de duermevela convulsa en los aposentos de Sandu ShengShou y siguen igual, tampoco se siente capaz de mover siquiera un pelo.

Nie MingJue suspira con cuidado de no perturbarle y le contempla. Aun demacrado por la desviación de qi, recupera esa belleza etérea y tormentosa al dormir. No es un hombre pequeño ni débil, ni mucho menos, pero entre sus brazos Jiang WanYin parece delicado, como la encarnación de una fuerza mística, de una deidad pagana. Si hace memoria, puede recordar sin apenas esfuerzo esa fiesta que organizaron los Jin... Fue justo después de la Campaña para Derribar al Sol, una celebración de victoria por todo lo alto. En aquel momento, su atención estuvo centrada en Xue Yang —que por entonces no le parecía trigo limpio, el mundo del cultivo está bastante mejor desde su muerte— y en Jin GuangYao, pero recuerda la sonrisa burlona de Wei WuXian al mirarle. Recuerda haber oído un comentario...

"¡ChiFeng-Zun es muchísimo más grande que tú, Jiang Cheng! ¡Eso sí que es un hombre de verdad!"

Sí, sin duda lo es. Y ahora que le tiene al lado, acurrucado contra su pecho, se da cuenta. Jiang Cheng dormita hecho un ovillo, con el rostro escondido en sus pectorales, y su cuerpecillo cálido parece tan frágil como el de un petirrojo. No lo es. Le ha visto entrenar, le ha visto luchar, y sabe que no lo es, pero no puede evitar pensar así al tenerle ahí. Como tampoco puede evitar, en un momento de auto-indulgencia, pasar dos dedos por su frente y retirar los despeinados mechones que ensombrecen su rostro. Ni suspirar mientras piensa en cuánto ha llegado a enamorarse de él y en todo lo que desea hacer por ayudarle. En lo impotente que se siente, porque no puede.

Porque, por mucho que quiera, no puede.

Deja la mano ahí, sobre la mejilla ajena. Sin apenas percatarse de ello, Nie MingJue se sume en sus pensamientos, y nada le detiene. Un murmullo, sin embargo, le devuelve de golpe a la realidad. Es por Jiang Cheng estremeciéndose en el abrazo del que no se han despegado desde que llegó a envolverle el día anterior. Musita algo entre dientes y, para cuando Nie MingJue baja la mirada en su dirección, está abriendo los ojos. Sus párpados revolotean un par de veces con cierta confusión antes de alzar la vista hacia arriba, hacia el rostro que le contempla. Solo entonces parece entender la situación que le rodea —los brazos que le rodean— y se congela en el acto. Nie MingJue necesita contenerse para no suspirar... y para no empezar a acariciar su espalda ni a besarle. Eso sí, la mano que mantenía apoyada en su rostro, la que hace apenas unos segundos le acariciaba el pómulo, se mantiene quieta. Jiang WanYin no trata de apartarla.

Clarity Bell [MingCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Where stories live. Discover now