Cap. extra 6

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Theodore P.O.V
Abrí la puerta y vi a Sophie quien estaba dándome la espalda, hacía algo en su ropero, creo que sacaba su ropa. Ya estaba con su pijama, un short rosa demasiado pequeño y un polo marrón a tiras que dejaba lucir sus curvas.
Como buen hombre me quedé viendo su hermoso cuerpo de espaldas mientras ella no se daba cuenta de que estaba allí. Me mordí el labio para ocultar mi estúpida sonrisa.
Imaginaba como sería si viviéramos juntos. Luego un suspiro involuntario salió de mi boca haciendo que Sophie volteé.
Nos quedamos mirando por un momento, no podía sacar mis ojos de ella. Luego se volteó y siguió.
- Sophie.
Avancé y me quedé a su lado, noté como su cuerpo se ponía en guardia al darse cuenta que estaba a su lado.
- Ted- me encaró- se muy bien para que has venido y estas perdiendo tu tiempo.
Bajó la mirada y volvió a ver a su armario pero no hizo nada, simplemente no quería verme. Sabía muy bien que eso era mentira y no pensaba irme de acá sin ella.
- No me pienso ir- la cogí de los hombros e hice que me mirada- no me voy a ir sin ti.
-Tienes que irte- negó.
Tomé aire fuerte, no quería discutir. No en este momento.
- No lo haré.
- Vete, Ted- se salió de mi agarre.
- Demonios, ¿PORQUÉ QUIERES QUE ME VAYA?
Estaba mal que gritara, lo sé, pero esta mujer me sacaba de mis casillas. Venía a recuperarla y me votaba.
- PORQUE YA TIENES UNA VIDA ALLÁ- empezó a mover sus brazos al aire- PORQUE VAS A SER PADRE, PORQUE. ..
- NO LO SERÉ.
Me miró confundida y pestañeó varias veces, rogaba que con eso volviera a mí, que estemos juntos de nuevo.
Vi como las lágrimas amenazaban en salir de su rostro, no, no, no, no quería quería que llorara por mi maldita culpa.
La abracé, ella tenía que saber que yo siempre estaría acá cuando me necesitara, que siempre estaría en sus buenos y malos momentos.
- Ya no lo seré Sophie- susurré- sus resultados salieron negativos.
Dios!  Como había extrañado su cuerpo, su olor, su calidez. Ella no se apartaba pero tampoco me devolvía el abrazo.
Sólo se quedó entre mis brazos y deseaba que siempre fuera así.
- No, Ted- susurró- esto no va funcionar.
Fruncí el ceño pero claro,  ella tuvo que malograr el momento. Me aparté un poco para poder verle la cara.
No era cierto, tendríamos que buscar algo, pero esto si iba a funcionar, tenía que funcionar.
- Porqué. ..
- No lo vez- se mordió el labio- siempre nos hacemos daño.
Negué con la cabeza, no me iba a dar por vencido. No fácilmente.
- No, está vez va ser diferente- susurré - lo será.
- Ted...
- Sophie e venido por ti, para hacerte mi enamorada, para que todo el mundo sepa que eres mía.
Sophie se quedó petrificada. ¿ Qué más esperaba? ¿Para qué más creía que había venido? . Quería que ella y yo tuviéramos una relación de verdad, una formal y sé que funcionaria.
- Ted, no. Siempre ahí algo que nos va a separar.
La miré, entonces se me ocurrió algo que hacer para esa cabeza dura suya.
No usaba mi cuerpo para conseguir algo, bueno, no con ella. Con ella jamás lo hice.
Pero en situaciones desesperadas, medidas desesperadas, no?
Suspiré y la cogí de la cintura. Ella me miró confundida.
Me lamí los labios involuntariamente cuando vi los suyos.
Me acerqué y la besé, no fue un beso del romántico que se esperaba ya que no la había visto en una semana, ni fue tierno. Fue uno salvaje de necesidad. Demonios, como había extrañado  sus labios, sus besos, su aliento, sus benditas manos que subían por mi brazo hasta mi cuello y me hacían temblar por dentro. Toda ella.
La cargué mientras ella enredaba sus piernas en mi cintura y me daba más acceso justo allí. Rocé nuestras partes haciéndo que soltara un gemido y yo más que encantado de atraparlo. Me jaló del cabello hacia atrás mientras cogía mi labio inferior y lo mordía. Gruñí, genial, ahora era ella quien estaba llevando la delantera.
Pero no por mucho, la cogí del trasero y la tumbé en la cama. Lo veía en sus ojos, ella lo deseaba, ella quería esto y yo que clase de caballero sería si no se lo daba.
Me puse encima de ella y la miré, sus ojos oscuros de deseo.
Besé su cuello, luego hice un largo camino hasta sus senos. Alcé la mirada y lo que vi me quitó el aliento, era Sophie quien estaba con el labio inferior entre sus dientes y con la cabeza hacia atrás. Estuve a punto de correrme con solo ver eso pero sacudí mi cabeza. Metí mis manos por debajo de su polo para poder bajar su sujetador que obstruia mi camino.
Atrapé uno de sus senos con mi boca y lo absorbí haciendo que Sophie soltara un grito de placer. Mi otra mano de metió en sus bragas y comencé a mover mis dedos para incitarla.
- Ted.
Hundió sus uñas en mis hombros. Esto iba más allá de lo que había estado planeando.
- Dime.
Estaba agitado, puse mi cara a la altura de la de ella.
- Que quieres Sophie? - dije con voz ronca.
-A ti, dentro de mí.
Sonreí triunfante.
-Cuanto lo quieres?
- Demasiado- gimió.
Si, lo había logrado.
- En serio?
- Sí - estaba desesperada por encontrar su liberación.
- Bien.
Me paré dejándola confundida.
- Pero primero deberás aceptar ser mi enamorada.
Abrió la boca de sorpresa, como disfrutaba esto.
- Ahora, donde están las sábanas para dormir en el sillón?
Me di la vuelta para buscar entre su armario. Bingo.
- Me estás chantajeando?- preguntó sin poder creerlo.
Le sonreí mientras me dirigía a la puerta. Antes de salir volteé a verla.
- No- dije inocentemente- te estoy haciendo entrar en razón.
Me di la vuelta listo para salir pero oí como me llamaba.
- Podrías dormir acá?
Aleteó sus pestañas y yo entrecerré los ojos, ella tramaba algo pero le seguiría el juego.
Encogí los hombros fingiendo que me daba igual, pero por dentro sabía que esta noche no iba a poder dormir.
Sonrió y se echó boca abajo en su cama haciendo que su sábana envolviera su hermoso cuerpo.
Me acerqué a ella, sabía que en este plan ambos terminaríamos necesitados, que mi amigo allá abajo estaría intranquilo y  me sería una molestia.
Me eché encima de ella pero con cuidado de que mi erección no rozara con ella. Mordí su lóbulo haciendo que soltara un gemido y su trasero se alzara, gruñí cuando rozó conmigo.
- Sólo tienes que decir que sí- susurré.
Negó con la cabeza y me reí, testaruda como siempre.
Se dio la vuelta para quedar frente a mí y escaneé su rostro. ¿Habría un momento en el que me aburriría de verla? Sabía la respuesta.
-Uno de nosotros terminara cediendo- dijo.
Sonreí.
- Puedes apostar a que no seré yo.
Con eso me salí de su encima para echarme a su costado, dándole la espalda por supuesto. La necesitaba pero no , tenía que ser fuerte, lo bueno era que mi motivación para seguir adelante con esto era que ella terminaría siendo mía para siempre. Solo era cuestión de esperar.
En ese momento sentí sus brazos rodear mi cintura y sus pechos en mi espalda.
¿Porqué lo hace tan difícil?
- Y tampoco seré yo.
Mi piel se erizó al sentir su aliento rozar con mi nuca.
Sí, como dije, una noche larga y molesta. Pero una noche con ella.

Hermanos GreyWhere stories live. Discover now