Cap. extra 10

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Phoebe P.O.V
Bueno. Mi MacBook se lo daría a Theodore. Toda mi ropa iría a parar a Ava. Mis adornos se los daría a Camille. Mis zapatos a Sophie. Bueno, que Travis y Alessandro se queden con algo que les guste.
Y por último mi preciosa moto tendría que darle a Sam, eso si mi papá no lo mataba antes o después que a mí.
Listo. Ya estaba mi lista para cuando muriera y eso no tardaría mucho, tan solo unos minutos por juzgar la mirada de mi enojado padre.
Sus ojos grises me hacían estremecerme, debía de preguntarle a Sam si también así eran los míos cuando me molestaba, también sobre si esa arruga en la frente también la había heredado o era por su edad y esa vena queriendo explotar en su cuello. La verdad, ya sabía la respuesta y no quería escucharla.
Ver así a mi padre me hacía estremecerme. ¿Qué debía de hacer? Bueno, al menos agradecía que haya venido en este momento y no un poco antes. Porque si lo hubiera hecho, iba a parar en la cárcel por haber causado la muerte de Samuel.
Mi padre comenzó a caminar a grandes zancadas y sonoras al tiempo que no quitaba la mirada de Sam. Tragué duro y mis pies involuntariamente se movieron hasta que mi cuerpo quedó enfrente de Samuel, como si fuera un escudo.
-No- susurró tan bajo que a duras penas lo pude escuchar.
Parpadeé y fue el quien encaró a mi padre una vez que lo tuvo en frente de él.
Mis piernas temblaban al ver ese enfrentamiento de azul y gris. Ninguno de los dos miraba por lo bajo al otro, ambos eran de la misma estatura y sabía que también de la misma masa muscular, eso significaba que tenían la misma fuerza y eso seria malo si esto terminaba en golpes.
-Papá..
-Phoebe, ahora mismo ve abajo con Taylor- falló enormemente al tratar de sonar tranquilo.
-No.
-Phoebe.
Volteó a verme y tuve que tragar duro pero eso solo hizo que raspara mi garganta.
-Papá no es lo que..
-Que no es lo que parece! - dijo fuera de sí- ¡Ir a mi oficina para ver a mi hija y que Andrea me diga que no está porque vino acá! ¡Encontrar a mi hija al lado de este. .
En ese momento cogió a Sam de las solapas, él solo pudo respirar profundo para calmarse. Él sabía perfectamente que aunque a veces me hartara el tener que aguantar a mi controlador padre, jamás me gustaría verlo herido.
Samuel tranquilamente se safó de las manos de mi papá y me miró para luego ver a mi padre.
-La Srta.Grey solo vino para hablar de negocios-dijo seriamente.
Su voz me hizo abrir los ojos, sonaba tan serio que si no hubiéramos hecho lo que hicimos en su escritorio hace unos minutos, le hubiera creído.
Mi papá volteó a verme y luego a él, no iba a decir nada porque no era buena mintiendo.
-Christian, lo que hubo con tu hija- lo miró fijamente- terminó.
Escucharlo decir eso, me rompía el corazón. Esperaba que solo fuera una mentira, quería que solo fuera una mentira. Samuel no me miró para saber si solo era mentira, simplemente se quedaba viendo a mi padre fijamente para que creyera eso.
No podía ver a mi papá, me daba la espalda pero podía ver que se encontraba tenso.
-Bien.
Volteó a verme.
-Vamos.
Sin que pueda decir nada me jaló hacia la puerta pero ¿Qué más podría decir? Si abría la boca para protestar todo lo que dijo Sam se iría al tacho.
Antes de salir volteé, quería que él me diera una señal de todo lo que había sido eso, de lo que había dicho, quería saber si era una mentira para salvarnos o simplemente era una verdad que se cumpliría cuando nos íbamos a volver a ver.
Cuando lo vi simplemente él me daba la espalda y se apoyaba contra su escritorio.
Ya estando en el carro traté de aguantarme las ganas de llorar.
¿Esa había sido su forma indirecta para decirme que ya no? Que no podía seguir con esto.

Al llegar a casa no esperé a que Taylor me abriera la puerta, simplemente salí y no quise ver a mi padre, solo quería estar sola en mi habitación.
-¿Que pasa?
Mi mamá se asomó al pasillo cuando escuchó que azotaba la puerta.
-Pregúntale a él- señalé a mi padre- ¡No puede ver que ya no soy una maldita niña!
Me fui corriendo a mi cuarto y no quise nada. Nada.
Solo quería llorar en mi cama, no sabía exactamente porqué pero lo sentía, sentí ese nudo en mi garganta desde que Sam dijo esas palabras.
Me sobresalté cuando sentí una brazos.
-Tranquila.
Reconocí la voz de Travis, volteé a verlo y lo abracé. Lo abracé como muchas veces que lo había hecho cuando lloraba por algo.
Siempre me ayudaba pero esta vez no, esta vez quería que fueran otros los brazos que me ayudaran, que me acogieran como lo hacían los brazos de Travis. Quería que fuera Samuel diciéndome que todo estaba bien.

Hermanos GreyWo Geschichten leben. Entdecke jetzt