Un nuevo comienzo

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Cuando abrí los ojos no lo pude creer, es decir, debería haber muerto, pero ¡estoy aquí viva y soy un bebé! Ahora estoy frente a mis padres, es increíble. Viéndome al lado de mi Okāsan está mi Otōsan, no lo había visto desde el ataque del Kyūbi cuando él... murió. Mis ojos pican y siento las mejillas mojadas, estoy llorando, todos los recuerdos vuelven a mí, Otōsan, Okāsan, la masacre Uchiha... e Itachi-kun. Apenas puedo ver la cara de mis padres por las lágrimas que empañan mis ojos, pero por lo que alcanzo a ver están sorprendidos, lo que hace que me pregunte ¿por qué?

—¡¿El Sharingan?! ¡¿Y ya completo?!—preguntó mi mamá muy alterada al ver las aspas girar en mis ojos junto al tono carmesí en estos.

¿QUÉ? ¿Aquí tengo el sharingan? Debe ser por todas las emociones concentradas, debo relajarme y desactivarlo, no es fácil porque aquí no tengo control de mi chakra y cuándo lo activé por primera vez siempre me cansaba muy rápido. Conseguí desactivarlo, pero cómo esperaba gastó mucho chakra, ahora me voy a desmayar. Justo antes de caer en la inconsciencia escuché a mi Okāsan y Otōsan platicar sobre algo que me generó un poco de curiosidad.

—Anata, tenemos que guardar en secreto el despertar del Sharingan de Izumi, nadie puede saberlo sobre todo mi clan—decía seria, pero sobre todo preocupada.

—Hai, protegeremos a Izumi—dijo con el ceño fruncido en preocupación, una muy especial, una preocupación paterna.

Después de escuchar eso me sumergí en un profundo sueño, deseando desde lo más profundo de mi corazón que esto no sea producto de mi imaginación o un sueño, que esto sea real, que ellos sean reales.

(...)

Cuando me desperté estaba en una cuna y me estaban viendo mis padres con expresiones preocupadas, seguro por el Sharingan, debe ser raro para ellos que yo haya nacido con el sharingan y más porque yo no soy sangre pura, mi Okāsan es una Uchiha y mi Otōsan es un ninja de una familia civil, por eso es que nosotros no vivimos en el complejo Uchiha. Solo después del ataque del Kyūbi nos mudamos al complejo.

—Estoy preocupada, Kaito. Izumi no llora como todos los bebés—dijo con el ceño mirando a su adorada bebé.

—No te preocupes, Hazuki. Izu-chan va a estar bien—dijo en un tono tranquilizador con una sonrisa forzada.

Así que ese es el problema, se preocupan más porque no lloro que mi Sharingan—pensó con incredulidad—pero no quiero preocupar a Kāsan, ni a Otōsan—tomó una gran bocanada de aire y fingió el mejor llanto de bebé que pudo.

—¿Ves, Hazuki?—dijo viendo el llanto forzado de Izumi con secreto alivio.

—Hai—dijo en un tono no muy convencido.

Paro de 'llorar' para verlos mejor, en verdad son ellos. Mi madre es una mujer muy hermosa como todas las Uchiha que conozco, y al igual que ellas, mi madre tiene un cabello azabache largo y lacio, una tez pálida y suave, y una figura delgada de reloj de arena. Y mi padre, a pesar de no ser un Uchiha es un hombre muy apuesto, tiene unos ojos celestes como el cielo, un cabello amarillo oscuro casi cafe, y una piel más morena que pálida.

Ambos parecen felices y tranquilos ahora, con expresiones que nunca había visto, una expresión de completa paz y amor, de alguna manera sus miradas me convencen de que esto no es un sueño, de que esto es verdad y está pasando, de alguna manera sus miradas me transmiten seguridad y tranquilidad para superar esto.

¡Bien! Lo que voy a hacer; primero tengo que entrenar para controlar mi Sharingan y aumentar mis habilidades, después tengo que impedir que Otōsan muera, aunque no sé cómo murió, solo lo vi ahí... muerto. Es increíble como solo ese pensamiento me hizo llorar de nuevo, pero esta vez de verdad y con más fuerza.

Volví por tiWhere stories live. Discover now