Una escena inolvidable

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El olor a putrefacción calaba sus fosas nasales dándole unas náuseas insoportables mientras veía la escena que se desarrollaba enfrente suyo. Shinobi muertos con expresiones distorsionadas por el miedo y horror, órganos desparramados en el frío suelo, el sonido de las explosiones y los kunai chocando era lo único que se alcanzaba a oír. Era una escena bastante desagradable y perturbadora, definitivamente no apta para adolescentes, mucho menos para niños pequeños, y, sin embargo, ahí estaban ellos.

Cadáveres...

Cadáveres...

Montañas de cadáveres

Sangre en el suelo, sangre por todos lados, sangre en sus pequeñas manitas y un kunai en ella mientras temblaba, era la primera vez que había matado en esta y en la otra línea de tiempo. Atónita, su mente repetía lo que acababa de pasar como un video mal hecho. En un descuido, un ninja de Iwa iba a matar a un camarada que había peleado codo a codo con ella y la había defendido, pero Izumi había sido más rápida y lo había apuñalado justo en el estómago, salvando a su compañero de Konoha y causando que algunas gotas de sangre salpicaran la ropa y el rostro de la pequeña, todo pasó tan rápido que Izumi necesitó unos segundos para comprender que había pasado y en especial que había hecho. Al hacerlo ella abrió los ojos con terror y lágrimas se desbordaron por sus grandes ojos marrones, casi ónix.

Muerte...

Muerte...

Muerte por todos lados

Se quedó en shock por unos segundos que se le antojaron eternos y sin poder evitarlo cayó al suelo, sentada con la mano aún extendida y el kunai ensangrentado en ella debido a lo débiles que se encontraban sus pequeñas piernas. No pudo dejar de temblar, tampoco pudo evitar que más lágrimas se le escaparan de sus hermosos ojos marrones, empañando su vista.

No sabía lo cruel que podía ser la guerra y esa escena frente a ella la hizo preguntarse ¿Por qué pelean? ¿Para qué tener una guerra sin sentido donde solamente hay muertes innecesarias?

Ella estaba congelada en su lugar hasta que vio algo y quiso gritar del horror que sentía; otro shinobi de Iwa iba a matar a Itachi y él estaba distraído, así que lo atacó. Ella quería llamarlo, pero las palabras se le atoraron en la garganta con un sonido ahogado; por más que quisiese no podía decir nada—¡Maldita sea, Izumi! ¡Grita! ¡Muévete! ¡Corre! ¡PERO HAZ ALGO! ¡MALDICIÓN!—su mente le decía a gritos, más ella no movió ni un músculo, solo se quedó ahí, mirando impotente la escena. Entonces Itachi le cortó la garganta sin siquiera verlo. Un corte limpio y él cayó, muerto.—No dudó, fue un reflejo de su cuerpo—pensaba, atónita, con un rastro de lágrimas en sus mejillas sucias. Entonces escuchó una conversación que no parecía entre padre e hijo, sino de comandante y subordinado, y eso, de una manera sobrenatural y escalofriante, la aterró de sobremanera.

—Tōsan ¿por qué este shinobi me quería matar? No le había hecho nada—preguntó con aparente tranquilidad, pero solo ella sabía que esa mirada serena y apacible era de dolor e incomprensión.

—Porque es la guerra—dijo tan secamente que sorprendió a la pequeña Uchiha.

—¿La guerra?—preguntó en un susurro mirando la escena—Guerra...la palabra se repitió en su mente como un eco infinito, atormentándolo de una manera que no creía posible... hasta ahora.

—No es una lucha entre personas, sino entre países; es por eso que personas que ni se conocen intentan matarse entre sí—explicó impasible, con la mirada al frente, sin verlo.

—¿Tiene que ser así?—preguntó en un murmuro apenas audible, pero entendible para los oídos de los dos Uchiha.

—Así es el mundo shinobi—respondió severamente—¿Entiendes, Itachi? No olvides jamás esta escena—ordenó

Volví por tiWhere stories live. Discover now