Los cuatro reunidos

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Ha pasado un tiempo desde la vez que almorcé con la familia de Itachi, podrían ser algunos meses.

He estado entrenando muy duro sola, pero a veces entreno con Hayami-nee y Ojiisama, aunque prefiero el entrenamiento con Hayami-nee. Ella es muy talentosa y amable, no la conocía en la otra línea de tiempo, pero la había visto un par de veces en el complejo; sin embargo, nunca hablamos, parecía ser agradable a pesar de su personalidad un poco complicada, lamentablemente nunca tuve la oportunidad de hacerme su amiga, no como ahora. Me encanta entrenar con ella porque he aprendido más sobre como es y he mejorado mucho en mis habilidades.

A veces veo a Mikoto-san cuando paseo por la aldea o por el complejo. Ya se le nota el embarazo, cuándo va de compras me ofrezco para ayudarle a llevar sus cosas, además de cocinar con ella, a veces veo a Itachi-kun cuando acompaño a Mikoto-san a su casa, pero pareciera que me evita y a penas hablamos ¿Será qué sus sentimientos hacia mí cambiaron? ¿Hice algo mal? ¿Será qué...? Detuve mis pensamientos y me concentré.

Un ataque de miles de shurikens venía hacia mí, cerré mis ojos y al abrirlos el rojo sangre resplandeció entre las sombras. Con un poco de dificultad las esquivo todas, ya que he estado entrenando por horas bajo el sol de mediodía. Cuando los shuriken cesaron, me pongo en posición de ataque e iniciamos un combate de puro taijutsu y aunque yo era muy buena en eso, no podía vencer a Hayami-nee, solo podía mantenerla a raya, apenas. Y yo sabía que se estaba conteniendo.

Después de unos minutos más de golpes y patadas esquivadas por ambas (aunque con dificultad por parte de Izumi) todo su cuerpo le pedía a gritos un descanso, su respiración se volvió pesada y sus movimientos se tornaban lentos.

—Bien es suficiente por hoy, lo hiciste muy bien Izumi-chan—dijo y yo me dejé caer por el cansancio respirando agitadamente—Vamos—cuando levanto la mirada veo a Hayami-nee extendiendo su mano hacia mí con una sonrisa amable, yo tomé su mano y me levante un poco mareada por el uso del Sharingan

—Gracias, Hayami-nee—dije con una sonrisa agradecida, pero luego nuestras miradas se dirigieron a un punto donde sentimos dos firmas de chakras conocidas. Mi corazón se detuvo al sentir ese chackra. Shi-nii

Cuando se acercaron lo suficiente para que la luz del sol dejara ver sus rostros, comprobamos que, efectivamente, eran ellos; uno era Itachi-kun y el otro era Shisui-nii. Al último no lo había visto en todo el tiempo que estuve aquí, en la otra línea de tiempo lo consideré como un hermano mayor que era amable y alegre con los que amaba, siempre me protegió y cuido, después de muy poco tiempo entendí por qué Itachi-kun lo consideraba más que su mejor amigo, su hermano. Quedé devastada cuando me enteré de su muerte, pero volverlo a ver aquí es como un sueño, uno muy cruel y hermoso.

—¿Qué haces aquí?—preguntó Hayami-nee, agresiva, viendo directamente a Shisui-nii

—Que bueno verte, Hayami-chan—dijo con una sonrisa ignorando su hostilidad—Estaba por entrenar con Itachi y por lo que veo ustedes ya entrenaron—comentó viendo el campo de entrenamiento con shurikens por todos lados

—Sí, ya terminamos—dijo Hayami-nee cruzándose de brazos

—Hola, Itachi-kun—saludé con una sonrisa

—Izumi—dijo a modo de saludo viéndome fijamente, como si quisiera descifrar algo en mí, algo que ni yo estoy segura de que es, pero me fascina, cada vez que su mirada profunda y penetrante se concentra en mí es como si una corriente de electricidad recorriera todo mi cuerpo, y me encanta. Sin poder evitarlo correspondí la mirada cargada de emociones (cuidadosamente disimuladas bajo una expresión en blanco) de Itachi-kun

Hace unos minutos

(...)

Iba caminando por el bosque hacia el campo de entrenamiento con Shisui que conocí hace poco tiempo, aunque me hice amigo de él a una velocidad que ni yo creí posible, él es extraño. Sin embargo, siento que puedo confiar en él, ya que él es la única persona con la que me puedo abrir un poco más, casi por completo, pero solo con él y con nadie más... Bueno, tal vez, con Izumi

Volví por tiWhere stories live. Discover now