Un niño perdido

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El resto del camino fue de lo más silencioso, no se escuchaba ni la más mínima palabra por parte de ninguno de los integrantes de ambos equipos. A decir verdad, ninguno sabía como relacionarse con el otro equipo. Antes del incidente a mitad de camino, había sido Izumi la que entabló conversación con los otros con una familiaridad y naturalidad sorprendentes. Ella también integró a su propio equipo y muy pronto terminaron teniendo una conversación amena sobre cualquier cosa que se les viniera a la mente, hasta Itachi dijo un poco más de lo estrictamente necesario.

Pero todo ese progreso se fue a la basura cuando la tensión cayó entre Sota e Izumi. Sin Izumi con su típica energía desbordante y llena de calidez, francamente nadie sentía los ánimos o comodidad para decir más de dos palabras. El ambiente era tan tenso que hasta los senseis lo sintieron, más decidieron no hacer nada al respecto.

Solo cuando llegaron a Suna y entraran sin tomar en cuanta la mirada de recelo de los guardias, los dos equipos suspiraron aliviados. Izumi con los ojos brillantes y llenos de alegría no paraba de parlotear y admirar la aldea. Parecía una niña chiquita emocionada por las decoraciones de la aldea. Al parecer, habían llegado en alguna clase de festival.

—¡Esto se ve genial!—exclamó llena de emoción al ver uno de los objetos de los puestos que todavía se estaban armando. Era un llavero con una extraña mini calabaza de plástico que tenía unos ojos saltones.

—No puedo creer que terminaras comprando eso—Sota la miró con una mueca de incredulidad, pensando que era una ridiculez gastar dinero en 'eso'

—Es muy tierno. Solo que tú no lo entiendes, Sota-san.—hizo un puchero haciendo suspirar al niño—¿Te gusta, Itachi-kun?

—Es algo único—dio una respuesta vaga, sin tomarle importancia, ya que no veía como su opinión es de interés en un tema como este.

—Típico de Itachi-chan—Shinko rio aliviada por el nuevo ánimo al rededor de ellos.

—Ah, no sé si eso es bueno o malo—Izumi resopló con los ojos en blanco—Kioko-chan, es bonito, ¿verdad?

—Hn, claro, Izu. Está muy bonito—sonrió revolviéndole el cabello, feliz de tener de nuevo a la castaña de siempre

—¿Ven? Ustedes que no saben de lo que hablan—sonrió ampliamente sin tomar en cuenta las miradas en blanco de los chicos

—Ya llegamos—anunció Isao, alzando la mirada para apreciar por completo el gran edificio hecho de arena. Realmente era fascinante para todos como los edificios de la aldea parecían sostenerse con arena.

Todos entraron en el gran edificio. Una mujer de cabellos castaños los recibió y los guió a la oficina del Kazekage. Los Uchiha rápidamente notaron la actitud incómoda de la secretaria. Francamente se esperaban esa clase de comportamiento de parte de ellos, después de todo hace poco estaban en guerra. Es imposible que olviden tantos años de resentimiento y conflictos entre ellos de la noche a la mañana.

—Kazekage-sama, los ninja de Konoha han llegado.

—Bien, hazlos pasar.

Los dos equipos ingresaron en la habitación, hicieron una reverencia y se presentaron brevemente. El Kazekage los observó a todos atentamente, su desconfianza era clara. Konoha y Suna no están exactamente en términos amistosas, más bien es una paz tensa con altos roces agresivos sin llegar a más debido a un papel que demuestra su compromiso con mantener la paz.

—Kazekage-sama, hemos venido por orden del Hokage para entregarle este pergamino y para que autorice la continuación de la misión.

Esto les extrañó al resto del grupo. Hasta donde ellos sabían la misión se terminaba al entregar el pergamino, pero ese no parecía ser el caso. El Kazekage con el ceño fruncido leyó el pergamino detenidamente, finalmente lanzando un suspiro.

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⏰ Last updated: Apr 24 ⏰

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