El miedo en tu mirada

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El miedo no evita la muerte. El miedo evita la vida.

-Naguib Mahfuz

(...)

—Sensei, ¿por qué todavía no partimos? Estamos todos completos.—preguntó Izumi recargada en las puertas de la aldea junto a sus dos compañeros que se sentaron en el suelo a esperar, lo que llevaban haciendo durante una hora entera y comenzaba a desesperar a todos.

—Hay que esperar a otro equipo. Esta misión va a ser conjunta y dirigida por dos capitanes. Así lo ordenó el Hokage—dijo dirigiéndoles una mirada de reojo y frunciendo el ceño hacia la aldea.

—Genial, nuestra primera misión y ya llegan tarde—el que se estaba quejando era Sota, uno de los dos únicos miembros masculinos del equipo y tal vez por eso siempre estaba de mal humor.

Usualmente, los equipos eran conformados por dos hombres y una mujer sin contar al sensei. Pero el equipo de Izumi era el único en su generación que tenía dos mujeres y un hombre. Tenía curiosidad de por qué el Hokage decidió ponerlos precisamente a ellos tres como equipo. En su otra vida su equipo había sido relativamente normal, no formó un vínculo irrompible con ellos como había escuchado que sucedía, pero no la malinterpreten, ella los quería. No tanto como para incluirlos en su vida íntima, pero sí para protegerlos y luchar con ellos lado a lado como camaradas.

Esta vez su equipo era más interesante.

Sota Endo, el primogénito del líder de un clan de ninjas antiguo, aunque no tan poderoso como otros clanes. Él gozaba de las características físicas de su clan, que eran un alborotado pelo negro con reflejos azulados, ojos azules oscuros y piel blanca. Izumi podía decir que era guapo, no poseía la belleza única de los Uchiha, pero tenía su propio encanto. El punto fuerte de su clan era la agilidad y velocidad, por eso es que en los entrenamientos a Izumi se le dificultaba un poco vencerlo. Su carácter consistía en criticar todo lo que hacía Izumi y lanzarle miradas mordaces de vez en cuando, pero por lo general era tranquilo con todos.

—Deja de estar quejándote, Sota. Ya deben de estar llegando.—Kioko suspiró sin perder la paciencia o por lo menos intentándolo.

Kioko Hana, segunda hija del líder de un clan ninja en decadencia. Su clan había sido considerado como uno de los más fuertes de la aldea, pero últimamente están teniendo problemas para que alguno de sus miembros pase del rango chunin. Kioko se había tomado muy en serio su papel en el clan Hana, concentrándose en sus estudios y entrenando todos los días, consiguiendo graduarse como la más inteligente de la clase. Kioko era la estratega del equipo y si no estaba ella, Izumi se encargaba de su puesto. Kioko tenía mucha fuerza y era muy escurridiza, por lo que en algunos entrenamientos Izumi tenía que esforzarse por descubrir en donde se encontraba antes de que le llegara un golpe de su parte.

Kioko era centrada, alegre y poseía un carácter fuerte que la hacía una líder nata. Las únicas veces que perdía los estribos era cuando Sota se pasaba con sus comentarios hacia Izumi. Kioko también era una de las chicas más lindas de su generación, con su pelo rizado de un tenue morado y sus ojos azules oscuros. Izumi la consideraba como su segundo modelo a seguir, siendo el primero Hayami. Aunque no le importaba que Kioko fuera más débil que Izumi, a ella lo único que le importaba era que tipo de persona era.

Kioko-chan tiene razón, deben haberse retrasado por algo.—dijo Izumi no muy segura

—¡¿Por una hora?! ¡¿Qué tanto hacen para hacernos esperar una hora?!

Justo cuando terminó de decir eso, pudieron oír los gritos de una persona que se acercaba corriendo seguido de tres más. Jadeando y apoyándose en sus rodillas, Yūki se detuvo delante de Isao y las otras tres personas le siguieron.

Volví por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora