Esa noche otra vez...

391 34 0
                                    

¿Por qué? ¿Por qué pasa esto de nuevo? Ella debería haberlo evitado, pero no sabía cómo y por eso esto volvió a pasar, esta noche... la peor noche de su vida.

Ella sabía que pronto sería el ataque del Kyūbi, pero no sabía cuándo exactamente, su mente estaba confusa, por eso se culpa, si tan solo hubiera recordado, si tan solo se lo hubiera advertido, si tan solo le hubiera impedido salir de la casa él no estaría muerto.

(...)

Esa noche tenía una sensación de inquietud mientras caminaba por las calles de la aldea buscando a su padre y a su madre frenéticamente, ya que su madre se fue a comprar comida al mercado y su padre se fue a la torre hokage por un llamado de emergencia.

Tenía el sentimiento de que debía recordar algo pronto, pero no lo conseguía por más que se esforzará. Eso fue hasta que escuchó una explosión cerca y vio algo que esperaba no ver, algo que la congeló por completo y la puso a temblar de miedo... el Kyūbi, estaba parado en cuatro patas, luciendo atemorizante, con sus colas ondeando furiosamente y sus ojos que solo mostraban odio mientras rugía. Era eso lo que tenía que recordar, hoy era el día del ataque del Kyūbi ¿cómo pudo olvidar algo tan importante?

Hoy era el día de la muerte de varios shinobi, civiles, el Yondaime Hokage y su esposa, también la muerte de su Otōsan. No, no puede ser. Un fuerte estruendo junto a un grito familiar la sacaron de sus pensamientos.

-¡IZUMI!-gritó, corriendo hacia ella con clara desesperación

¿Qué? ¿Otōsan? ¿Por qué luce tan angustiado? ¿Qué sucede? Cuando alzó la mirada, la escalofriante comprensión la inundó, estaba por caerle una casa encima, pero ella no se movió, no pudo, su cuerpo no le respondía, el miedo la paralizó.

Su padre corrió con una expresión de la más genuina preocupación, desesperación y horror que jamás le haya visto en él, eso extrañamente le recordó a la guerra, su expresión era extremadamente parecida a la del ninja que había asesinado, pero la de su padre tenía preocupación por ella, tal vez, porque pensó que no llegaría y su hija moriría; sin embargo si lo logró.

Pero no la haló hacia ella, ni la arrastró a ella con él hacia el otro lado, no había tiempo, solo uno podría sobrevivir y esa decisión ya estaba tomada desde que Izumi nació, después de todo él era su padre. Solo pudo hacer una cosa: empujarla

El impacto al caer contra el suelo la hizo cerrar los ojos y hacer una mueca de dolor. Lentamente, abrió los ojos y se puso de pie tambaleante. Cuando el polvo se dispersó pudo ver a... su Otōsan enterrado en los escombros de la casa

-No...-susurró, acercándose lentamente, temblando. Fue aumentando la velocidad con cada paso, angustiada, hasta finalmente llegar allá, se arrodilló sintiendo que algunas piedras se clavaban en su delicada piel, pero no le importó en lo más mínimo. Comenzó a mover los escombros desesperadamente hasta sacarlos casi por completo.

Desearía no haberlo hecho, ya que vio lo peor que cualquier hija podría imaginar; su Otōsan estaba con una barra de metal en el pecho, al rededor de la herida salía mucha sangre, tenía heridas por todas partes, pero ninguna tan fatal como la del pecho que lo hacía escupir sangre por la boca, una escena realmente perturbadora sobre todo para una niña de cinco años.

-No... no... no ¡Otōsan! ¡Dijiste que siempre estarías conmigo, que siempre me protegerías!-gritó con lágrimas en su rostro-No... Otōsan... no te mueras... no me dejes-No otra vez-pensó cerrando los ojos con fuerza-Por favor-su voz se apagó en fuertes sollozos.

-Izu-chan, mi niña-habló con dificultad acariciando su blanca mejilla con su mano callosa tratando de tranquilizarla-Siempre supe que eras especial, d-desde que naciste, mi peque-ña genio, cuídate y vive feliz. Hazte fuerte por las personas importantes en tu vida y protégelas, recuerda esforzarte y ser segura de tus decisiones. Por favor, cuida de t-tu madre y siempre hazle caso, no te pongas triste c-cuando me recuerdes, recuérdame con una sonrisa, ¿si? ¿Harías eso por mi Izu-chan?-dijo tratando de sonreír y limpiándole las lágrimas con su pulgar

Volví por tiWhere stories live. Discover now