¿Y si empiezo a cambiar?

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El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo.

-Sócrates

(...)

En la oscuridad, un cuerpo se deslizó con gran agilidad. No había forma de que alguien la viera; se movía lo suficientemente rápido como para que eso pasara. Su objetivo todavía estaba muy lejos, pero entre la negrura de la noche se sentía cerca. Solo un poco más, solo un poco más y llegaré...

Se detuvo justo en el momento en que el anciano la sintió. Era raro que estuviera solo, pero se aseguró de ello. Con rapidez formó sellos de silencio, ningún shinobi podría atravesarlos, a excepción de los Uzumaki. En la oficina solo había dos personas, ambas muy conscientes de la presencia y la amenaza que representaban el uno y el otro. Aun con la certeza de que él la había sentido y que no había nadie más en la habitación, ella no salió. Se mantuvo tranquilamente entre la seguridad de las sombras, reforzando su resolución.

-Muéstrate-dijo con su voz afectada por la vejez, carente del antiguo poder que emitía en antaño. Aun así, ella sintió la necesidad de obedecer y apareció en un parpadeo frente a él.

Aunque la normativa para cualquier shinobi era arrodillarse frente a su kage, ella no sintió ni el más mínimo impulso en hacerlo. No le debía nada, ni estaba satisfecha con que él fuera el líder de su aldea, pero lo necesitaba.

-Hokage, tengo un asunto que requiere de su inmediata atención-ella procuró que su voz sonará indiferente sin llegar a ser grosera.

El silencio cayó tan pronto como el escrutinio del Hokage se intensificó. Los ojos del anciano recorrieron desde la máscara anbu que cubría toda su cara, excepto sus ojos ámbar, hasta su cabello negro amarrado en una coleta de caballo. Aunque el uniforme que llevaba era similar al de anbu, era bastante obvio para el Hokage que era una imitación. Calculó que por su voz era una mujer de unos dieciocho o veinte años, sin embargo, sintió que algo no estaba bien.

Sus músculos se veían relajados sentado en su silla, sin embargo, él mantuvo la guardia en alto, tanto por el aspecto de la extraña como por la aparición misteriosa de ella. A pesar de que su experiencia le indicaba que no le hiciera caso, su instinto le decía que le diera una oportunidad.

-Adelante, explícate

-Lo que quiero hablar con usted es respecto al futuro del clan Uchiha. Tengo motivos para creer que están planeando un golpe de estado.-ella esperó a la reacción del Hokage, sin embargo, no obtuvo ninguna, a excepción de un ligero temblor en la mano. Los humanos siempre se delataban, eran incapaces de ocultar por completo su sorpresa, miedo y falsedad; ella lo sabía muy bien.

-Esa es una acusación muy grave ¿Tienes pruebas de ello?

-Sí, las que estuvieron frente a tus narices todo el tiempo-pensó apretando los dientes-Por supuesto, tenga-de su bolsillo sacó un pergamino y se lo entregó al Hokage.

El anciano leyó con rapidez el contenido del pergamino y esta vez no pudo ocultar la sorpresa en su mirada. Muy pronto sus ojos se oscurecieron y la decepción en sus ojos era visible. En el pergamino estaban detallados los pagos secretos que Danzo había realizado tanto para comprar materiales de investigación como para la compra de niños. También se detallaban los movimientos de Raíz, los experimentos, los asesinatos, su colaboración con Orochimaru, su alianza con Hanzo, etc. Más importante aún, en el pergamino estaban adjuntas fotos que servían de evidencia a todo lo antes mencionado.

Danzo, ¿en qué me equivoqué contigo?

-Sin duda estos son actos imperdonables y de cuestionable moral, pero no veo la conexión entre esto y el clan Uchiha-dijo pausadamente con el pergamino a un lado, procesando la información

Volví por tiWo Geschichten leben. Entdecke jetzt