5 ► Oris en aprietos.

22.2K 2.4K 1.3K
                                    

ORIS FARETT:

Estaba que me cortaba una teta.

Es que pasa que hay personas a las que les suceden cosas insólitas y luego existo yo.

Escudriñé durante unos considerables minutos por la ventana. Lo veía a través del vidrio como despeinaba sus hebras castañas algo titubeante. Aquel chico, pese a que era callado y con aires melancólicos, se notaba que era algo nervioso. ¿Se habrá enterado? Cómo carajos le explicaba que me había puesto a jugar con una máquina para enfadar a mi padre y que de pronto ¡uy quieto! 1965...

Ay no, debía mantener la calma.

Volvió a tocar.

Me asomé a la puerta, tomé aire y giré la manilla para recibirlo. Me esperaba lo peor. Mamá decía que debía llevar siempre conmigo un acollador para colgar mis cosas y así no perderlas. Lo encontraba ridículo, pero ya no. Debí escucharla.

Bien, Nils y la brisa nocturna estaban frente a mí. Como el Lake Parrot de noche era algo gélido, el castaño se había puesto una bombera negra. Tenía su cabello algo húmedo, como si se hubiera tomado una ducha. Además, tenía un aroma amaderado, bastante varonil.

Él levantó sus ojos acanelados y se centró en mí. Estaba serio, pero no tanto. De hecho, quizá él no se daba cuenta, pero tenía una mirada un tanto astuta y juguetona. Una mirada que no implicaba mucho deseo de interrogarme.

—Iba a salir a dar una vuelta con unos amigos y me encontré esta billetera. Tuve que abrirla para saber de quién era. —Me la estrechó—. Tuviste mucha suerte, pudieron haberla robado.

Por su tono de voz un tanto rasposa y tranquila me hizo pensar dos cosas: una, que estaba esperando a que yo le dijera algo y estaba disimulando. Dos, que realmente no había visto la fecha de mi cumpleaños. No negaré que de lo único que estaba segura, era que recién estaba manifestando raros síntomas que me asustaba tener. Necesitaba mi medicamento... Si todo esto se mezclaba con mis problemas de memoria tendría graves consecuencias..., más aún cuando tenía recuerdos mezclados con mi ansiedad y... Ay no, extrañaba a Frijolito.

Por inercia recibí la billetera con algo de temor. Él me miraba, era como si esperara una reacción en mí. Quizá estaba aguardando a que le explicara todo, pero tan fácil no era. Lo que me había pasado no era un asunto del cual se hablara todos los días... Hola, sí, bueno, viajé en el tiempo. Casual.

—Gr... gracias. —La recibí y coloqué un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, confundida. Estaba todo intacto. Todo menos mi pánico interno evidente.

—Estás pálida... —Me miró—. Espera, no me digas que te vas a desmayar porque yo no sé nada de...

Sí, pálida de miedo. No tenía planeado que un viaje en el tiempo resultara en darme síntomas de un vacío existencial abrumador y agónico. Sentía que me iba a desplomar en las profundidades... O que el planeta iba a explotar o... ¡Frenar de golpe!

Debía decirle. Por muy poco que nos conociéramos —más bien nada— vi en sus ojos la posibilidad de recurrir a él antes de que todo esto terminara en tragedia. Estaba desesperada, y algo me dijo que era el momento de confesarlo.

Abrí mi billetera y le estreché precisamente la parte donde salía mi cédula de identidad. Él la recibió algo titubeante. ¿De verdad no se había dado cuenta?

—¿Qué? Sales linda en la foto. ¿Dónde te la sacaste a color?

—Gracias... Digo, mira bien —me apresuré en decir.

Volveré Hacia el Ayer LIBRO 1 Y 2 COMPLETOS💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora