1 ► Agujero de gusano

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PRIMERA PARTE:
AGUJERO DE GUSANO:

Le subí el volumen al amplificador y coloqué Its Wasn't Me de Shaggy.

Estaba arriba de la mesa cuando saqué los pasos prohibidos.

—¡Oh, por favor, Oris! ¡La fiesta ya terminó!

—¡Baila Oris, baila! ¡Baila Oris, baila!

—¡Son las seis de la mañana! ¡Ya vámonos a casa!

Estoy mamadisima...

Mi cuerpo se poseyó por el privilegio de la elasticidad y mi cintura comenzó a moverse de un lado a otro sin que mis huesos se sintieran avergonzados por aquellos movimientos. Mis piernas actuaron acorde a la melodía que alimentaba a mis oídos y que volvía loco a mi cerebro. No me explicaba el por qué nadie tenía energía si aún era temprano.

—Dios... Yo la dejaría sola —sugirió una de mis amigas con un rostro de disgusto.

—¡Cállate, Olivia! Agh... Suerte que ahí viene Aston. —Dianna se dirigió hasta mi hermano mayor y le dijo palabras que no escuché, solo vi que me apuntó con un rostro de mamá con trillizos.

—Baja de ahí y vamos a casa, Oris —dijo él, pero se formó un bullicio de la gente que estaba animándome a que siguiera el baile—. ¡Oris, baja ahora! ¡Oris! ¡ORIS!

Joder, que sensual soy.

Es que estos movimientos no los saca ni Michael Jackson...

Él negó con una pequeña sonrisa genuina y me cargó en su hombro.

—Ven acá, pequeña niña loca.

—¡No me quiero ir!  —balbuceé mientras me llevaba hacia afuera. Dianna me seguía desde atrás un tanto seria—. ¿Y tú por qué me miras así? solo me acompañas porque te gusta mi hermanooooo.

—Oris ¡¡Shhh!! ¡Qué vergüenza! 

—Uuuuy ¡Te gustaaaaaaa! —reí.

Me tumbaron en la parte de atrás del auto como si fuera un saco de dormir. Me fregué la frente con algo de dolor y regañé contra el mundo. Aston y Dianna se subieron en la parte de adelante y se miraron como si yo no tuviera remedio.

—¿Tomó demasiado? —preguntó mi hermano.

—¿Acaso no es obvio? Intentó colgarse de una lámpara. 

—Patrañas —marmullé con flojera. 

Negó con la cabeza y echó a andar el auto camino a mi hogar. Por suerte no estábamos a una distancia poco prudente. La arquitectura del pueblo se caracterizaba por tener casas adosadas, por lo que sabíamos al revés y al derecho los chismes que le ocurrían a los vecinos.

De todas formas, antes de que pudiéramos llegar al lugar donde menos quería estar, el alcohol sacó mi lado sensible y me puse a lloriquear.

—¿Sabías que papá no va a casa desde hace mucho?

—Debe estar ocupado, Oris... Es un hombre de mucho trabajo. Ya duerme.

—Lo descubrí en el cerro Dummant... Y estaba obsesionado con su proyecto —comenté—. Mamá llora todas las noches y a él parece no importarle... Es como si fuera otra persona... Yo... no lo reconozco... —sollocé. Me tomé una pausa para suspirar y después de eso seguí—: Cuando llega, se pone a discutir con mamá porque no hay día en el cual esté sobrio. ¿Entiendes?

Volveré Hacia el Ayer LIBRO 1 Y 2 COMPLETOS💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora