Volveré Hacia el Ayer LIBRO 1 Y 2 COMPLETOS💚

08/ Volveré Hacia el Mañana.

ADVERTENCIA: Este capítulo es +18, pero como sé que nadie cumple las reglas aquí y posiblemente te importe un carajo, yo nomás te advierto. Tampoco es que esto sea un 50 sombras de Nils kajksjd ya me callo.

Preparen el emoji 🔥

Y las que releen a este capítulo lo llamo: el traumado jakssdj 

NILS BARKER:

—Entonces sería un IPad, un MacBook, un IPhone 12 pro Max y un... equipo de música, ¿verdad?

—Sí —dijo Jimmy.

—¿Okey...? ¿Pagan con...?

Jimmy le mostró la tarjeta de forma presumida.

El sujeto que le estaba haciendo la venta, le mostró todo lo que salía. Jimmy abrió tanto la boca que casi le llegó al suelo. 

Pero luego mantuvo la compostura.

—Eso es lo que sale, joven. 

—Pues sí, muy barato. Lo quiero todo. 

Yo estaba escuchando mientras olfateaba muestras de algunos perfumes. Me puse uno en la muñeca y me dio tos. Wacala. 

Habíamos estado comprando cosas para el apartamento durante un buen rato. Salimos de la tienda con algunas cajas cargadas a la altura de nuestro pecho. En verdad estaba feliz de que ahora podía comprarme lo que yo quisiera.

Estaba pensando en la idea de pasar por casa cuando vuelva al pasado y así ayudar a mis padres, pero no estaba seguro si me querían ver después del día en el que me echaron de casa. Sin embargo, extrañaba a mi madre. 

Pasamos por la biblioteca más grande del centro comercial y vimos el libro de Oris en la vitrina. La portada del libro estaba también en un poster promocional pegado al vidrio donde decía "BESTSELLER" y había una fotografía de ella en grande. De inmediato le pedí a Jimmy que me tomara una foto junto al retrato para después mostrársela.

Hice un saludo de símbolo de paz y sonreí.

Aww, lucía tan linda...

ORIS FARETT:

Me puse a bailar con Frijolito a las siete de la mañana y luego salimos a trotar. Llamé a Nils que no pude ir a su casa el día de ayer porque debía ir a hablar con la editorial sobre la nueva edición de libro, así que estaba segura de que pronto iría a verle. Aún tenía incrustada esa daga en mi pecho que le daba miedo querer, pero eso era algo de lo que me estaba encargando en la terapia familiar.

Una vez que llegué al edificio, roja, con la temperatura por las nubes y bebiendo más agua de lo habitual, Katty, la recepcionista, me miró con un rostro pícaro.

—Es solo un amigo —me vi en la necesidad de decirle.

—Él no la miraba como a una simple amiga esa noche, Señorita Oris. Ese muchacho está loco por usted.

—Pues... A veces pienso que estoy esperando que me pida que seamos novios... 

Frijolito rodó los ojos.