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⸙Bakugō⸙


—¡Maldición, Ryoko! ¡¿Qué haces aquí?!

Le grito tan fuerte que no alzando escuchar el sonido de otro disparo que se oye delante de mí, del enemigo al que me enfrento.

Su rostro se ve tan desesperado como seguramente ocurre con el mío cuando la veo exponerse al peligro del que tanto deseé apartar, pero sería tonto decir que ella no podría cuidarse sola en estas circunstancias y que por algo ha salido de su escondite y de su papel para venir ayudarme. Creo que es la primera vez que experimento el verdadero terror, de querer quebrantar mi orgullo para suplicar que a ella la dejen ir y me tomen a mi como un rehén con tal de ponerla a salvo, pero sé que no le importará que me arriesgue aún más por ella, porque seguirá exponiéndose.

Le regalo una mirada desaprobatoria, esperando a que vuelva a comprender que debe seguir mis órdenes de quedarse a cubierto y esperar los refuerzos o marcharse cuanto antes. Esperaba que esta vez fuera obediente como lo hizo cuando la llevé a mi departamento luego de habernos encontrado.

O que la situación fuera otra, cómo nuestra primera noche en Paris, luego de que ella corriera y yo la persiguiera...



Me molestó verla con un rostro inocente luego de correr por las calles sin saber a dónde iba o a qué podríamos exponernos. Recuerdo que me dije que tenía razón, que realmente necesitaba un respiro algunas horas antes de enfrentarme al verdadero caso. Y terminé cediendo.

La escuché llamarme cariño, seguro que metiéndose en su papel de mi recién esposa. Porque su sonrisa burlona solo pudo decirme eso. Entones suspiré resignado a seguirle el juego aquella noche, no me venía mal caminar por las calles de aquella ciudad repleta de calma y sitios bien vistos a pesar de ser sencillos. El frío ya no representaba tanto problema luego de entrar en calor cuando la perseguí.

Creo que esa fue la primera vez que la vi realmente feliz a pesar de, seguro, saber a lo que podría enfrentarse al siguiente día. Y no voy a mentir que me agradó verla de tal forma, qué van a saber ustedes, extras, sobre lo que realmente ha pasado en mi vida como para poder decirles sin tapujos lo que pensé al verla. Más les vale no correr con ella y decirle, aunque lo supo mucho tiempo después, así que no pierdan el tiempo.

Sabría que Momo o alguien de ellos me preguntarían qué fue lo que hice un día antes de encontrarme con ellos y eso podría serme de utilidad para responderles, aunque no era algo que les importara, de hecho. Sin embargo, esa noche tuve la oportunidad de saber un poco más de ella sin necesidad de preguntarle.

—¿Sabes...? —habló con calma—. A pesar de lo que está por venir, de ser usada solo como un complemento para tus tantos disfraces...

Quise reclamarle, porque ella no era un simple disfraz.

—Me hace feliz estar aquí —dijo, y su mirada se clavó en el suelo, como si estuviera apreciando la acera debajo de sus pies o quisiera contar las escasas piedras que fingiría patear.

No quería dar paso a otra pequeña discusión entre nosotros o volver a sonar hostil como lo fui al llegar al aeropuerto. Entendía que había cambiado de golpe su estilo de vida, su forma de pensar, de comportarse tal vez, incluso su forma de vestir. Debía comprender que aun pretendía seguir con la vida normal que se le arrebató, que de un día para otro no iba a tomar a la perfección el papel que ahora tenía y que mucho menos se desempeñaría como una gran espía de élite como lo era... tenía que entender eso. Y aquella noche me di la oportunidad de fingir que no era un agente del gobierno de Japón, sino un hombre común que visitaba aquella ciudad y se daba la libertad de perderse en sus calles junto a una chica como ella.

Agente 001: Dynamight [Katsuki Bakugō] Where stories live. Discover now