Nunca te olvidaré.

Capítulo 8

Cuando desperté estaba en el hospital, me costó un poco reconocer todo. Analicé la sala hasta que vi que a un costado mío estaba Kisaki revisando su celular. La última persona que quería ver, increíble.

—Ya despertaste —dijo Kisaki para después levantarse y pararse al lado mío, se le veía extraño, tenía una leve sonrisa en su rostro.

—¿Qué sucedió?

—Te desmayaste, en un momento vendrá el doctor.

No dije nada más, solo me quedé recostada en aquella camilla, miré por la ventana, estaba oscuro. La luna se podía ver con claridad, era hermosa, la última vez que había admirado su belleza fue cuando estaba con Souya. Me perdí mirando la luna hasta que las cortinas se cerraron por obra de Kisaki.

—Está comenzando a refrescarse, pediré que te den de alta para que podamos irnos, ¿Hanma te dio mi regalo?

—Si tiene un micrófono, una cámara oculta o un GPS, no quiero nada —dije con seriedad.

—No tiene nada de eso.

—No confío en ti.

—Pero yo estoy tratando de confiar en ti, así que agradecería que trates de cambiar un poco. Pon más de tu parte para que las cosas sean mejor.

—¿Por qué haría eso?

—Para que nuestro hijo pueda crecer en una buena familia.

Mi cuerpo se tensó, me senté rápidamente.

—¿Qué dijiste?..

Kisaki me sonrió y se sentó a mi lado, tomó mis manos y las besó.

—Estás embarazada, vamos a ser padres.

Mi rostro se desfiguró cuando escuché eso, mis ojos derramaron lágrimas, pero no de felicidad. Comencé a golpear la cama, mis piernas y mi estómago.

—¡No! ¡No quiero! ¡No quiero tener nada contigo! ¡NADA! ¡No lo quiero, no lo quiero! —mis gritos alarmaron a las enfermeras, quienes inmediatamente vinieron a ponerme un sedante— no quiero, no... No con él...

Volví a despertarme, esta vez no estaba en el hospital, estaba en el departamento. Me senté lentamente y miré mi estómago, apreté mis puños con fuerza mientras lloraba.

—¿Por qué? ¿Por qué yo? —lloré sujetando mi cabeza— ya no aguanto más, ¿Por qué me está pasando todo esto a mí?

Sentí un sonido, miré hacia la mesita de luz y ahí estaba el celular que me regaló Kisaki. No dejaba de sonar, así que lo agarré.

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Número desconocido.

Hyung, soy Kisaki. Hanma pasará a dejarte todo lo que necesites, si hace falta algo, se lo pides a él.

Descansa, quiero que nuestro bebé esté bien, no hagas ninguna estupidez.

Nos vemos en la noche.

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Casi al instante la puerta del departamento se abrió, era Hanma. Me recosté nuevamente en la cama haciéndome bolita con las sábanas.

—Pensé que estarías más contenta, vas a tener un bebé.

—Esa es la noticia más trágica que me dieron en toda mi vida —dije molesta— y de Kisaki, lo peor del asunto.

—¿Por qué te molesta tanto la idea? —Hanma rio.

—¿Para que salga igual que su padre? Prefiero no tenerlo.