Capítulo 9

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Después volví a despertar, me sentía un poco mejor, miré a mi alrededor, estaba en una habitación del hospital. Kisaki al ver que desperté, fue conmigo.

—¿Cómo estás?

—Mejor, ¿Dónde está Yung?

—Está en otra habitación.

—Quiero verlo.

Kisaki no respondió durante unos segundos, su rostro se veía serio.

—No lo verás.

Cuando Kisaki dijo eso, me levanté sentándome en la camilla.

—¿Qué estás diciendo?

—Hanma me dijo que querías irte después de que nazca el bebé. Si planeas irte, no te dejaré ver nunca más a Yung.

—No puedes hacer eso, es mi niño —dije molesta.

—Ya he dicho, mientras no cambies de opinión, no lo verás.

Kisaki estaba por irse, me desconecté del suero y caí al suelo, él al verme fue rápidamente hacía mí, sujeté su pierna con fuerza.

—¡Ya me has quitado todo! ¡¿Ahora me quieres quitar a mi bebé?! ¡¿Tanto me odias?! ¡¿Tanto quieres verme sufrir?! ¡Devuélveme a mi bebé! —grité tan fuerte que diría que todo el hospital me escuchó, enfermeras comenzaron a llegar.

—Ya dije que no lo verás mientras tengas esas ideas en la cabeza.

—¡Devuélveme a mi bebé, Kisaki! ¡No puedes alejarme de él! —las enfermeras me sujetaron, veía a Kisaki irse— ¡KISAKI! ¡Kisaki maldito, no te vayas!

—Señorita, por favor, cálmese.

Apreté mis puños molesta y empujé con todas mis fuerzas a las enfermeras, fui corriendo tras Kisaki y le sujeté del brazo, él me empujó haciéndome caer al suelo.

—Me quedaré... —dije llorando, Kisaki volteó a mirarme— me quedaré, pero dame a mi bebé... Por favor... Ya no me quites a nadie más, te lo suplico...

Kisaki me cargó en sus brazos y me llevó a la camilla nuevamente, tenía una sonrisa amplia, cuánto lo odiaba.

—Lo verás cuando salgas del hospital.

Pasaron unos días y finalmente salí del hospital, fui al departamento, allí estaba Kisaki con el bebé en brazos, a su lado estaba Hanma burlándose de él.

—Mira quién llegó —anunció Hanma.

Kisaki no volteó a verme, miré a Hanma con odio. Fui hasta Kisaki y le quité a Yung quien empezó a llorar, de seguro tenía hambre. Lo llevé a la habitación, Kisaki había acomodado un cuarto especialmente para Yung, me senté en el sofá con el bebé en brazos, por fin pude estar tranquila un momento.

—¿Tienes hambre? —el bebé inmediatamente se calmó al estar entre mis brazos, ¿No querías estar con él, verdad?

Pasaron cuatro años y mi pequeño creció, su cabello se llenó de pequeños rizos negros y sus ojitos eran de color café, ya estaba en preescolar y lo único que le agradecí a Kisaki era que me dejara ir a buscarlo. Se me hizo mucho más difícil ver a Chifuyu ya que Kisaki estaba en casa más seguido, pero las pocas veces que nos veíamos, me decía cuánto me quería y que nos iríamos con Yung.

Temíamos que Yung le dijera algo a Kisaki sobre Chifuyu, pero por suerte no fue así, le dije que sería nuestro secreto ver a Chifuyu y lo convencía con paseos al parque o golosinas. De todas formas sabía que Kisaki se enteraría tarde o temprano de Chifuyu, así que planeamos escapar, ya estaba todo casi listo.

Nunca te olvidaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora