Feliz cumpleaños Souya

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25 de mayo de 1989. El día que nació el amor de mi vida, la razón por la que aprendí que aunque siempre he estado sola, no tenía que sentirme desamparada. El hombre que me enseñó a levantarme una y otra y otra vez porque tenía un propósito, aquel que me permitió ver una luz en mi oscuro sendero, y que me permitió soñar en un océano donde las algas te sumergen en el fondo. Aquel que me permitió respirar aunque el aire fuera espeso. Souya Kawata, un hombre que me enseñó a aceptarme por quien soy, no para que los demás me quieran, que no se apartó de mí ni siquiera cuando le mostré un lado desagradable mío. Alguien que aceptó mi oscuridad como mi luz y la transformó en vida. Aquel hombre al que le estaré eternamente agradecida...

Este capítulo está dedicado completamente a él, al igual que mi corazón en el que siempre estará su nombre grabado.

Era la primera vez que celebraba el cumpleaños de Souya después de que comenzamos a ser novios. Estaba algo nerviosa, siempre me había sentido tonta al hacerle regalos a mis parejas o amigos, mayormente porque ellos se encargaban de hacerme saber que eso era lo que pensaban de mí. Y sí, lo sé, quizás después de todo lo que Souya hacia por mí, no tenía el derecho de pensar mal de él, pero... De alguna manera sentía miedo de que todo cambie ahora que éramos novios, de que su comportamiento cambie y el Souya amable y amoroso que se había robado mi corazón, ahora se vaya para siempre al tenerme "asegurada".

—Debo dejar de pensar estupideces... —me critiqué a mi misma, dándome un suave golpecito en la mejilla para hacerme reaccionar.

25 de mayo.

Extrañamente, ese día era muy frío, lo cual era raro debido a la estación y que, por lo general, en Japón el clima suele respetar bastante su época del año. Sin embargo ahí estaba yo, sintiéndome tonta y ridícula, con mi mochila en las manos que apretaba suavemente, por temor a romper lo que allí se escondía.

Cuando finalmente llegué a la casa de Souya, su mamá me atendió, la señora Kawata es una persona muy amable y de carácter fuerte. Si tuviera que compararla con alguien, diría que se parece a Mitsuki Bakugou, la mamá de Bakugou de BNHA. Suele ser una mujer amable y divertida, pero al vivir sola con sus hijos tuvo que adoptar un carácter brusco para que la gente no le pasara por encima: una mujer increíble que siempre respeté.

—Querida, que gusto verte —habló, abrazándome fuertemente— Souya está en su habitación, si quieres puedes esperarlo en la sala. Yo iré a buscar el pastel.

—¿Le gustaría que la acompañe?

—No, gracias. Recién viniste, ponte cómoda.

Sonreí dulcemente y asentí, despidiendo a la señora Kawata mientras se iba, finalmente entré, me saqué mis zapatos y los dejé en un estante a un costado de la entrada. Apenas entré, Nahoya estaba en la sala mirándome fijamente.

—¿No me vas a decir algooo? —preguntó con su habitual tono burlón.

—No, ¿Qué cosa? —reí, fingiendo que había olvidado su cumpleaños.

—¡Pero! ¡¿Cómo puedes olvidar mi cumpleaños?! ¡No solo es el cumpleaños de Souyaa, no seas mala! —bufó, sacudiendo sus pies en el sofá.

No pude evitar reír, tenía los dos regalos en mi mochila, así que agarré una bolsa que le había preparado a Nahoya y se lo di.

—Ya deja de llorar, aquí tienes. No lo olvidé —dije, dándole su regalo.

Nahoya abrió la bolsa con emoción y no sé si le gustó mi regalo, pero se veía feliz. Bueno... No puedo diferenciar sus sonrisas... Le había comprado un kit de cuidado para el cabello, una secadora, una plancha, ya saben, todo eso. Aunque no lo parezca, Nahoya es ese tipo de persona que le gusta hacerse de todo en el cabello. A veces lo tiene lacio, otras veces rizado, se lo rapa, se lo tiñe... Y lo gracioso y molesto es que arrastra a Souya a sus crisis existenciales con su cabello.

Nunca te olvidaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora