Temp. 2, cap. 5

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Pasaron tres meses después de ese día, no supe qué fue de Key o de los demás, solo sabía que me daba mucha vergüenza salir a la calle. Sentía miradas encima mío, yo misma me juzgaba por mis decisiones.

Chifuyu y Takemichi no volvieron a dirigirme la palabra, tampoco había intentado mantener una relación con ellos, actualmente se podría decir que la única persona con la que tenía una comunicación era con Hanma y Kisaki. De alguna manera me sentía feliz, Souya seguía vivo, lo supe cuando escuché una conversación entre Takemichi y Chifuyu.

—¿Hoy tampoco vas a salir? —preguntó Hanma— uno viene feliz y verte a ti me deprime.

—No tengo ganas de salir —dije mientras miraba por la ventana.

—Cambia esa cara, parece que te tienen encerrada aquí en contra de tu voluntad —Hanma rio— y no es así.

—Ya cállate, cocina algo por favor, tengo hambre.

Me alejé de la terraza y fui con Hanma revisando las bolsas que había traído.

—¿Qué es esto? —pregunté mirando toda la comida que había traído.

—¿En qué mundo vives? Es nochebuena —me dijo mientras me daba un leve golpe en la frente— Kisaki me mandó a traer esto, luego vendrán los sirvientes de su majestad para poner la mesa, tú solo tienes que preocuparte en cambiar esa cara de demacrada.

—¿"Su majestad"? —reí sacando algunas galletas de una bolsa— ¿Desde cuándo tenemos tanta confiancita?

—Desde que me autoproclamé su padrino de bodas.

No pude evitar reír al escuchar a Hanma decir eso, a veces podría ser muy divertido hablar con él.

—¿Y la madrina? —arqueé una ceja.

—Uy eso sí te lo debo —comentó mientras levantaba sus manos.

Pasamos la tarde riendo, llegó un punto en el que se fue diciendo que pronto llegaría Kisaki, mantuve mi sonrisa hasta que se fue. En el momento en el que Hanma cruzó la puerta, mi sonrisa desapareció repentinamente, volví a mi antigua posición, sentada en unos asientos de la terraza, miré mi celular.

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Kisaki

Hoy no podré llegar, lo siento.

Mandé a Hanma a dejarte algunas cosas, te veo mañana.

Feliz nochebuena, cariño.
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Algunas señoras llegaron, de seguro era para acomodar la mesa y limpiar la habitación.

—No se preocupen, solo vayan —sonreí con amabilidad— feliz nochebuena.

Todos se fueron, me quedé sola mirando el cielo, agarré una bebida y disfruté de la tranquila brisa. Esa noche congelaba bastante, miré el cielo soltando una gran bocanada de aire, solo esperaba que todo lo que estaba haciendo valiera la pena de algún modo.

Sentí la puerta abrirse, me giré un poco, vi un traje elegante y devolví mi mirada a la ciudad.

—Pensé que no ibas a venir, pedí que guarden la comida, no tenía hambre —dije mientras abrazaba mis rodillas, sentí pasos acercarse a mi— pero puedo pedir que vuelvan a-

Cuando miré a la persona a mi lado, vi que era Hanma, me sorprendió verlo ahí.

—¿Qué pasa? ¿Esperabas a alguien más? —Hanma se burló.

Nunca te olvidaré.Where stories live. Discover now