18 | Detener el universo

35 2 0
                                    


♫ El fin del mundo ― La La Love You ft. Axolotes Mexicanos ♫

Quinn

Aunque parezca extraño, me siento cómoda.

El silencio nos envuelve a ambos en la quietud de la azotea, mientras el resto del mundo continúa vibrando a nuestro alrededor. Sienta bien parar de golpe, detener el universo por unos momentos y disfrutar de la brisa nocturna, aunque esta sea fría y se me congele la nariz.

Pero no me quiero mover por nada del mundo.

Diablo tenía razón: necesitaba conocer este lugar y no lo sabía.

Al mismo tiempo que pienso en él, se revuelve un poco a mi lado y recuerdo lo pegados que estamos el uno al otro. La cantidad de minutos que llevamos en silencio. Nuestras respiraciones acompasadas mientras cantábamos mi canción favorita.

La magia que he sentido en el corazón y que, de alguna manera, quiero rechazar. Y no puedo.

Sé lo que toca ahora. Cada vez ha ido anocheciendo más y tendrá que irse. Yo también. Me gustaría alargar este momento un poquito más, que me cuente algo alegre sobre él. Ahora que sé lo de su hermano, no puedo mirarlo con los mismos ojos. Ha tenido que sufrir mucho.

No quiero imaginar lo duro que sería perder a Alisson.

No estamos preparados para perder algo tan valioso y es injusto, porque la vida es cruel y nos arranca de las manos a veces lo que más queremos en el mundo. Y te quedas con la impotencia de no haber podido hacer nada.

Con el amargo sabor de boca al entender que no cambiará la situación, por mucho que lo intentes.

Por mucho que cierres los ojos y desees que eso nunca haya sucedido.

Lo viví en mi propia piel cunado tuve que aceptar que papá no volvería a casa. Se había ido y era feliz sin nosotras.

Es duro pero cierto. Fue así.

Es así.

―Tengo que bajar; es la hora del espectáculo ―susurra en mi oído. Es tan íntimo, tan personal...

Ya no parece el mismo tipo chulo que hace unas horas me observaba de arriba abajo en la biblioteca. Es como si se hubiera convertido en una persona totalmente distinta. Me intriga lo camaleónico que es, el dolor que encierra en sus entrañas.

Me gustaría ayudarle a sanar, aunque no sabría cómo.

¿Qué le dices a alguien cuando su mundo se rompió y no hay forma posible de recomponer esas piezas?

―Sí, se está haciendo tarde... ―murmuro sin ganas.

Se pone en pie y me ofrece su mano para ayudarme a levantarme. Cuando tira de mí, el impulso es demasiado fuerte y casi caigo sobre él, pero me tambaleo antes y echo el freno.

―Qué vergüenza... Parezco un pato.

―¿Qué? ―pregunta, divertido―. ¿Por qué dices eso?

―Porque soy demasiado torpe. No doy un paso recto. Y suelo romper todo lo que toco.

Diablo baja la vista hacia su mano, que sigue agarrando la mía. Ni siquiera me había dado cuenta.

Mis piernas se vuelven de gelatina y tiemblo un poco más.

―Por suerte a mí no puedes romperme ―susurra, mirándome a los ojos.

El mundo vuelve a detenerse durante unos instantes y, joder, no sé qué hacer con esta sensación que me inunda el pecho. Creo que me he olvidado de cómo respirar y necesito ayuda.

Siempre, DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora