33

1.6K 187 68
                                    

—Respira Diggory

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Respira Diggory.

Cedric rodó los ojos encontrándose con la cara burlona de Fred delante suyo, ahora sentándose al lado de Anthony el cual bostezaba sin parar.

—Buenos días Fred. Que te trae por aquí?— pregunto este intentando no dormirse.

—Los celos, los huelo a kilómetros y aquí estoy, viendo como te mueres de ellos por Brooke.— murmuró este bebiendo de su zumo de calabaza tranquilamente.— Solo quería saber cómo estás, capullo.

El Hufflepuff miró a su amigo quien se encogía de hombros para volver a la mesa Gryffindor donde se encontraba la chica junto con George hablando tranquilamente.
—Estoy bien.

—Y una mierda. Si pudieras matar con la mirada ya te hubieras cargado al nuevo, y a George y a mi. Y a todo el que la mirara.— explicó este señalando con la cabeza a cierto rubio.

—No me transmite confianza, pero no le tengo envidia ni celos.— murmuró este. Nadie respondió dando cierta incomodidad al castaño.— ¡No son celos! Solo no me gusta, y ya.

Y con eso, Anthony bufó.
—Y una mierda. Le partirías la cara si pudieras, pero no te ha hecho nada mal paso que sería injusto, y la injusticia no va contigo, ¿cierto?

Buen discurso pensó Cedric. Cuando quería responderle, Vlad entró al gran comedor con cara algo cansada, lo que significaba que había estado haciendo algo malo y no había dormido.

"No Cedric, no pienses mal. No lo conoces." se repetía una y otra vez mientras veía como se sentaba en la mesa Slytherin alejado de todos.

—Cuento los días que pasan hasta que le sueltes el puñetazo de toda su vida.— soltó el pelirrojo de forma vacilona, mientras despeinaba a Anthony y se iba de allí para encontrarse con sus amigos en su mesa.

—Eso no pasará.— respondió Cedric algo molesto mirando a Brooke.— A que no, ¿Anthony?

Cuando miró a su amigo, este aún miraba al pelirrojo. Extraño, pensó el castaño.
—Anthony.

—¿Eh? Si, digo... que hay clase, toca clase, defensa contra las artes oscuras. Vamos, llegaremos tarde.— se sobresaltó este algo nervioso mientras se levantaba.

—¿Todo bien?— le preguntó este.
—S..si. Eres tu el raro, ademas, mira.— mencionó este, y con la cabeza señalando como el nuevo del gorro se acercaba a la chica.

A su chica. Ni pensarlo.

—¡Hey! Umm... ¿Brooke?— preguntó el Slytherin algo perdido.
—Buenos días rubito, ¿que te cuentas?— le respondió ella con naturalidad.— ¿Como es que no estás con Adrián? Pensaba que ya os habíais hecho amigos.

Este solo se encogió de hombros. Pasó su mirada a George el cual no había dicho nada y tragó hondo.
—¿Weasley verdad?

El pelirrojo asintió y sonrió.
—Me sorprende que no te hayan prohibido hablar con nosotros.— admitió este ahora más tranquilo.
—Oh vamos, esa rivalidad es de quinto año, ya sabes, team Malfoy team Potter, nada del otro mundo.— bromeó la chica.

—Además, a mi no me prohíben hablar con nadie, yo me puedo juntar con quien quiera, y algo me dice que me lo pasaré bien con vosotros.— explicó este.— Parecéis divertidos.

Y mientras George acababa de conocer al rubio, Brooke miraba y sentía como los celos de cierto Hufflepuff aumentaban. Perfecto.

—No estoy celoso.— mencionó Cedric mientras se sentaba en uno de los pupitres de la clase.
—Si lo estás.— le siguió Anthony sentándose a su lado.

—No lo estoy, solo... necesito la ayuda de... ¡Fred!— le dijo al verlo entrar a clase.
—Mande.— contestó este lo más tranquilo posible.— ¿Que quieres ahora Diggory?

Cedric señaló como la chica se sentaba junto a Vlad y empezaban a hablar tranquilamente pero con cierto interés, y se notaba que había tensión.
—Quieres que te ayude, ¿cierto?— preguntó él pasando su mirada por el castaño para mirar a su amigo el cual también lo miraba fijamente.

—Si, necesito que los apartes o que hagas algo que le diga al gorritas este que Brooke no es alguien con quien deba meterse.— comentó Cedric muy seguro.

Y Fred quien seguía mirando a Anthony suspiró hondo para ver a su amiga la cual mantenía una conversación con el Slytherin.
—¿Estás seguro que quieres mi ayuda?

—Si, contigo no se enfadará, en cambio si hago algo yo... no me volverá a hablar en la vida.— siguió insistiendo este.

El pelirrojo se relamió los labios pensando alguna manera de separarlos, y es que estaba en blanco. La mirada penetrante de George no lo dejaba concentrarse.
—Fred, por favor, ayúdame.— le pidió finalmente el castaño casi suplicando.

—Lo haré si aseguras una victoria para Gryffindor en el siguiente partido.— le exigió este finalmente.— Eso, y no cuestionarás mis métodos.
—Si, si... vale, pero haz algo.— le pidió este.

El pelirrojo sonrió y negó decepcionado.
—Tío, espero que los de tu equipo no se enteren de la tradición que acabas de cometer... vamos, ¿en serio acabas de aceptar la derrota de quidditch por una chica? Penoso.

Dicho eso, Fred empezó a acercarse a Brooke y Vlad con seguridad hasta quedarse delante de ellos, apoyando sus manos en la mesa.
—Freddie... ¿que te trae por aquí?

El pelirrojo miró de reojo a ambos Hufflepuffs que lo miraban atentamente y pensó.

Si lo hacía, mataría dos tiros de una. Gryffindor ganaría el siguiente partido, ayudaría a Brooke de muchas formas aunque no lo viera en ese momento, haría que Cedric se diera cuenta de lo estúpido e inútil que estaba siendo y por último....

Y por último a Anthony.

—¿Fred?

—Lo siento.

—¿Qué?

Fue algo is esperado cuando el pelirrojo tomó de las mejillas a su amiga y la besó delante de toda la clase en aquel momento.

Exacto.

Fred estaba besando a Brooke la cual estaba más que en shock y no hacía nada. Suponía que aunque fueran amigos, la tensión estaba ahí. Siempre estuvo ahí, suponían.

La Gryffindor aún miraba a su mejor amigo con la boca abierta al igual que George mientras que Fred se sentaba en su silla con la mayor tranquilidad del mundo.

—¿Que coño ha sido eso?

El pelirrojo implicado el cual estaba sentado cómodamente en la silla miró hacia atrás encontrándose con la cara de Cedric de no poder creérselo.

Sonrió vacilonamente y le guiñó el ojo para volver a mirar hacia adelante.
—Oh, nada, negocios.

Y que oportuno pues justo en ese momento donde todos estaban callados y aun sorprendidos, la nueva profesora entró.
—Buenos días alumnos, la clase empieza desde ahora.

Caminó haciendo ruido con sus zapatos hacia en frente de la clase y sonrió diabolicamente.
—Mi nombre es Dolores Umbridge, y seré vuestra profesora de DCAO.

—Simplemente, genial.

my game, my rules (Cedric Diggory)Where stories live. Discover now