CAPÍTULO 22

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Año 835 desde el descubrimiento del chacra

Konohagakure

Todo había ocurrido tan rápido. Cuando Tsunade lo vio entrar, corrió hacia ellos. Les gritó a las enfermeras una camilla y lo obligó a bajar a Naruto de sus brazos. Lo hizo con mucho cuidado. La dejó en la camilla y las enfermeras bajo las ordenes de Tsunade la llevaron a través de los pasillos del hospital. Él iba detrás de ellas. No fueron necesarias las palabras. Todos parecían entender la importancia de la situación. Sentía las miradas de los demás en el hospital sobre ellos. Las ignoró y siguió avanzando a gran velocidad. Todos giraron a la izquierda y abrieron con brusquedad una habitación. Antes de que pudiera entrar, Tsunade le cerró la puerta en la cara. Se quedó allí parado unos segundos.

Después comenzó a caminar por el pasillo. Allí había diez sillas. Cinco a cada lado de la pared. No se sentó, solo comenzó a caminar dando vueltas en el pasillo. Era lo único que podía hacer mientras sentía el temblor en sus manos y piernas. Su respiración era errática. Y su mente, solo he de decir que estaba revuelta entre retazos de lo que vio en el Valle del Fin. En un principio había creído que Naruto estaba muerta. Al final sintió un gran alivio cuando notó el pulso en su cuello. Pero era débil. El siguiente recuerdo solo era correr a través del bosque en medio de la lluvia. Con su cuerpo intentaba proteger a Naruto del agua y la suciedad del aire. La herida que vio lo mantenía asustado. Su pecho sangraba mientras podía ver que de su boca y ojos salía un extraño líquido negro. Al final, después de varias horas, por fin pudo llegar a Konoha. No le importó empujar a las personas que se reunían justo en la entrada. Solo corrió en dirección del hospital. El último recuerdo solo fue de años atrás: en donde solo podía recordar a su maestro mientras le anunciaba felizmente que sería padre. Ante eso último recuerdo, sintió que su estómago se revolvía.

«He fallado —pensó mientras llevaba sus manos a la cabeza—. Tantas veces he fallado. Ahora la hija de mi maestro está... está...»

Bajó su mirada y notó la sangre que estaba impregnada en su chaleco verde. También notó la sangre en sus manos. Esa imagen le trajo otro recuerdo. La muerte de Rin Nohara, su compañera de equipo, quien había muerto por su culpa. Su mano le había atravesado el pecho y la sangre había quedado impregnada desde la punta de sus dedos hasta la mitad de su antebrazo. Ahora, esa imagen se transformó en un nuevo fracaso. No pudo mantener segura a Naruto: su alumna y la hija de su maestro. Solo esperaba a que Tsunade saliera y dijera que ella estaba bien.

Y así se quedó sentado en el pasillo por varias horas, solo esperando a que le dijeran buenas noticias. No quería otro nombre que conociera en la piedra conmemorativa que estaba en los campos de entrenamiento. 

Despertando en el ayer | Naruto Fem x KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora