Capítulo 13

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Ante la incertidumbre de saber si Samuel en verdad lo recordaba o no, Rubius decidió ir a casa de Willy para hablar al menos un poco con Samu, así Willy estaría presente y fungiría como un intermediario entre los dos para evitar que algo malo pasase; si Samuel efectivamente lo recordaba, entonces podría quedarse a hablar con él un rato; si, por el contrario, Samuel no lo recordaba, entonces podía poner como pretexto el visitar "casualmente" a Willy.

Nada de eso pasó.

Cuando la puerta se abrió, un confundido Samuel lo miraba fijamente. Ninguno de los dos decía nada, pero a la vez tenían la intención de decirse todo.

-¿Rubén?

-Samuel.

Los dos hablaron al mismo tiempo, sus palabras sobreponiéndose una sobre otra. Pero cuando uno mencionó el nombre del otro... fue como si algo nuevo hubiese nacido.

Al oía a Rubius llamarlo por su nombre, el corazón del castaño se aceleró significativamente. Debía controlarse y no dejarse llevar por sus emociones conflictivas. "Debes tranquilizarte, esto está pasando solo porque Alexby te metió esa tonta idea en la cabeza". Se advirtió antes de permitir que sus reacciones delataran más su estado vulnerable.

Cuando Samuel dijo su nombre, las esperanzas de Rubius subieron un poco más. Esta era la primera vez que Samuel lo llamaba por su nombre desde el accidente, oírlo fue como una luz alumbrando un camino lóbrego.

Después de un largo silencio donde ambos intentaban tranquilizarse a sí mismos, Rubius fue el primero en hablar.

-Eeeh, yo, yo solo pas, pasaba por aquí y quise, eeh, visitar –su voz salía cortada, pero Samuel pudo entender lo que intentaba decir.

-Willy no está.

-¿Qué?

-Viniste a buscar a Willy ¿no?, él salió, regresará por la tarde, tal vez dentro de unas cinco horas.

-Bueno, yo...

-¿Es todo? –dijo cortante Samuel. Cada segundo que pasaba junto a Rubius se sentía como un peso más sobre sus hombros y una punzada más en su corazón. Una sensación desagradable que no podía ser causada por alguien que se supone fue la persona a quien más amaba.

Las respuestas frías y agraviantes del castaño fueron un aviso de que tenía que detenerse e irse lo más rápido posible, pero aún no tenía una confirmación real sobre lo que Samuel sabía acerca de él, así que intentó recopilar información.

"Tal vez solo está actuando así porque está nervioso". –No, no es todo –dijo seguro el peliblanco. –Me gustaría hablar contigo.

-¿Conmigo? ¿Por qué?

-Creo que sabes porqué –el tono desafiante de Rubén intimidó a Samuel, su único mecanismo de defensa fue actuar del mismo modo.

-No lo entiendo, tú y yo no tenemos nada de qué hablar.

-Deja de hacerte el idiota –dijo Rubius casi gritando. En este punto ya no importaba si Samuel lo recordaba o no, debía buscar ese 0.1 % de probabilidad antes de decidir rendirse por completo e irse a Noruega.

-Será mejor que te vayas de aquí –contestó Samuel controlando su enojo y aparentando serenidad. –Nosotros no somos amigos, no hay nada que tenga que hablar contigo, así que por favor... vete.

-¿Amigos? –Rubius habló por lo bajo. –Tienes razón, no somos amigos, pero hace un momento me llamaste por mi nombre, ¿cómo lo supiste? Si no somos nada ¿cómo es que sabes eso?

-Estás siendo absurdo –Samuel buscaba alguna manera de justificarse. –Obviamente sé tu nombre, eres amigo de Willy, Luzu, Alex... es normal saber tu nombre, ellos te han mencionado algunas veces. Deja de pensar de más, realmente me molestas.

El corazón de ambos ya estaba destrozado, uno sabía la razón, el otro seguía lastimándose sin ser consciente; después de la última oración de Samuel, terminaron de romperse por completo.

-Entiendo –dijo Rubén. –Si así quieres verlo, nosotros no somos ni fuimos nada. Perdona por molestarte y gracias por todo.

Rubius se dio la vuelta, decidido a irse y no regresar, sabiendo que esa era su despedida con el amor de su vida. Una despedida lo suficientemente deplorable y triste como para terminar con todas sus esperanzas.

Incluso si ahora llegaba alguien a decirle que tenía la oportunidad de regresar el tiempo e impedir el accidente para que todo siguiera como antes, diría que NO; si alguien llegaba con una poción mágica capaz de devolverle todos los recuerdos a Samuel, seguiría diciendo que NO.

Si Samuel en verdad no podía recordarle, ¿no quiere decir que nunca lo amó?

Tal vez siempre estuvo destinado a ser el que más sentía, el que más perdía y el que más sufría. Si eso significaba que Samuel estaría bien, estaba dispuesto a soportar todo eso y desaparecer de su vida de manera definitiva.

Miró una última vez hacía atrás, la puerta ya estaba cerrada.

"Samu, desde hace tiempo que ya no me perteneces, pero a partir de este día reconozco que ya no eres mío".

***

Al cerrar la puerta tras de él, Samuel se desplomó hasta el suelo, cayendo sobre sus rodillas y preguntándose por qué había actuado de esa manera. Su respiración entrecortada le jugaba una mala pasada, sentía un dolor en el pecho diferente a otras ocasiones. Deseó que Willy estuviera ahí para ayudarle.

"Ahora estoy más seguro de que Alexby me mintió. Una persona a la que amas y que te ama, debe traerte paz, no angustia y dolor. Tal vez Rubius no sea la respuesta a todos mis problemas, tal vez Rubius sea la causa de todos ellos".

Sin saberlo, Samuel estaba creando un resentimiento infundado hacia Rubén.

Recordó que Alex le había dicho que Rubius y él se odiaban, tanto que solo se buscaban para molestarse el uno al otro. Las probabilidades de que esa fuera la verdad parecían cada vez más lógicas para Samuel.

Al cambiar sus sentimientos por Rubén de esperanza a rencor, pudo calmarse poco a poco. Definitivamente no hablaría de esta reunión con Willy, ni con nadie. A partir de ese momento su nuevo objetivo era seguir avanzando, borrando completamente de su cabeza a esa persona; dejaría de ver sus videos, de preguntarse qué le ocurría y de buscar información.

A partir de ese momento, Rubén Doblas desaparecería de su vida de manera definitiva.

***

Ahora Rubius sabía que Alex había mentido, aun así, no se sintió molesto.

-Alex –llamó al menor.

-¿Rubius? ¿Pasa algo? –dijo el menor del otro lado de la llamada.

-Me voy a Noruega.

Alex comprendió que su amigo se había dado cuenta de sus mentiras. El sentimiento de sentirse una mierda había llegado a su punto máximo. –Si es tu decisión, entonces está bien, te ayudaré en lo que necesites.

-Haré todo yo solo –dijo Rubius apresuradamente. Después de un silencio sinuoso, continuó. –Gracias por todo, Alexby.

El pequeño sentía como si se tratara de una despedida, una despedida que probablemente no tendría un reencuentro próximo. Las palabras del menor salieron temblorosas e inestables. –Rubius... en serio lo siento. 

Lo que recuerda de mí || RUBEGETTAWhere stories live. Discover now