Capítulo 20

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Samuel sabía el día y la fecha del vuelo de Rubius, lo que también podía traducirse como: no tenía tiempo ni siquiera para dudar.

En la madrugada, horas antes del vuelo, sin perder ni siquiera un segundo, entró corriendo a su propia casa, la manija estaba algo húmeda y el ambiente se sentía extraño, como si alguien hubiera estado ahí antes de que llegara.

Ya no podía seguir dudando y preguntándose si lo que estaba haciendo estaba bien o no. Si todavía tenía una oportunidad de recuperar a Rubius, entonces se arriesgaría a intentarlo.

Su última esperanza estaba en esa habitación, a la que se había acobardado entrar en la última ocasión que estuvo ahí. Era muy claro que esa habitación pertenecía a Rubius. Internamente deseó que el peliblanco hubiera olvidado algo, por si la habitación por sí misma no era suficiente para recordar.

Su respiración agitada, sudor escurriendo de su frente, el corazón tendiendo de un delgado hilo. Tomó la manija de la puerta y la giró sin dudarlo.

La puerta estaba cerrada.

"¿Qué? ¿Por qué está cerrada? Joder, joder, joder, ¿dónde están las llaves?"

El destino no estaba cooperando con él. Pero Samuel pensó que si ese era el destino tratando de advertirle algo entonces podía irse a la mierda, porque no dejaría de luchar hasta el final.

Solo 2 horas para el vuelo, y el aeropuerto quedando a más de una... No podía perder el tiempo buscando unas llaves que ni siquiera sabía si tenía.

Con todo el peso de su cuerpo, se lanzó hacía la puerta con el propósito de romperla, esta no solo no se abrió, sino que también le causó un gran dolor en todo su costado derecho. Tal vez terminaría con un hombro dislocado, pero valía totalmente la pena seguir intentándolo.

"Mierda, estúpida puerta, ábrete". Gruñó Samuel antes de seguir golpeando con su cuerpo.

Dos, tres, cuatro embestidas hasta que la puerta se derribó por completo, mostrando el tan misterioso secreto detrás de ella: una habitación vacía totalmente en blanco.

Y las lágrimas comenzaron a brotar.

***

» -Quiero está habitación –dijo Rubén tirándose en la cama y apropiándose de ella.

-¿Seguro? Es más fría que la otra.

-Pero es más grande.

-Si tú quieres... -dijo Samuel moviendo sus cosas a la habitación continua.

Unos días después, cuando los fríos de otoño comenzaron oficialmente, Rubius se escabulló en la madrugada hasta la habitación de Vegetta, perturbando su buen sueño.

-¿Hmp? Doblas, ¿qué haces aquí? ¿por qué no estás durmiendo? –dijo Samuel con voz adormilada.

-Tengo frío –contestó el peliblanco haciéndose un espacio entre los brazos del castaño.

-Te lo dije –Samuel abrazó al chico para proporcionarle un poco de su calor corporal. –Mañana busquemos a alguien que nos ayude a instalar la calefacción.

-Hmp. –"contestó" el peliblanco antes de quedarse completamente dormido. «

» Después de un tiempo muy activo en sus canales de youtube y twitch, ambos tomaron la decisión de irse de vacaciones; Samuel quería descansar en una playa de arenas blancas y lejos del turismo, Rubius quería ir a un parque de diversiones en una gran ciudad como Tokio. Siendo las dos ideas totalmente contradictorias, la única resolución que tuvieron fue ir a ambos lugares.

Lo que recuerda de mí || RUBEGETTAWhere stories live. Discover now