Epílogo

260 35 5
                                    

El sol resplandecía con intensidad, un esclarecer deslumbrante y colorido. Pintando el cielo azul de colores naranjas, cárdenos y rosas; la perfecta representación de los sentimientos de ciertas personas.

Corazones agitados, sonrisas sinceras y una calidez impresionante. Una mañana que quedaría graba en la memoria de todos los involucrados, la mañana en la que el dolor del pasado desaparecía del todo para comenzar una vida con un lazo inquebrantable.

Manos temblando, ojos brillando, mejillas sonrojadas. Cualquiera que los viera sabría que existía amor entre ellos.

A pesar de encontrarse separados, la viveza en sus rostros reflejaba felicidad y satisfacción.

También había urgencia y nerviosismo, como si quisieran salir corriendo y encontrarse antes de tiempo, afortunadamente contaban con buenos amigos que no permitirían que rompieran con tan importantes creencias.

-¿Estás bien? –preguntó el morocho mirando a su mejor amigo caminando de un lado a otro.

-¿Me veo bien?

-Te ves bastante feliz.

-Me siento feliz.

Dos pares de ojos encontrándose, no había necesidad de palabras, sabían perfectamente lo que pensaba el otro. Palabras puestas en miradas de complicidad, cualquier cosa que saliera de sus bocas sería insuficiente para representar todo lo que pensaban.

"Verte feliz me tranquiliza. Samuel... eres mi mejor amigo y mi compañero de vida. Antes de ti no sabía qué tanto podían conectar dos personas, y ahora, cuando te veo aquí, justo en este momento, a punto de dar un paso tan grande en tu vida... siento que las conexiones nunca serán suficientes para que entiendas lo feliz que estoy por ti. Feliz de verte completo. De verte lleno de luz, y esa luz que desprendes, es suficiente para alumbrar mi camino a cualquier parte. Incluso si no brillas por mí."

La puerta se abrió de golpe, una persona entró llena de entusiasmo y desbordando alegría.

-Solo quedan diez minutos, este es el momento de ajustar detalles –Luzu miró a Samuel de arriba abajo, como un radar en busca de imperfecciones. –Tu moño es un desastre ¿quién lo hizo?

Su mirada delató a Willy. –No tengo la culpa ¿en serio pensaron que sería bueno haciendo moños?

Luzu rodó los ojos, entonces se detuvo frente al castaño y arregló los defectos. Con una cercanía más privada, el mayor sonrió sinceramente, entonces dejó salir sus palabras de dicha. –Siempre supe que terminarían juntos, lo amas más que a nada y estoy muy feliz de saber que ahora estás cumpliendo un sueño más.

Fue inevitable que, mientras hablaba, un par de lágrimas descendieran sobre sus mejillas.

Ambos chicos se abrazaron. La ternura que desprendía ese abrazo llegaría a cualquiera que los viera.

***

-¡ERES UN DESASTRE! –gritó Mangel cuando, faltando poco menos de media hora para la ceremonia, su mejor amigo recién llegaba para cambiarse.

-Había tráfico para salir de la ciudad y después un rebaño de ovejas cortó el paso entonces tuvimos que...

-Deja de desperdiciar tiempo hablando y apresúrate.

-Pero tú me pregun...

-¡AAH! –gritó Alexby interrumpiendo la discusión. –No es buen momento para esto.

Con fuerza empujó a Rubius para que entrara al vestidor, Rubius casi cae con la cara en el piso. Todo estaba resultando un tanto desastroso, pero la sensación de por fin sentirse completo, no podía ser arruinada por detalles tan banales.

Lo que recuerda de mí || RUBEGETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora