Capítulo 14

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La casa se quedó en un silencio agobiante. Samuel se había movido a la sala, de repente ya no tenía hambre ni ganas de hacer nada. Los encuentros con Rubius siempre le traían dolor y angustia; verle alejarse era incluso peor, similar a una sensación de desesperanza. En su cabeza, todas esas emociones tenían un nombre: Rubén Doblas, lo que significaba que Doblas = Problemas.

Pasaron horas hasta que escuchó el sonido de la puerta abrirse. El momento de aparentar estar bien de nuevo llegaba, no podía cancelar la cena con Willy por ningún motivo, era algo de lo que habían estado hablando desde hace semanas, ahora el entusiasmo solo provenía de una persona.

-¿Samu? ¿Qué haces aquí? –Willy entró a la sala, el lugar donde Samuel había estado todo el día sin moverse. –Pensé que ya estabas listo, la reservación es en una hora y tú tardas una eternidad en salir –Willy sonreía, feliz y entusiasmado. Al verle, Samuel supo que no podría cancelar de ninguna manera; se esforzaría para que esa cena saliera perfecta y para que el recuerdo de las infortunas reuniones con Rubén no interfiriera en su vida nunca más.

-¿Eh? ¿Ya es tan tarde? Estaba viendo una serie y no me di cuenta de la hora –dijo el castaño aparentando ingenuidad.

-No estarás adelantando capítulos de las series que vemos juntos para después hacerme spoiler, verdad... (?

-No soy tan rata como tú –el fingir cada vez se le hacía más fácil, y cada vez era más creíble, tanto que incluso Willy no se daba cuenta de sus mentiras. –Iré a ducharme y cambiarme, estaré listo en menos de media hora.

-Ajá, ¡eso es imposible! –gritó el morocho mientras Samuel subía las escaleras.

Impresionantemente, Samuel bajó en el tiempo que había dicho. Normalmente demoraba una hora para estar listo, pero esta vez fue un tiempo récord, todo debido a que ni siquiera se había esforzado en buscar algo que combinara o en arreglar bien su cabello.

Willy no notó esos detalles, a sus ojos Samuel seguía luciendo perfecto; el chico podía salir vestido en pijama y seguiría siendo el más guapo.

-Te ves bastante bien –dijo Willy.

-Claro, yo siempre me veo bien.

-¿No vamos?

-Vamos.

Ambos llegaron al restaurante, tanto el exterior como el interior lucían elegantes y minimalistas; con decoraciones sobrias en colores blancos y negros y pequeños detalles en dorado, la ubicación daba una vista espectacular a la ciudad, su mesa se encontraba en la terraza, donde podían sentir el aire templado y ver un anochecer despejado con una luna rutilante sobre ellos. El ambiente prefecto, el clima perfecto, la mejor compañía que podía imaginar y, sin embargo, todo en lo que pensaba se limitaba a ese chico de cabello teñido.

-Pues... -Willy sacó a Samuel de sus pensamientos. –Creo que un ocho está bien.

Samuel sabía a lo que se refería. Dentro de sus juegos estaba el calificar restaurantes, cafeterías, establecimientos, etc., donde iban. Si la calificación pasaba de seis, entonces seguramente volverían, si pasaba de ocho entonces definitivamente se convertiría en un lugar que frecuentaría en el futuro.

-¿Ocho?

-¿Te parece que merece más?

-Tal vez la vista le dé un punto más –comentó el castaño tratando de parecer interesado. –Es verdad que la comida no es diferente al resto, ni la ambientación perfecta, pero es uno de los restaurantes con las mejores vistas en la ciudad.

-Mmm si tú lo dices, entonces nueve, no pienso darle más.

Después de esa conclusión, ambos chicos se quedaron en silencio, mirando la grandeza de la ciudad extendiéndose a lo lejos, ambos pensando en cosas totalmente diferentes e incluso, opuestas.

"Me alegra ver a Samuel cada vez mejor, si las cosas siguen como hasta ahora, es probable que pronto pueda volver a vivir solo. Aunque lo ideal sería pedirle que se quede conmigo".

"Prometí dejar de pensar en Doblas, pero sigue atormentándome todo el tiempo, incluso más que antes. JODER, debo olvidarme de él, dejó las cosas muy claras cuando dijo que nunca nos volveríamos a ver, eso debería tranquilizarme y, sin embargo... se siente peor..."

-Samu –Willy interrumpió sus pensamientos.

-¿Eeh? –un consternado y confundido Samuel volteó a mirarle.

-Puff –rio. -¿En qué pensabas? Parece como si estuvieses a punto de dar con la respuesta para la paz mundial y de repente te interrumpí haciéndote olvidarlo.

-No es... -"tal vez no para la paz mundial, pero sí para la mía". –Nada, admiraba la ciudad.

-Sabes, hoy está siendo una noche muy especial así que creo que debo decirte esto ahora mismo.

Willy se acercó más a Samuel, quien por instinto se hizo un poco hacia atrás en un movimiento casi imperceptible.

-Tú y yo hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, eres la persona en quien más confío y con quien mejor me entiendo, has estado conmigo en mis mejores momentos y en los peores también, fuiste el único que aceptó dejar todo para ir a vivir conmigo a otro país. Siempre hemos hecho todo en equipo, trabajos con marcas, series en videojuegos, los libros... Todo es contigo, no hay nadie más. Y... después del accidente, durante todo este tiempo de tú recuperación, me he puesto a pensar en que...

Willy hizo una gran pausa, dando a entender que lo que seguía sería lo más importante. Samuel lo miraba sin entender mucho, ignorando lo cerca que se encontraban sus rostros, solo podía pensar en que Willy brillaba más que nunca, en que los ojos de Willy lucían radiantes y calmos, en que estando con él todo parecía estar bien... Por un momento, dejó de pensar en Rubén.

-Samuel, eres la persona a quien más amo.

Las palabras de Willy estaban cargadas de seguridad, en ningún momento titubeó o dudó. Estaba seguro de sus sentimientos y estaba seguro en arriesgarse incluso si eso significase que Samuel lo rechazara y decidiera alejarse.

Confiaba en sus sentimientos.

Confiaba en Samuel

Confiaba en que, incluso si no es ahora, en el futuro Samuel iría aceptando sus sentimientos.

Pero necesitaba que fuese consciente de ellos, necesitaba que Samuel supiera lo que sentía, y que comenzara a considerar el ser algo más que simples amigos.

Las palabras causaron un gran impacto en el castaño. Lo único en lo que podía pensar era en los momentos que vivió con Willy; en la gran mayoría de ellos ambos sonreían, y aunque hubo momentos amargos, siempre fue por tonterías que se solucionaban en minutos.

Willy tenía razón, siempre han estado juntos, Willy fue la persona que más lo apoyó después del accidente, Willy era la persona que más lo entendía, con quien mejor se llevaba, con quien más seguro se sentía y, sin embargo, Samuel no tenía claros sus sentimientos hacia él.

El morocho mantenía su mirada fija en Samuel, esperando alguna respuesta.

"Yo... Guille... creo que tengo claro que eres lo que necesito e incluso si no es así, entonces estoy seguro de que eres lo mejor para mí. Así que... creo que es mejor intentarlo a seguir buscando algo que ni siquiera sé qué es".

Samuel se acercó más como respuesta, sin decir nada pues de repente un nudo en la garganta le impedía hablar claramente. Willy entendió la acción e instintivamente ladeó su cabeza y cerró los ojos.

Sus respiraciones chocando la una con la otra, sus labios a escasos centímetros, una noche esplendida adornando el ambiente, la grandeza de la ciudad bajo ellos, el momento perfecto e ideal para un beso que terminaría por aclarar todos sus problemas.

Y así, en la gran ciudad de Madrid; mientras algunas personas se amaban con ternura, otras se arriesgaban por todo y otras más se arrepentían de sus acciones; había un chico peliblanco con el corazón roto, decidido a abandonar todo por alguien a quien amaba.

Lo que recuerda de mí || RUBEGETTAWhere stories live. Discover now