━━ 1. bienvenida.

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La manera en la que su presencia inundaba el paddock había hecho saber a todos los que la habían conocido que había vuelto.

Bianca Wolff nunca había sido el tipo de chica que hacía cosas por llamar la atención, después de todo nunca la había necesitado. Sin embargo, tenía algo que hacía que todos voltearan a verla. Tal vez era su largo cabello o sus hermosos ojos, tal vez la fuerte presencia que había heredado de su padre, o sus sonrisas que le regalaba a cualquiera, pero la verdad era que todos volteaban a verla a dondequiera que fuera.

Una vez que acordó con su padre que volvería al paddock luego de 6 años fuera, la alemana se encontraba por entrar al circuito de Bahrein, mientras que por los garages ya corría el rumor de que la hija de Toto Wolff volvería.

—¡Bianca!—.

La rubia, que apenas entraba al recinto, se volteó al escuchar aquella voz familiar.

—¡Lew!—Dijo Bianca mientras se acercaba a abrazar al piloto británico.

En cuanto se acercaron lo suficiente, Bianca envolvió sus piernas al rededor de la cintura del más alto, mientras Lewis le devolvía el abrazo y ocultaba la cabeza de la rubia en su cuello, como si la quisiera proteger de todo y todos. Las risas entre los dos se hacían presentes, y solo se apartaron cuando cierto australiano se apareció por detrás de la alemana.

—Yo también existo.—Dijo el hombre con un marcado acento.

—¡Danny!, cuanto te extrañe—.

Bianca abrazó a Ricciardo mientras este reía y Carlos se acercaba luego de haber escuchado que la rubia había vuelto al paddock.

—¡Carlos!

—¡Bianca! cuanto tiempo sin verte en forma, princesa—.

Bianca se ruborizo un poco al escuchar al español, después de todo siempre había sentido cierta atracción hacía él. Aún así, ellos fueron los únicos que no se abrazaron. Bianca conocía a Carlos y sabía que era demasiado tímido, incluso con quienes conocía bien.

Los cuatro hombres se encontraban rodeando a la alemana, abrumándola con preguntas sobre su viaje y sus planes. Lewis notó que se estaba comenzó a cansar de responder tantas cosas.

—Chicos, lo lamento, pero creo que tendremos que irnos.—Pausó un momento—Toto me pidió específicamente que cuando Bianca llegara la llevara al garage con él, si me tardo un minuto más me gritara por horas.

forbidden kisses | sebastian vettel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora