besos prohibidos | sebastian vettel
- sus besos sabían a champagne y locura,
sus manos sobre su cintura se sentían correctas,
su aroma a colonia costosa se mezclaba
perfectamente con el olor a deseo de ella.
no era correcto, ya se lo habían adverti...
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Lance Stroll siempre había estado enamorado de Bianca Wolff, al menos desde que podía recordar.
La vió por primera vez en una carrera de fórmula 4, una que por alguna razón el nuevo presidente ejecutivo de Mercedes y su hija veían.
Desde ese momento algo sobre ella llamó su atención, pero no trató de hacer nada, no preguntó ni su nombre, simplemente la observó.
La siguiente ves que la vió fue un par de años después, cuando ganó el campeonato de fórmula 3. Estaba ahí junto con su padre, pero esta vez ambos sabían que era porque el equipo al que Stroll pertenecía usaba motores de Mercedes.
Por alguna razón esa última victoria se la dedicó, en su mente, a Bianca. Pero de nuevo, Lance no sabía su nombre ni se atrevió a preguntarlo.
Nunca supo porque lo había hecho, simplemente sabía que era una chica hermosa y, dadas las interacciones que veía con otros pilotos y en general otras personas, podía intuir que su personalidad también era hermosa. No sabía nada de ella, solo que le gustaba, que le gustaba muchísimo.
(...)
—¡Bianca!
—¡Lance!, ¿cómo has estado?
—Bien, ¿y tú?. No hemos hablado desde Australia.
—¡Oh!, ni que lo digas. He estado muy ocupada ayudando a papá con varias cosas.
—No te preocupes.
—¿Cómo está el tuyo por cierto?
—¿Mi papá? excelente, gracias por preguntar.
—Me alegro mucho—.
Bianca le sonrió a Lance amablemente, y él le devolvió una sonrisa boba.
El silencio que se produjo fue incómodo, y Bianca buscaba una excusa para irse cuando Lance habló.
—Sabes—Lance comenzó a tartamudear—Tal vez podríamos ir a cenar algún día—.
Bianca ladeó ligeramente su cabeza, como pidiendo una explicación o que elaborara más la idea.
—Ya sabes, podríamos hablar y así, hace un tiempo que no lo hacemos.
