besos prohibidos | sebastian vettel
- sus besos sabían a champagne y locura,
sus manos sobre su cintura se sentían correctas,
su aroma a colonia costosa se mezclaba
perfectamente con el olor a deseo de ella.
no era correcto, ya se lo habían adverti...
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A pesar de estar cumpliendo 36 años, Sebastian Vettel quería que su fiesta de cumpleaños fuera de disfraces, tal y como la de un niño pequeño.
Al escuchar la idea al inicio, Bianca rió, pero supo que Sebastian hablaba enserio cuando frunció las cejas, confundido por su risa.
Pero tal vez lo más infantil de la situación era el hecho de que él no le había querido decirle de que se disfrazaría porque se supone que sería una sorpresa, al menos para ella.
—Eso no tiene sentido.
—¿Y por qué no?
—¿Qué tal si alguien se disfraza de lo mismo que tú?—.
Dudó su respuesta un momento.
—Pues entonces le pediré que se vaya—.
Bianca lo miraba incrédula, y él sonreía como un niño pequeño.
—No voy a usar un disfraz para un cumpleaños, ya no tengo nueve años—.
Frunció el ceño, como si estuviera enojado.
—Es divertido.
—Tal vez para Halloween, Seb—.
Se paró de la mesa en donde estaban sentados para tirar la basura de su paleta, y Bianca lo siguió.
—Pues lo harás.
—No.
—Si.
—No.
—Si no, no irás a mi fiesta—.
Abrió la boca, fingiendo dolor y sorpresa.
—No harías eso.
—¿Y por qué no?—La miró—Tú no puedes ni usar un disfraz para mi—.
Hubo algo en el doble sentido que percibió en su tono de voz que la hizo sonrojarse.
—¡Bien! lo haré—.
Sebastian sonrió, orgullo de si mismo.
—Pero tendrás que decirme de que te disfrazarás.
—No.
—Si.
—¿Y por qué haría eso, linda?
—Para que nuestros disfraces sean...—.
No continuó. Se sentía avergonzada de tan solo haberlo pensado.
—¿Sean...?
—Olvídalo—.
Entonces una luz se encendió en el cerebro del alemán dándole una idea.
—¿Querías que tuviéramos disfraces que combinarán?
