━━ 10. interrupción.

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Habían pasado ya un par de horas desde que no veía a Sebastian.

La sala donde se encontraba era grande, y había tantos invitados que Bianca no sabía como es que Sebastian los conocía a todos.

La alemana ya había bailado con Daniel, con Max, con George, e incluso con Lance, que no le había quitado los ojos de encima.

Los regaños de Lewis por las intenciones del vestido no habían estado ausentes, pero a la alemana no le importaban, todo lo que quería era encontrarse con Sebastian de nuevo, y el piloto vestido de Joker no podría evitarlo.

Bianca estaba en el bar que Vettel tenía en su sala, y no se le ocurrió nada más que pedir un whiskey en la barra vacía.

Y luego pidió un cóctel.

Y apuntó de ordenar uno más, su mirada conectó con una alemana que la hizo sonreír, e hizo que su sonrisa se ensanchara aún más el hecho de que Sebastian se fuera acercando a ella.

—Bianca—.

Su voz tenía un tono ligeramente distinto al usual, probablemente a causa del alcohol que había ingerido y que se podía oler.

—Seb, feliz cumpleaños—.

Sebastian sonrió.

—Gracias de nuevo, linda, realmente me alegra que estes aquí.

—¿Enserio?, porqué no te había visto en toda la fiesta desde que llegue—.

Sebastian ya había ordenado dos martinis, uno para él y otro para ella.

—Lamento tenerte tan descuidada, tengo mucha gente que saludar, mi intención nunca fue hacerte sentir sola, cariño—.

Bianca sonrió apenada y le dio un sorbo a su bebida, acto seguido abrió ligeramente los ojos y la despegó de su boca.

—¿Pasa algo?

—Soy una tonta—.

Sebastian sonrió divertido, pero seguía sin entender su reacción.

—¿Por qué lo dices?

—Olvide tu regalo.

—¿Eso?

—Lo lamento muchísimo, Seb, realmente lo hago, quería traerte un regalo, estaba tan ocupada en el disfraz para la fiesta que olvidé completamente el regalo de cumpleaños.

—¿Enserio? creí que eras tú, te ves como un regalo de cumpleaños—.

Bianca se lamió rápidamente los labios, y tal vez era el efecto del alcohol el que la hacía pensar en tantas cosas, pero no podía evitar seguirle el juego, nunca podía.

forbidden kisses | sebastian vettel Where stories live. Discover now