━━ 12. café.

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Las manos le sudaban ligeramente cuando sus dedos tocaron la palanca de la puerta, pero aún así la tomó para abrirla, y suspiró ligeramente cuando sintió el calor del lugar y su olor a vainilla y canela.

Ella miraba hacia bajo, ojos fijos en el café negro dentro de su taza blanca de porcelana.

Odiaba el café negro, él sabía eso.

—Bianca—.

Él la saludó y ella le sonrió y se levantó para envolverlo en un abrazo.

—Me alegra muchísimo verte, Lance—.

Él le devolvió la sonrisa y se sentó frente a ella en la pequeña mesa circular color caoba, pidió un latte mientras miraba de reojo como ella jugaba con algún objeto que se había encontrado en su bolsa negra, probablemente alguna pelota antiestrés o un labial.

—Lance.

—Bianca.

—Lamentó lo de anoche—.

Él le sonrió.

—No es un problema, Bi, nunca lo eres—.

Sin embargo ella no le pudo corresponder la sonrisa, porque se seguía sintiendo igual de culpable que antes.

—Necesito—Pareció pensarlo un momento y tomó aire—Necesito un favor, Lance.

—Soy todo oídos.

—He estado viendo a alguien...—.

La sonrisa en los labios del canadiense decayó, se esfumó, fue borrada con lentitud hasta volver a formarse falsamente.

—¡Me alegra mucho, Bi!—.

Ella le sonrió, sabía que no era así y eso la hacía sentir aún peor, ella ya tenía muchas sospechas de que el piloto tenía un crush en ella.

Si tan solo supiera que estaba enamorado.

—Gracias, Lance—.

Le trajeron su café, le dió un largo sorbo y el ambiente rápidamente se tensó con incomodidad.

—Mi papá—Comenzó la alemana—Bueno, ya sabes cómo es mi papá.

—¿Alto?

—Iba a decir sobreprotector, pero si, supongo que también es alto—Ella rió ligeramente mientras el sonreía de lado.

—¿Así que a él no le agrada que estes con este chico?

—Aún no lo conoce, pero créeme, lo mataría si supiera quien es—.

Lance sonrió divertido como si verdaderamente le fuera divertida la situación.

—Pero tú le agradas—.

El piloto levantó las cejas, asombrado.

—¿Yo?

—Si, tú—.

Sonrió.
No solo le agradaba a uno de los hombres más intimidantes e importantes en el paddock, si no también al padre de la mujer de sus sueños.

—Y es por eso que necesito que finjas salir conmigo—.

Las palabras hicieron a Lance ahogarse con el sorbo de latte que se estaba tomando, y Bianca tuvo que levantarse a ayudarlo para que la bebida no lo terminara matando.

—Lo lamento.

—Está bien, yo lo lamento, lo lo dije muy rápido, no se en que estoy pensando realmente—.

Y eso no era mentira, realmente no sabía que hacía pidiéndole eso a alguien.

—¿Entonces quieres que salga contigo?

—Que finjas salir conmigo—Lo corrigió.

—Bueno, eso.

—Si, solo frente a mi padre, ya sabes, para que no se preocupe por con quien estoy realmente—.

—¿Y realmente es tan malo que lo quieres ocultar de todo el mundo?

—No es malo, solo es...—dudó en cuál era la elección de palabras correctas—extraño—.

Él levantó la ceja, entre incredulidad, diversión y duda. Justo como su padre.

—Entonces, ¿qué dices?—.

Un silencio incómodamente letal se apropió de la mesa y de sus comensales.

Dudó mucho.

¿Realmente iba a aceptar fingir salir con alguien?

Por un lado sería con Bianca Wolff, la Bianca Wolff, la mujer de sus sueños, la chica de la que había estado enamorado desde sus días en fórmula tres, la rubia con la que aún soñaba despierto algunas veces.

Por el otro, era fingir, fingir porque ella tenía a alguien más, alguien que no era él.

Pero por el primero, ¿cuántas novelas de amor no había leído, pensando en ella, en las que dos personas que fingían salir terminaban perdidamente enamoradas?

¿Se estaría rebajando mucho si dijera que si?

Bianca lo miraba, atenta a su repuesta, preguntándose como era posible que realmente le hubiera preguntado eso a alguien, que le hubiera pedido ese favor a él.

Cuando la verdad se supiera todo sería peor
¡Por Dios! Eran compañeros de equipo, eran algo así como amigos aún fuera del circuito.

—De acuerdo, lo haré—.

Y así fue como Bianca le sonrió y se levantó de la mesa para abrazarlo, y le dijo más de mil veces lo agradecida que estaba con él.

¿En qué se habían metido y por qué pensaron que era una buena idea?











nota del autor;
hola, se que este capítulo
es muy corto, pronto voy a subir
el próximo, les prometo que
va a ser más largo :)

forbidden kisses | sebastian vettel Where stories live. Discover now