Capítulo 9

43 8 5
                                    

—No mamá, no he quemado nada todavía. A veces me atraso en cuando debo planchar, secar, pintar y eso, pero nada grave —comenté hablando por teléfono.

—Ten mucho cuidado. Mantente pendiente de los detalles para que tu torpeza no te juegue una mala pasada. —sugirió preocupada.

—Sí mamá.

—¡Cuidado! —gritó alguien.

Al girarme vi a un chico venir en patineta a gran velocidad y me quedé helada, pero alguien más me aguanto el brazo y me hizo retroceder; Leonardo. El chico de la patineta nos paso por el lado y yo pude relajarlo

—Gracias Leo, me has evitado una fuerte caída.

—Te dije que lo haría —recordó poniendo su mano sobre mi cabeza y regandome el pelo—. Hola albina que...

Tape su boca con una mano y puse mi teléfono al lado de mi oído.

—Mamá, luego te llamo.

—¿Estás bien hija? —cuestionó preocupada.

—Sí mami, estoy perfecta. Besos —dije con tono tranquilo y colgué.

Destape la boca de Leonardo DiCaprio y guarde mi teléfono; sabía que era Leo por lo visto y comprobado.

—¿Cómo estás? —preguntamos al unísono.

Ambos nos regalamos una sonrisa y Leo aguanto una de mis manos poniendo palma con palma, luego entrelazo nuestros dedos. Yo observé aquel gesto con sorpresa y luego miré a Leonardo.

—Te quiero enseñar algo —mencionó amistoso—. Tú sígueme.

Obedecí en silencio su petición y estuve tomada de su mano todo el transcurso del camino. Entramos a una tienda y nos detuvimos frente a una chica.

—Hola Verónica, vengo a buscar una patineta —indico Leonardo.

—De acuerdo bonito, con gusto te enseño las patinetas, pero si deseas podemos salir más tarde.

—No me coquetees, tengo novia —dijo Leo muy serio y me señalo—. Ella es Tulipán, somos novios desde hace casi un mes.

Me sonroje completamente al oír aquello y cuando Verónica me miro solo asentí.

—Que lástima. Bueno, finge que nunca te coquetee.

Verónica se encogio de hombros y camino por las estanterías hasta la más alejada. Yo miré a Leonardo mal y él sonrio inocentemente.

—No soy tu novia —murmure con reproche—. No me uses para mentir.

—Claro que eres mi novia querida, incluso nos besamos —bromeó rodeando con ambos brazos mi cintura.

—Basta —ordené sonrojandome.

Leonardo DiCaprio beso la punta de mi nariz y yo me puse más roja. Le empuje y di un paso atrás chocando con una estantería y tumbandola sin querer; horrorizada y apenada la puse en pie y me agache a recoger las cosas con rapidez. Habían anillos, collares, pulsos, zapatos de chico y de chica, relojes, carteras, lámparas, velas y objetos decorativos.

Observé de reojo a Leonardo ayudarme a recoger las cosas y me puse incómoda al notar que llegaba Verónica y se nos unía en la recogida.

—Lo siento mucho Verónica —exprese avergonzada.

—Yo lo siento, fue mi culpa por hacer que mi novia se molestará —dijo Leonardo y me miro tomándome la mano—. Lo siento Tuli, sabes como es mi personalidad, espero que me perdones querida.

Bufé apartando mi mano y terminé de recoger las cosas para girarme dispuesta a irme, sin embargo resbale y caí al piso. Instintivamente Leonardo me ayudo a levantarme y me miro preocupado.

—¿Estás bien Tuli?

—Déjame —murmure molesta.

—Quiero que me ayudes a escoger mi patineta —dijo sincero—. Por favor.

—No.

—Me rompiste a Patricio, ahora me tienes que ayudar como recompensa.

Suspiré y me resigne a ayudarlo. Verónica nos mostro varias patinetas pero al final escogimos una y por sugerencia mía la llamamos Jacinto. Leo ni siquiera discutio el nombre.

Tras eso me fui ignorando a Leonardo porque todavía seguía molesta.

Reina de la torpezaWhere stories live. Discover now