6. Un equipo

269 26 0
                                    

Después de lo ocurrido, Mond se pasó recordándome lo bien que lo habíamos pasado y todo el tiempo que compartíamos se mostraba especialmente atento conmigo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Después de lo ocurrido, Mond se pasó recordándome lo bien que lo habíamos pasado y todo el tiempo que compartíamos se mostraba especialmente atento conmigo. Pero no volvimos a hacer nada, ni siquiera cuando nos tocaba la guardia juntos y nos quedábamos a solas.

Los días transcurrían entre idas y venidas, comidas grupales con aquellos de mi guardia que eran con los que más confianza tenía porque y ya empezaban a aceptarme como parte del grupo. La alarma sonaba continuamente, atendíamos llamados de todo tipo, desde liberar a una anciana que se había quedado atrapada en su closet, rescatar mascotas, ayudar a los paramédicos en accidentes de auto, hasta pequeños incendios en el centro de la ciudad.

La primera vez que me tocó salir ante un llamado de fuego —en un restaurant— recibí ayuda de mis compañeros, como equipo, para manejar la manguera y algunos de ellos, quizá, sacaron provecho de la situación, quizá más de la cuenta, pegándose demasiado a mí y rozándose contra mi trasero cuanto querían, pero eso era algo de lo que no me podía quejar, pues estar al lado de esos preciosos hombres vestidos con su uniforme de bomberos, era mi sueño hecho realidad, aunque terminara molido al final del día. Yo disfrutaba mucho mi trabajo, escuchar el agradecimiento de las personas que rescataba, llenaba de satisfacción mi corazón, además, después de un día duro de trabajo, otro grupo —el de retén— se encargaba de estar alerta, mientras nosotros teníamos un merecido descanso.

»En una ocasión, los primeros días, ingresé al dormitorio después de una tarde agotadora dando mantenimiento a la maquinaria y me encontré con varios de mis compañeros y otros que no había podido conocer hasta ese día, que apenas me vieron entrar detuvieron todo movimiento.

—¿Qué sucede? —les pregunté.

—Nada en particular, es sólo que esta es la primera vez que coincidimos aquí, justo a la hora de vestirnos. —se animó a responder Oab.

—¡Oye! —Le dije— ¿pues quién soy?¿Un pervertido? —Traté de lucir indignado y Oab me miró confundido— ¿Quedamos en que soy parte del grupo no? somos un equipo... —dije mientras me quitaba los pantalones quedando sólo con mis cortos slip y una camiseta ceñida que marcaba mis pectorales, listo para dormir.

—¡Joder! —oí decir sorprendido a uno de los desconocidos y sonreí, al igual que Mew, quien también se empezó a desvestir, quedando sin camiseta, mostrándome su precioso torso desnudo y su tableta de abdominales bien marcados.

Cuando bajó sus pantalones, no se olvidó de ofrecerme un espectáculo digno de admirar, su culo redondito cubierto con unos boxer blancos bien ajustados y cuando se volteó, la vista sólo mejoró para mí porque su enorme bulto parecía querer desparramarse por todos lados. Al parecer empalmadísimo por mí, porque no me quitaba la vista de encima.

Minutos después la habitación estaba llena de cuerpos desnudos, bueno en calzoncillos, y mientras ellos se mostraban menos incómodos, yo me ponía nervioso.

Me dirigí al baño para asearme, meneando el trasero más de lo debido, sabiendo que todos esos hombres estaban devorándome con la mirada y algunos de ellos me siguieron apresuradamente, para hacer lo mismo, junto a mí. Yo trataba de aparentar que estaba tranquilo cuando por dentro estaba ardiendo, demasiado cachondo.

Al final, tras ese juego ardiente y miradas de deseo, cada uno ocupó una cama. Desde mi litera pude ver —en medio de la penumbra— los cuerpos de algunos que iban quedándose dormidos, pero en una litera contigua a la mía uno de mis compañeros estaba dando atención a su enorme y gruesa polla. Pude ver todo el espectáculo y disfrutarlo, porque no pude evitar masturbarme también, por su culpa. Intenté con todas mis fuerzas ser silencioso, cubriendo mis gemidos con la almohada, pero sinceramente en ese momento lo único que quería era saltar a esa litera, y sentir esa polla dentro de mí. Pero no lo hice y tras un maravilloso orgasmo, me quedé dormido.

La rutina fue la misma durante el día siguiente. Y ya por la noche al cumplirse el tiempo de nuestra guardia, decidí regalarles un nuevo espectáculo a mis compañeros. Me metí completamente desnudo a la ducha y después de relajar mi cuerpo bajo el chorro de agua caliente, acariciándome más de lo normal y haciendo movimientos muy sensuales, decidí salir envuelto en una toalla, decepcionando a más de uno, pero no por mucho tiempo, porque una vez llegué a mi casillero me despojé de la toalla, quedando completamente desnudo frente a todos.

Me encantaba sentir sus miradas sobre mi cuerpo, saber que los ponía tan cachondos como ellos a mí, me fascinaba.

A propósito, tardé más de lo debido en vestirme, dejando que todos disfrutaran de mi desnudez, haciendo poses que destacaban mi culo y tocándome la polla de vez en cuando. A propósito, también, dejé caer mi slip tipo tanga al suelo agachándome por completo y empinando el trasero, como si estuviera esperando que alguno de esos hombres corriera y me atravesara con su polla. Eso no ocurrió, pero en cambio escuché los gemidos ahogados de muchos.

Cuando terminé de vestirme vi que Mew, mi bombero castaño favorito, con su camisa totalmente abierta, exhibiendo su perfecto torso, y enfundado en unos ceñidos vaqueros que le quedaban de miedo, se acercaba a mí, bueno no a mí, sino a su casillero que estaba cerca al mío.

—¿Todo bien? —me preguntó

—Cansado, pero bien. Gracias

—Todos queremos que te sientas a gusto, ya sabes, somos un equipo y siempre tenemos que protegernos mutuamente. —añadió mostrándome el puño para chocarlo con el mío, además de regalarme su bella sonrisa.

Por unos minutos, me quedé embobado observando cada milímetro de su torso y casi no pude apartar mi mirada de su culo y todo ese cuerpazo del que era dueño. Sus potentes brazos y sus manos venosas que se tensaban cuando se abrochaba la camisa.

¡Joder, qué bueno estaba, el muy maldito!

—¿Has terminado de cambiarte? —preguntó, haciendo que saliera de mi ensimismamiento. Y luego sonrió de lado y me guiñó un ojo, el muy granuja.

—Eh... sí. —dije poniéndome frente a él, para que viera como mis pezones estaban marcándose claramente en la tela de mi camiseta.

—Y estás guapísimo, además. —añadió recorriendo mi cuerpo con la mirada.

—Igual que tú, el castaño te sienta... ¿Ya no parecemos bomberos?

—Los bomberos no dejamos de serlo nunca, siempre estamos preparados, aunque estemos desnudos, pero tú te ves extremadamente sexy. —Le sonreí y él a mí— Off, Mond y yo iremos por unos tragos ¿quieres unirte a nosotros?

—¡Claro!

—Genial, entonces vamos.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Fuego en el corazón - OffGun 🔥 (+18) - HP8Where stories live. Discover now