Capítulo XI Siete Noches

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  Una noche en donde las calles se encontraban desoladas y el frío viento era el que se apoderaba de la ciudad, la mayoría de los ciudadanos se encontraban en sus camas acurrucados bajos sus mantas, otros solo miraban la televisión o sus teléfonos en las penumbras de sus habitaciones y otros solo se divertían en alguna discoteca o el primer bar cercano a sus casas. A excepción de ocho jóvenes que se reunían cada tres noches a la semana en el mismo lugar con solo un objetivo en mente, acabar el juego sin morir en el intento.

La única luz que iluminaba el bunquer eran las lámparas de velas que colgaban de los extremos de las paredes junto a las velas que se encontraban sobre la mesa que era rodeada por ocho jóvenes encapuchados, la misma vestimenta de la primera ronda. Cada uno con la mirada fija en el tablero observando los dados caer manteniéndose en movimiento por varios segundos hasta detenerse en su objetivo, torturar a los presentes.

El juego lo sabía, sabía que debía atacar poco a poco a cada uno de sus jugadores hasta que estos se cansaran de jugar y se rindieran antes de poder comenzar la siguiente ronda, el juego acabaría con ellos o lo haría el cuervo, cualquiera de los dos era una buena opción a la hora de volver loca a una persona.

Por otro lado, los chicos no eran idiotas, sabían que el juego tenía mente propia y quería acabar con ellos los más pronto posible para obtener nuevos jugadores a los cuales destruir sin remordimiento alguno, sabían que en cualquier momento el juego podría estar un paso más delante de ellos así que ellos procuraron ser cautelosos con cada movimiento que dieran dentro y fuera de las partidas, el cuervo jamás deja de observarlos y el juego nunca se queda en pausa. Pero ellos querían más, ellos no estaban dispuestos a rendirse hasta que la última carta sea tomada y la última figura llegue a la meta, irían dos pasos adelante del juego, aunque eso podría costarles más de lo que pueden imaginar.

El juego siempre le desea buena suerte sus jugadores... ¿o buena muerte?

La partida transcurría de manera normal, todo tranquilo y silencioso, estaban a punto de terminar la quinta ronda cuando en el último turno el menor de ellos lanzo los dados obteniendo un número y símbolo que llamó la atención de los demás presentes quienes se pusieron en alerta al escuchar varios ruidos provenientes de la entrada a la sala de juegos.

+8 —Habló Seungmin mirando uno de los dados—

+Runa Yr —Le siguió Changbin mirando el dado frente a él—

Escucharon otro fuerte ruido proveniente del pasillo, el mayor de todos miró hacía la puerta durante unos segundos para después clavar su mirada en Jeongin quien se veía indeciso en tomar o no la carta frente a él.

+Jeongin —El mayor llamó la atención de este haciendo que lo mirara—

+Hyung, yo...

+Jeongin, revela esa carta —Lo interrumpió usando un tono de voz más serio y demandante-

El menor soltó un leve suspiro tomando la carta suavemente y voltearla en el medio de la mesa dejando que todos pudieran leer su contenido.

Cada uno de ustedes será esta noche la representación de un pecado capital y uno de ustedes será el juez del lugar.

Los ocho se miraron entre sí tratando de entender el significado de esa carta, ¿pecados capitales? Se supone que la partida está a punto de cerrar, no podían seguir extendiendo la sesión de esa noche por esa carta.

+No lo entiendo, ¿cómo haremos algo así? —Preguntó Félix frunciendo levemente el ceño confundido ante aquella misión—

+Tal vez no somos nosotros los que debemos escoger —Sugirió Hyunjin tomando la carta—

Winter Falls [Lee Know]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora