Winter Falls [Lee Know]

XXXVII The End

Alysa

+Lix –Miré a Félix sentado a mi lado en el parque junto a Hermanito–

+Dime

+¿Crees en la suerte?

+Depende, la suerte existe, hay quienes tienen mucha –Me miró– ¿Por?

+Boecio decía que no hay que basar nuestra vida en pilares tan débiles como los de la suerte

+Bueno, tal vez nuestra vida puede tener algo de suerte en ella

+Tal vez la razón humana es la culpable de que nuestro pensamiento sea tan positivo ante el peligro

+La razón humana es capaz de perdonar cualquier error

+Creo que por ese motivo los humanos somos tan débiles en razonamiento en el valor del perdón –Suspiré acostandome en la grama junto a Félix– ¿Estás preparado?

+No, ¿Y tú?

+No, pero Epicuro decía que no debemos temerle a la muerte, mientras vivimos ella no está presente, cuando morimos ella aparece; no debemos temerle mientras estemos vivimos, aunque últimamente he pensado que no somos nosotros los que tenemos miedo en este momento

+¿Entonces?

+Él tiene miedo

+¿Por qué los dices?

+No lo sé, puede ser que solo sea un pensamiento erróneo, pero la posibilidad está ahí

+Es atinarle a la suerte

+Sí, si es que está de nuestro lado...

Minho

+Minho, ¿Qué tan seguro estás de la victoria? –Preguntó Chan–

+No estoy seguro de ganar, solo sé que jugaré bien y tendré la victoria si soy buen jugador –Me senté en la cama mirando el tablero en la mesa– él me oye en las noches, pronto ser irá de aquí

+Es perturbador que duermas con el enemigo

+Créeme, no puede tocarme mientras duermo, está acabado si lo hace

+¿Has pensado en el trato que hiciste?

+Sí, pero no hay marcha atrás

+Aun podrías arrepentirte

+No lo haré, he llegado muy lejos para arrepentirme

+Solo te digo que tal vez cometiste un error en hacer el trato sin consultarnos, los chicos se van a enojar

+Si siguen vivos me lo agradecerán –Me levanté y caminé hacia el tablero–

+Sí, ten fe de que la suerte este de nuestro lado

+Sí, la suerte...

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  La mirada de Alysa viajaba varias veces de sus manos hacía el espejo frente a ella, parecía no reconocer a la persona que se encontraba reflejada en aquel cristal.

   Su cuerpo estaba siendo cubierto por aquel fino vestido que había sido entregado a ella hace dos días, este resaltaba perfectamente la parte superior de su cuerpo marcando su cintura dejando completamente sueltas sus caderas gracias a la sencillez del vestido en la parte inferior. Llevaba puestas unas botas negras con una leve elevación de tacón corrido de aproximadamente dos dedos y medio. Su cabello completamente suelto llegando hasta la mitad de su cintura con leves ondulaciones en las puntas. Su cara estaba completamente limpia, había decidido dejarla libre de maquillaje, lo único que se había colocado era un labial tono nude cocoa con un poco de humectante en los labios, un leve toque de sombra oscura en los párpados y el rizador de pestañas para acabar.